Amerika, hast du es
besser?
¿Cómo te va, América?
variando palabras de J.W.Goethe.
"América
está peor", opina Stephan Richter[1] y menciona 45
puntos para sostener este juicio.
Me limitaré a traducir
algunos y exponer una breve reflexión; el lector - si quiere me acompañará.
¿Qué
dice Stephan Richter?
2.Muchos americanos ven su
nación como incomparable, modélica. Eso es un fallo trágico; aunque se repita
eso como sermón rutinario, el mundo actual exige capacidad de cambio y
adaptación, saber introducir ideas practicables de otros a la propia vida.
3.Si Obama no hubiese
cometido ni un solo fallo - nada habría cambiado, porque de hecho el país está
ingobernable: dos campos adversos se enfrentan y se bloquean mútuamente.
4.EEUU son - a pesar del progreso como ideología - una
sociedad estructuralmente conservadora; principios de democracia liberal lo van
a tener dificil de hacerse realidad en un tiempo previsible. -----
5.Hay que poner en duda el carácter
democrático de los EEUU; es un país donde menos del 50% de la población habitualmente
participan en elecciones. Más bien se trata de un régimen postfeudal, que
exhibe un carácter democrático pero de hecho se parece más al sistema electoral
por clases sociales prusiano ( Dreiklassenwahlrecht).
6.América tiene varios
problemas de tipo "Weimar"; el más complicado se llama "Tea
Party" que refleja una motivación antimoderna, la cual fue la causante del
hundimiento de la República de Weimar. Sucedió entonces lo mismo que
actualmente: un sector importante de la población pidió "¡detengan
este cambio, paren el mundo!"
Pretende recurrir a los
padres fundadores de la nación para declarar anticonstitucional lo que no les
conviene.<
¿Qué nos dicen estas observaciones?
Limitaré mi comentario a la crisis política y social de los años
veinte en Alemania. No soy competente de verificar la tesis del autor, si América
se encuentra ante un reto similar o no. El lector opinará.
La llamada "Krise
der Weimarer Republik" tenía un orígen profundo y escondido para la
primera vista.
¿Cómo era posible, que
un logro tan importante, un avance envidiable, la república establecida sobre
el Reich de Bismarck, acabara en un desastre?
A Alemania, debido a la
derrota en 1918, le había llegado la crisis de la era moderna. Los eventos
dramáticos suspenden toda continuidad, es ley histórica. Así, los problemas que se presentaron no pudieron
solucionarse con las recetas del ayer. Las élites no lograron liberarse de la
sombra del pasado. La sensación común era: ¡Que se pare el tiempo, que se
vuelva atrás! La desaparición precipitada del régimen monárquico no caló en
profundidad. Algo inesperado, inaudito había sucedido: Soldados extranjeros
sobre el suelo alemán, y la República no lo podía impedir. La mayoría social
quedó perpleja y atónita. La nueva república llevaba la etiqueta de la derrota
militar, resultado de lo que sintió como catástrofe histórica; algo inesperado
había sucedido: la predicada y creida superioridad alemana en los frentes no
era tal. Todo brillo y toda gloria desaparecieron; y ahora ¿qué y quién los iba a reemplazar?
– ¿Esa República llamada
de Weimar, porque en esa ciudad emblemática había que costituirse por temor al caos
reinante en Berlín?
–¿Ese estado mediocre y
desarmado, más teatral que real?
–¿Ese estado improvisado
con una clase obrera dividida entre integrados y opositores?
–¿Esa república que
seguía llamada Deutsches Reich y declarada culpable de una guerra iniciada
entre todos?
–¿Esa república militarmente inofensiva, pero con
un enorme potencial militarista escondido, con disposición a la revancha?
–¿Esa república
económicamente en bancarrota, colmada de deudas impagables?
La gente encorbatada
miraba asqueada esa novedad histórica esperando que sea transeunte, un
accidente; ya vendrá otra cosa después.
Este resentimiento
extendido sobre amplias capas de la sociedad hizo posible una aventura
tan absurda como la nazi.
Para la generación de
los años veinte, los que habían nacido alrededor del año 1900, la generación
del siglo, había llegado el punto vital culminante. Al no encontrar una
solución de sus problemas, tanto colectivos como privados, tomaron la decisión
de lanzarse al abismo: cualquier cosa, mejor que esa, debe venir. Así no
podemos continuar. Existe eso: un estado de sitio emocional y mental. Todo
pareció posible.
Y más, ninguna ciudad
era más sintomática que Berlin - una
ciudad que parecía estar bailando sobre un volcán. Muchos extranjeros se sintieron
atraídos por eso mismo; esta Alemania era fascinante. Berlin, capital de las
artes, de la literatura, de la moda, del cine, de teatro y de museos etc.; y al
mismo tiempo el lugar donde se vivía a diario la confrontación ideológica del
día, la moda política; revolución o contrarrevolución, puro exceso. ¡Heil
Moskau! o ¡Heil Hitler! gritos que inundaron las calles; manifestaciones a
diario, todos uniformados, todos cantando. Estas banderas rojas taparon y hasta hicieron
olvidar la tricolor de la República, el negro, gualda y rojo. Berlín y Múnich
fueron los escenarios de polémica y teatralidad extremas.
Todo allí se concentraba
y en muchos aspectos se parecía a lo que en la actualidad ejercen los EEUU
globalmente, una especie de foco dominante, un suceso tras otro, la movilización
permanente, acompañada de una creatividad, una era dorada de la cultura - similar
al eclipse del sol: cuando más bello se viste el día, es cuando acaba.
Richter compara la
situación actual en EEUU con la República de Weimar Alemana.
¿Se equivoca?
friedrichmanfredpeter diciembre14
[1] Stephan Richter, Amerika du hast es schlechter. FAZ ... 27.11.14
Stephan Richter ist Herausgeber und Chefredakteur des Online-Magazins
theglobalist.com und Präsident des Globalist Research Center.
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