viernes, 17 de octubre de 2014

Um zu verstehen / para entender...

                          > Para entender, por qué tanta gente se entusiasmó por el leninismo y la Unión Soviética después de Revolución de Octubre hay que tener en cuenta la situación histórica. La Fata Morgana comunista es mucho más compleja  que la socialdemocracia simple - que es democracia, más estado social. Este proyecto grandioso se dirigió a todos aquellos que poseían una visión cerrada de la historia, e identificaron la perspectiva social con la actividad personal de una forma teórica, abstracta. El dios socialdemocrático, desengaño de tantos, no interesaba. Pero el dios comunista, este era una historia mucho mayor, y ahí se trató más que nada de la pérdida de una fe y de crear otra.

"Sí, era así, como si los bolcheviques después de 1917 hubiesen monopolizado un misticismo. ¿Por qué fueron sus simpatizantes occidentales tan crédulos; toda esta gente que se identificaron con la Unión Soviética, hasta en sus fases más sangrientas?"


Para un creyente comunista o para un adicto simpatizante, nada tenía que ver la Unión Soviética con aquello que estaban viendo.
La realidad simplemente no interesaba a los que viajaron a la Unión Soviética. Los que llegaron siendo creyentes, regresaron de ahí con una idéntica visión inicial, sin ninguna variación. Sólo se interesaron por lo que el futuro traería.
Siempre se trató de esa tortilla del futuro para la que había que romper infinita cantidad de huevos en el tiempo presente, porque  el previsible éxito en el futuro justificaba todas las medidas en el presente, por muy drásticas que fuesen.<

Este breve extracto de una conversación imaginada entre los historiadores británicos Tony Judt y Timothy Snyder[1] explica con sencillez clarividente las causas de la admiración que obuvo el credo comunista durante  varias generaciones en el siglo XX.
La Unión Soviética, eso parecía, había dado con la llave maestra a resolver todos los conflictos sociales acumulados durante el pasado siglo. Desde la Revolución Francesa el mundo esperaba una renovación actualizada para resolver los problemas de la era moderna. Cuando esa llegó, era obvio que se trató de una nueva religión secular. Un "mesías" pareció haber nacido en la lejana Europa oriental, un hecho que la masa de la población en la URSS no había asimilado. No supieron, quién vino a salvarlos o a matarlos, y por qué sucedió todo eso. La masa rural campesina sufría y moría en silencio, mientras en los centros urbanos se planificaba la redención del mundo en un futuro indefinido.

Cuando el joven Jorge Semprún fue detenido por la Gestapo en Paris y enviado al campo de concentración de Buchenwald en Alemania, entró en contacto con comunistas alemanes que allí formaron la élite de los presos políticos. Y ellos le explicaron lo que significaba el término "Dialektik", para explicar su comportamiento en el KZ y su actitud en aquel escenario terrible. Pues, colaboraron cuando era  necesario con la administración SS. Eso era su arte de quedar siempre "de pie", mantener la autoridad sobre el discurso vigente, ser indispensables para todos y ser justificados ante la historia.
Significaba  encuadrarse en el marco político, estar de acuerdo con las leyes  globales del materialismo histórico, revelada por la ciencia y adminstrada sabia y poderosamente por el partido comunista sometido a las directivas de la lejana Moscú.
Participar en eso, era ser auténtico y activo: Sobrevivir. Muchos intelectuales europeos obedecieron creyentes las sentencias del catecismo rojo; negaron a reconocer toda realidad adversa, veneraron su dimensión teórica y profética, actuando como misioneros de una causa justa.
Tony Judt, debido a su historia personal de judío, oriundo del este europeo, admite que eso tiene mucha similitud con el pensamiento rabínico tradicional.
Sea como fuere, la teoría marxista, pasada por el filtro oriental de Lenin, se hizo fundamento del pensamiento progresista  en general. Y sucedió que "este hegeliano" ( Karl Marx) regaló a la izquierda europea una versión en herencia para absorber todas las tradiciones radicalistas locales:
"¡Proletarios del mundo entero, uníos!" 
Había nacido una nueva religión secular, base del pensamiento totalitario moderno; y junto al racismo nacionalsocialista alemán constituyó el fundamento responsable de las grandes tragedias en el siglo XX.

¿Lo hemos superado? ¿Nos hemos alejado de eso para decir tranquilos: esto es historia?
Dice Karl Marx que hechos históricos no suelen repetirse. Sin embargo, hay que admitir  que existe el eco de los eventos del pasado, un eco que retumba en el presente.
Las barbas del pasado pueden transformarse en bigotes del presente.
La Revolución de Octubre puede volverse en una especie de Oktoberfest de la revolución. La Plaza Roja en Moscú puede transformarse en escenarios de La Habana o de Caracas. Los revolucionarios de antaño pueden vestir de indignados, de okupas urbanos o, más serio, de guerrilleros luchando siempre por causas más que justas.
Todos dicen que "podemos cambiar el mundo", y tienen la receta a la mano cómo debe hacerse. Pero hace falta creer en ello. Siempre hace falta creer, desear y peregrinar a ciertos lugares donde se ha producido la última revelación:¿en Chiapas, en La Habana, en Caracas?
 ¿Qué se reveló allí? El visitante que no es peregrino desea saber antes para poder creer.
Pues nadie lo sabe tan claramente: "¡Creeremos!"
¿Vieron al duende revolucionario?
¿Es suficiente, tener una causa justa?
Y así, mucho mundo sigue "viendo y creyendo"  en la aproximación del mensaje mesiánico.
Admito que me falta esa fe.

friedrichmanfredpeter octubre14

p.s. Para evitar malententidos agrego la siguiente nota:

Es un tema complejo,
en esencia, la vía política iniciada por el leninismo no era realista, ni conforme con las necesidades urgentes de su país. La fata morgana elevada a religión secular correspondía a los deseos de poder de una secta manipuladora rodeada de creyentes.
La base, la teoría de Carlos Marx es un hegelianismo aplicado a procesos sociales y económicas. Y como teoría no apto para dirigirlos. Las teorías acompañan y no definen lo que socialmente y económicamente hablado debe ser racional, medido, probado y pragmáticamente realizado. Y siempre con la duda en ristre, pues los humanos solemos equivocarnos.
Los credos deben ser reservados a  otros ambientes. La política no es para creyentes.
En manos de poderosos se transforma en cinismo, y el pretendido libertador pronto se hace perseguidor.
Admito que en eso son posibles diferentes miradas, debido a distintas experiencias. A mi no me faltan datos y argumentos.
Yo no niego la necesidad de promover cambios. Sería malentenderme. Pero no quiero que lo hagan aquellos que tan estrepitosamente fracasaron, y los declaro no aptos para realizarlo.
Así sucedió en todos los escenarios conocidos. La DDR/ RDA antigua estrepitosamente de derrumbó, dejando atrás mil heridas y más  leyendas y mentiras.
A la persona que yo conocí personalmente ha sido mi tío Fritz; él pasó por todas las etapas, de creyente y activista a perseguido y víctima. Su vida ha sido ejemplar en este sentido, y su desengaño me ha marcado a mi.
La libertad no se puede reemplazar por la fe politizada. Acaba en inhumanismo doctrinario.

fmp 



[1] Tony Judt mit Timothy Snyder, Nachdenken über das 20. Jahrhundert. München, 2013.

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