Es war,
als hätt’ der Himmel
Die Erde
still geküßt,
Dass sie
im Blütenschimmer
Von ihm
nun träumen müsst'.
Die Luft
ging durch die Felder,
Die Ähren
wogten sacht,
Es
rauschten leis’ die Wälder,
So sternklar
war die Nacht.
Und meine
Seele spannte
Weit ihre
Flügel aus,
Flog
durch die stillen Lande,
Als flöge
sie nach Haus.
Noche de
luna
Fue, como si el cielo hubiese besado a la tierra/
Haciéndola soñar bajo el ardor de las flores/
El viento atravesando los campos meció los trigales/
Y dejó a los bosques sonar bajo la estrellada noche/
Y mi alma extendía sus alas sobre la tierra callada/
Y volaba en silencio como regresando a la casa/
¿Encontramos en este poema la síntesis
del espíritu romántico alemán?
El texto -publicado por primera vez en
1837- encontró su completud en la melodía de Robert Schumann https://www.youtube.com/watch?v=MDWEA3FveWs.
"Es perla de todas las
perlas" según Thomas Mann.
Eichendorff concentra su observación
sobre los elementos fundamentales de la naturaleza viva: la noche estrellada,
la tierra bajo el manto de flores, el viento moviendo trigales, y sobre todo
"das Rauschen" - el sonido de los bosques. Es una visión de la
naturaleza que exige piadosa contemplación;
tal se consigue desde una visión concentrada, la visión del vuelo del
alma sobre la tierra calmada.
El vuelo del alma es esencial. Pero,
¿de qué se trata?
¿Es un regreso a la infancia, a la
inocencia del comienzo de la vida? ¿O es un vuelo hacia el más allá de la vida,
a una patria desconocida, a la eterna morada del alma?
Eichendorff era muy católico,
silesiano; se le considera representante de la voz católica en la literatura alemana. Una noche
así, noche de luna llena, es como anticipo de aquel otro mundo donde todas las
penas desaparecerán del que la fantasía del poeta nos está dando un anticipo.
No es contradictorio que esa visión
evoque la infancia, cuando el alma vive aún en conformidad con el cantar
majestuoso de la naturaleza, cuando realidad y sueños se combinan y confunden.
Volamos… ¡todos sabíamos hacerlo en la primera infancia! Los misterios no nos
eran ajenos. Volver a casa es por lo tanto volar hacia lo que perdimos, cuando
nos cortaron las alas. ¡Deja que te
crezcan alas!- proclama el poema - ¡te
llevarán a casa!
He ahí la receta que el romántico
recomienda: comenzar a vivir de nuevo haciendo de la vida un renacer permanente;
vivir hacia adentro. Con ello, la voz del romántico cambia la mente mas no el mundo.
En la novela corta "Der Taugenichts" - Él no
vale nada, literalmente traducido- Eichendorff invierte también las necesidades y deseos: no es el mundo el
que debe cambiar; somos nosotros, los seres humanos (sus lectores, por lo
menos) los que debemos hacerlo; disponemos de un maravilloso equipaje para
cumplir esa misión: la fantasía, la inagotable reserva de nuestra creatividad.
Y bajo su tutela guiados, la suerte nos sonreirá, piensa Eichendorff.
"¡Seifenblasen - sie
platzten!" - bombas de jabón, que reventaron - .
(Igual sonaría la voz de Heinrich
Heine desde el lejano Paris).
Para el crítico literario Jürgen
Safranski, el romanticismo es un asunto alemán (eine deutsche Affäre), donde
ilusión y desilusión se acechan mutuamente, pero una no puede existir sin la
otra. Y una mirada al espejo nos recuerda a los que hemos sido mecidos en la
cuna de aquel idioma, que lo nuestro es esencialmente eso. Lo que Friedrich
Nietzsche llamaría posteriormente la desproporción sentimental y la explosión
racional inevitable.
Sigue siendo esta una marca original
de aquella tierra y de ahí han de nacer virtudes y vicios; las obras de
Eichendorff y de Heine los registran en el mejor de los tonos, el poético.
Heine da la razón a Eichendorff cuando
escribe:
"Wir besitzen im Luftreich des
Traumes die Herrschaft unbestritten" - somos
dueños en el imperio de los sueños -
Estimada lectora o lector - si no lo
crees… observa la prensa de todos los días, luego lee mis textos:
Ahí seguimos, románticos, tal como
Eichendorff y Heine y la lengua materna nos diseñaron.
friedrichmanfredpeter enero 2015
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