Beine hat uns zwei gegeben
Gott der Herr, um fortzustreben,
Wollte nicht, daß an der Scholle
Unsre Menschheit kleben solle.
Um ein Stillstandsknecht zu sein,
Gnügte uns ein einzges Bein.
Augen gab uns Gott ein Paar,
Daß wir schauen rein und klar;
Um zu glauben was wir lesen,
Wär ein Auge gnug gewesen.
Gott versah uns mit zwei Händen,
Daß wir doppelt Gutes spenden;
Nicht um doppelt zuzugreifen
Und die Beute aufzuhäufen
In den großen Eisentruhn,
Wie gewisse Leute tun -
(Ihren Namen auszusprechen
Dürfen wir uns nicht erfrechen -
Hängen würden wir sie gern.
Doch sie sind so große Herrn,
Philanthropen, Ehrenmänner,
Manche sind auch unsre Gönner,
Und man macht aus deutschen Eichen
Keine Galgen für die Reichen.)
Gott gab uns nur eine Nase,
Weil wir zwei in einem Glase
Nicht hineinzubringen wüßten,
Und den Wein verschlappern müßten.
Gott gab uns nur einen Mund,
Weil zwei Mäuler ungesund.
Mit dem einen Maule schon
Schwätzt
zu viel der Erdensohn.
Wenn er doppeltmäulig wär,
Fräß und lög er auch noch mehr.
Hat er jetzt das Maul voll Brei,
Muß er schweigen unterdessen,
Hätt er aber Mäuler zwei,
Löge er sogar beim Fressen.
Als zur blonden Teutolinde
Ich in solcher Weise sprach,
Seufzte sie und sagte: Ach!
Freund, ich hab dir zugehört,
Und du hast mir gut erklärt,
Wie zum weisesten Behuf
Gott den Menschen zwiefach schuf
Augen, Ohren, Arm' und Bein',
Wahrend er ihm gab nur ein
Exemplar von Nas und Mund -
Doch nun sage mir den Grund:
Gott, der Schöpfer der Natur,
Warum schuf er einfach nur
Das skabröse Requisit,
Das der Mann gebraucht, damit
Er fortpflanze seine Rasse
Und zugleich sein Wasser lasse?
Teurer Freund, ein Duplikat
Wäre wahrlich hier vonnöten,
Um Funktionen zu vertreten,
Die so wichtig für den Staat
Wie fürs Individuum.
Eine Jungfrau von Gemüt
Muß sich schämen, wenn sie sieht,
Wie ihr höchstes Ideal
Wird entweiht so trivial!
Wie der Hochaltar der Minne
Wird zur ganz gemeinen Rinne!
Also Teutolinde sprach,
Und ich sagte ihr: Gemach!
Unklug wie die Weiber sind,
Du verstehst nicht, liebes Kind,
Was dem Menschen dient zum Seichen,
Damit schafft er seinesgleichen
Auf demselben Dudelsack
Spielt
dasselbe Lumpenpack.
Sobre Teleología
(traducción en prosa)
Dios, señor nuestro, nos ha dado
dos piernas para movernos y no quedarnos pegados sobre el terruño nuestro, como
suelen hacer los siervos de la gleba - inmóviles. Para hacer eso, bastaría una
sola pierna.
Ojos nos dió un par, para observar
con claravidencia y nitidez; para creer
en todo lo que estamos leyendo, suficiente habría sido tener uno solamente.
Dios nos ha dado dos manos para
hacer el doble de bien; y no para dos veces más atrapar un botín para guardarlo
en cajas fuertes, como están haciendo cierta gente. (Denunciar sus nombres, no
debemos atrevernos a tanto, aunque nos gustaría verlos ahorcados; pero son
señores pudientes, filántropos, hombres honrados, y mecenas son algunos de
ellos.
Además, nunca se construyen horcas
con la madera de los robles alemanes para colgar a los ricos.)
Dios solamente nos dió una sola
nariz, porque otra más no cabería en la copa de vino que bebemos, y se
derramaría el líquido; y Dios nos ha dado una sola boca, pero necesarias serían
dos bocas, porque con una boca el hijo de este mundo ya habla demasiado, y si
tuviera dos, aún mentiría más.
Y ahora, cuando tiene la boca
llena de comida, tiene que callarse, si tuviera dos, mentiría hasta cuando esté
comiendo.
Cuando hablé así a la rubita
Teutolinde, suspiraba ella y dijo:
–¡Ajá! amigo, te escuché
atentamente, y me explicaste cuánta sabiduría se empeñó en la creación del
hombre, todo duplicado: los ojos, los oidos, brazos y piernas, menos la nariz y
la boca.
Pero díme, ¿por qué el autor de la
naturaleza creó solamente un ejemplar
del requisito escabroso que el
hombre usa para procrear su clase y con el mismo desagua su vientre? Amigo mío
¿no estaría demás otro ejemplar para cumplir funciones tan necesarias para el
gobierno como para el indivíduo?
Porque una señorita sensible pasa
vergüenza, cuando observa como su ideal más alto es deshonrado tan vilmente,
cuando el altar mayor del Amor es transformado en un vil desagüe? –
Así habló Teutolinda.
Y yo le contesté así:
–Poco sensatas son las mujeres; no
entiendes de eso mi niña.
Lo que al hombre le sirve para
mear, con eso crea a sus semejantes; porque sobre la misma flauta toca la misma
canalla;
el mismo instrumento
desocupa aguas y levanta enaguas–
Nota:
Heinrich Heine no publicó estos versos, fueron encontrados
después de su muerte, escritos probable mente entre 1845 y 1856.
He escogido y traducido estos pasajes, tanto para lectores de
alemán como de español. Creo no precisan comentario.
No es demás, reirse de vez en cuanto con ayuda de un autor
clásico, poco conocido en el ambiente hispano.
Añado mis deseos de un Feliz Año Nuevo 2015.
friedrichmanfredpeter
diciembre 2014
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