¿Existe el ‘Pro -semitismo’?
El término ‘antisemitismo’ está ampliamente difundido en los
discursos alrededor de la existencia de comunidades judías por el mundo entero. Fueron elaboradas numerosas explicaciones,
todas sobre la situación excepcional de
los judíos durante miles de años de su compleja historia.
El antisemitismo moderno es la actualización del viejo tema
de la marginalización de los judíos, que ha ido desde la exclusión social a la
reclusión en la estrechez de los ‘Ghetto / Gueto’; (y la punta dolorosa y
penosa del iceberg que fueran los campos de concentración y el Holocusto Nazi).
¿Cómo ha reaccionado la comunidad judía a eso?
La respuesta moderna ha sido el ‘sionismo’, en voz potente de Moisés Herzl; nació un proyecto
político que tuvo un éxito fulminante, su profecía se ha hecho realidad: la
creación del Estado de Israel, nacido de la promesa de rehabilitar una misión
histórica –aparentemente perdida en los “biblos” del Antiguo Testamento-,
transformándolo en una nación moderna, industrializada. Hasta ahí todo parecía
solucionado, fin de exclusión y de sufrimientos seculares. ¿Fue acaso el
surgimiento de Israel un verdadero fin a tan antigua problemática?
“Graves peligros existenciales
amenazan a Israel si los dirigentes actuales no tienen sabiduría de entender
que Israel no se encuentra en las regiones pacíficas del norte de Europa sino
en el turbulento centro del atormentado Oriente Medio. No tenemos ningún lugar
en Oriente Medio en el futuro ya que nos hicimos detestables a sus ojos después
de haber machacado día y noche que ellos son detestables para nosotros. Así que
es absolutamente nefasto. Si no encontramos una solución aparte de
ametralladoras y tanques (que ya hemos visto que no sirven de nada contra un
niño descalzo con una piedra en la mano) podemos perderlo todo. El Estado de
Israel es susceptible de convertirse en un fenómeno pasajero como el Primer Templo
y el Segunda Templo.”
Sami Michael, ‘Israel – Most racist state in
the industrialized world’.
El Sionismo
cumplió la promesa de devolver la tierra de Palestina a sus ‘legítimos’
propietarios que serían los judíos, definidos como ‘Pueblo de Israel’. En este
nuevo siglo 21, ya un poco lejanas las afectaciones inmediatas a la segunda
guerra, resulta muy cuestionable la legitimidad de transformar a individuos o
grupos repartidos por el mundo en ‘El
Pueblo de Israel’. En realidad eran
ciudadanos que estaban integrados en distintas lenguas y culturas compartiendo una
idéntica misión religiosa, bastante secularizada durante los últimos siglos.
También es cuestionable que existiese tal legitimidad sobre el país palestino,
hábitat durante milenios de diferentes etnias, entre ellas la judía.
Si bajo el signo ‘sionista’ se logró regresar a Palestina,
la política no pudo contentarse con eso. El predominio y la extensión sobre
toda Palestina fueron los siguientes pasos y la justificación tuvo que ser
ideológica transformando a perseguidos en perseguidores, proclamando el derecho
y la superioridad frente al abuso e inferioridad que les había impuesto el
antisemitismo. En cierto modo, el antisemitismo se convirtió en su antítesis:
en un orgulloso y triunfante concierto de impositivo imperial.
¿‘Pro-semitismo’,
para oponerlo a Anti-semitismo? Oficialmente los gobiernos de Israel desde
el origen buscan la paz con los árabes. Al mismo tiempo, permiten una crecida
vigencia de grupos ultras religiosos que transmiten un fanatismo excluyente a
la vida diaria de Israel impidiendo cualquier paso que implique tolerar alternativas
religiosas o étnicas. Muchos son inmigrantes desde EEUU, migrantes misioneros
ideologizados bajo el ‘mainstream’
americano.
La pacificación entre
diferentes etnias o religiones es solo posible sobre bases laicas fundadas
sobre la razón. Las emociones no son pacificadoras, hay que guardarlas en las
carpetas íntimas.
‘Raison d’État’
diría el estadista moderno ilustrado. Las religiones guardan semilleros de
violencia a pesar de sus retóricas del amor proclamadas.
¿Es posible esto del amor en un ambiente dominado por el
odio?
Nada sé de eso. Me parece imposible cuando me cruzo con
viajeros barbudos con sus ‘kipas’ puestas o mujeres cubiertas de tela hasta las
narices; no me llamo a engaños: se están autoproclamando para distanciarse,
separarse. Parece ser que está de moda la Moda de la Hostilidad.
¡Vaya paz!
Fmpeter 2018
Edición anavictoria
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