Denk ich an Deutschland in der Nacht,
Dann bin ich um den Schlaf gebracht,
Ich kann nicht mehr die Augen schliessen,
Und meine heissen Tränen fliessen.
Pensar en Alemania de noche / Me quita el sueño /
Ya no puedo cerrar los ojos / Y mis lágrimas van corriendo /
Ich hatte einste ein schönes Vaterland.
Der Eichenbaum
Wuchs dort so hoch, die Veilchen nickten sanft.
Es war ein Traum.
Tenía una vez una bella patria / Allí crecía el roble alto /
Violetas saludaban suavemente / Era un sueño/
O, Deutschland, meine ferne Liebe,
Gedenk ich deiner, wein ich fast!
Das muntre Frankreich scheint mir trübe,
Das leichte Volk wird mir zur Last.
O, Alemania, lejano amor mío/ Con llantos me acuerdo de ti /
Sombria me parece la dulce Francia / Me fastidia tanto trajín /
Jetzt wohin? Der dumme Fuss
Will mich gern nach Deutschland tragen,
Doch es schüttelt klug das Haupt
Mein Verstand und scheint zu sagen:
Zwar beendigt ist der Krieg,
Doch die Kriegsgerichte blieben,
Und es heisst, du habest einst
Viel Erschiessliches geschrieben.
Traurig schau
ich in die Höh,
Wo viel tausend
Sterne nicken -
Aber meinen
eignen Stern
Kann ich
nirgends dort erblicken.
Y ahora, ¿Adónde me dirijo? / este estúpido pie a Alemania quiere
llevarme / Pero la cabeza se niega / Sus argumentos me dicen:/
La guerra se acabó / Pero los tribunales continúan / Y tu, por lo
que escribiste, merecerías ser fusilado /
¿Por qué
manifiesta Heine estos versos tristes, melancólicos?
¿Por qué tuvo
que ser Alemania un sueño para Heine, cuando su presencia en su vida fue el
fundamento real?
¿Por qué este
desprecio del lugar de su exilio?
¿Qué sitio hay
mejor que Francia?
Todos conocemos
noches que nos atormentan, noches de insomnio que acumulan recuerdos tristes y
preocupación por algo no resuelto. A la
luz del día mucho de lo que ha sido pesadilla se esfuma, se disuelve bajo la
luz de la mañana.
Las citas
arriba agrupadas se refieren al problema principal en la vida del escritor, y este era el
tema del exilio. Aparte de la la precaria salud
que le condenaba a vivir postrado sobre un colchón, en su
"Matratzengruft" - su tumba alcolchonada, como decía, fue el exilio
voluntario, el hecho de haber abandonado
la patria renana, que le causó pesadillas nocturnas y un estado de
permanente estrés.
Heine amaba
Paris, pero no quiso vivir allí. Disfrutaba la calidad de la vida, la libertad
y la tolerancia que le rodeaban. Disfrutaba lo que llamó
"Zuckererbsen" - arbejas dulces , metáfora para una vida placentera
que deseaba para todo el mundo, "für jedermann" decía.
Sin embargo, su
relación con la patria cercana, pero impenetrable, le atormentaba. Compartía
este destino con miles de alemanes refugiados hacia las libertades francesas y
deseosos de ver el amanecer democrático en su patria cercana para poder volver.
Con Heinrich Heine compartió con ellos el sueño de regresar una vez a un país
cambiado, renovado, reinventado por la revolución democrática. Heinrich Heine
dio los versos sublimes a este deseo, pero también el tono de resignación:
Ich hatte einst ein schönes Vaterland.
Der Eichenbaum
Wuchs dort so hoch, die Veilchen nickten sanft.
Es war ein Traum.
Tuve una vez una bella patria/ El roble / creció allí tan alto,
las violetas tan sueves saludaban / Ha sido un sueño/
Sueño que se
multiplica que de noche le atormentan. Su condición de judío alemán al doble le
aisla de esta patria querida, y al mismo tiempo repudiada por las condiciones
sociales y políticas impuestas allí. Solución en breve no hay, queda la triste
resignación del emigrado, endulzado por la autoestima del poeta, del artista
que se ve aclamado:
Ich bin ein deutscher Dichter,
Bekannt im deutschen Land.
Nennt man die besten Namen,
So wird auch der meine genannt.
Soy un poeta alemán / Me conocen en tierra alemana /
Citando lo mejores nombres / También mencionan el mío /
Heinrich
Heine - y Alemania, sus compatriotas,
sus admiradores y sus enemigos, hay quien le venera y siempre habrá quien le
odia. Para no hablar del antisemita de turno que le detesta sin conocerlo.
Heinrich Heine,
- bajo la luz del exilio, soñando una Alemania diferente, hoy no tendría motivo
para buscar el exilio.
Yo creo que la
Alemania que él soñó, ha nacido.
¡Gracias! sea
dicho al que está enterrado en el cementerio de Montmarte en Paris.
friedrichmanfredpeter
octubre14
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