lunes, 27 de octubre de 2014

Nachtgedanken - pensamientos nocturnos - Heinrich Heine


Denk ich an Deutschland in der Nacht,
Dann bin ich um den Schlaf gebracht,
Ich kann nicht mehr die Augen schliessen,
Und meine heissen Tränen fliessen.

Pensar en Alemania de noche / Me quita el sueño /
Ya no puedo cerrar los ojos / Y mis lágrimas van corriendo /


Ich hatte einste ein schönes Vaterland.
Der Eichenbaum
Wuchs dort so hoch, die Veilchen nickten sanft.
Es war ein Traum.

Tenía una vez una bella patria / Allí crecía el roble alto /
Violetas saludaban suavemente / Era un sueño/

O, Deutschland, meine ferne Liebe,
Gedenk ich deiner, wein ich fast!
Das muntre Frankreich scheint mir trübe,
Das leichte Volk wird mir zur Last.

O, Alemania, lejano amor mío/ Con llantos me acuerdo de ti /
Sombria me parece la dulce Francia / Me fastidia tanto trajín /

Jetzt wohin? Der dumme Fuss
Will mich gern nach Deutschland tragen,
Doch es schüttelt klug das Haupt
Mein Verstand und scheint zu sagen:
Zwar beendigt ist der Krieg,
Doch die Kriegsgerichte blieben,
Und es heisst, du habest einst
Viel Erschiessliches geschrieben.

Traurig schau ich in die Höh,
Wo viel tausend Sterne nicken -
Aber meinen eignen Stern
Kann ich nirgends dort erblicken.

Y ahora, ¿Adónde me dirijo? / este estúpido pie a Alemania quiere llevarme / Pero la cabeza se niega / Sus argumentos me dicen:/
La guerra se acabó / Pero los tribunales continúan / Y tu, por lo que escribiste, merecerías ser fusilado /

¿Por qué manifiesta Heine estos versos tristes, melancólicos?
¿Por qué tuvo que ser Alemania un sueño para Heine, cuando su presencia en su vida fue el fundamento real?
¿Por qué este desprecio del lugar de su exilio?
¿Qué sitio hay mejor que Francia?

Todos conocemos noches que nos atormentan, noches de insomnio que acumulan recuerdos tristes y preocupación por algo no resuelto. A la luz del día mucho de lo que ha sido pesadilla se esfuma, se disuelve bajo la luz de la mañana.
Las citas arriba agrupadas se refieren al problema principal en la vida del escritor, y este era el tema del exilio. Aparte de la la precaria salud  que le condenaba a vivir postrado sobre un colchón, en su "Matratzengruft" - su tumba alcolchonada, como decía, fue el exilio voluntario, el hecho de haber abandonado  la patria renana, que le causó pesadillas nocturnas y un estado de permanente estrés.
Heine amaba Paris, pero no quiso vivir allí. Disfrutaba la calidad de la vida, la libertad y la tolerancia que le rodeaban. Disfrutaba lo que llamó "Zuckererbsen" - arbejas dulces , metáfora para una vida placentera que deseaba para todo el mundo, "für jedermann" decía.
Sin embargo, su relación con la patria cercana, pero impenetrable, le atormentaba. Compartía este destino con miles de alemanes refugiados hacia las libertades francesas y deseosos de ver el amanecer democrático en su patria cercana para poder volver. Con Heinrich Heine compartió con ellos el sueño de regresar una vez a un país cambiado, renovado, reinventado por la revolución democrática. Heinrich Heine dio los versos sublimes a este deseo, pero también el tono de resignación:

Ich hatte einst ein schönes Vaterland.
Der Eichenbaum
Wuchs dort so hoch, die Veilchen nickten sanft.
Es war ein Traum.

Tuve una vez una bella patria/ El roble / creció allí tan alto, las violetas tan sueves saludaban / Ha sido un sueño/

Sueño que se multiplica que de noche le atormentan. Su condición de judío alemán al doble le aisla de esta patria querida, y al mismo tiempo repudiada por las condiciones sociales y políticas impuestas allí. Solución en breve no hay, queda la triste resignación del emigrado, endulzado por la autoestima del poeta, del artista que se ve aclamado:

Ich bin ein deutscher Dichter,
Bekannt im deutschen Land.
Nennt man die besten Namen,
So wird auch der meine genannt.

Soy un poeta alemán / Me conocen en tierra alemana /
Citando lo mejores nombres / También mencionan el mío /

Heinrich Heine  - y Alemania, sus compatriotas, sus admiradores y sus enemigos, hay quien le venera y siempre habrá quien le odia. Para no hablar del antisemita de turno que le detesta sin conocerlo.
Heinrich Heine, - bajo la luz del exilio, soñando una Alemania diferente, hoy no tendría motivo para buscar el exilio.
Yo creo que la Alemania que él soñó, ha nacido.
¡Gracias! sea dicho al que está enterrado en el cementerio de Montmarte en Paris.


friedrichmanfredpeter octubre14

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