viernes, 23 de agosto de 2002

Capítulo 4: –¡Dawai, Fritz!

Entonces empezó a caminar sólo. Pronto se encontró con otros más, que marchaban sucios y derrotados al Este. Pasaban por ruinas y restos ardientes de vehículos; y veían una pancarta colosal con la imagen de Stalin y con una inscripción. Los vencedores la habían colocado en muchos pueblos conquistados:
Los Hitler vienen y se van, el pueblo alemán se queda“
Fritz no entendía esta frase, que en realidad resumía la intención de la política soviética de posguerra:
¿Sería ahora Alemania toda soviética? ¿Se cumpliría el ardiente deseo de Lenin casi treinta años después de la Revolución de Octubre?
Fritz se veía transformado en prisionero de guerra. Era un hombre sin nombre individual, sin características personales.
Su existencia no tenía importancia ninguna.

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