lunes, 20 de octubre de 2014

Maximum use of fire


>En octubre de 1940 rodeados de incendios  en Londres, Churchill y Portal discutieron el proyecto de >maximum use of fire< , hacer el máximo uso del fuego, para destruir centros de población enemiga....
A partir del día 14 de febreo de 1942 esta fue estrategia británica.
El Ministerio del Aire indicó en su >Area Bombing Directive< como objetivos de bombardeos las zonas más densamente pobladas:
>>Es decisivo que la operación se dirija contra la moral de la población civil enemiga, sobre todo contra los obreros industriales.<<
Y para que esto quede bien claro, Portal agregó:
>>Puntos de ataque deben ser los centros urbanos y no las industrias naval o aeronáutica; ¡y esto así ha de cumplirse!<<[1]


Que quede claro, eso no va ser un escrito de alguien que quiere lamentarse por haber pasado años de infancia bajo el ruido de sirenas aullando, de motores de aviones sonando, de explosiones y de luces cegantes. -- Quedé saturado de fuegos artificiales de por vida. --
Nunca desviaré la responsabilidad de haber iniciado todo este baile satánico a otros. Fuimos los alemanes que iniciaron eso, y punto.
Nos cayó encima el cielo que pretendíamos conquistar.
Pero es parte de un concierto, poner atención a todos los instrumentos sonantes y a sus actores. Y la nota arriba citada les toca a los aliados, a las democracias del occidente, que vinieron a liberar el mundo de la amenaza nazi. Así, al menos, oficialmente es el discurso hasta hoy.

Al comienzo, estos bombardeos tuvieron un efecto desmoralizador sobre la población, aumentó la convicción que esta guerra estaba perdida desde el comienzo. Pero durante los últimos meses, la aviación aliada se dedicaba a castigar ciudades indefensas, matar o mutilar a cientos de miles de civiles, a quitarles la vivienda y transformarlos en fugitivos, y endureció la resistencia. Fue la mejor propaganda para el régimen nazi.
No hablaré de los tesoros históricos de rango universal que fueron reducidos a cenizas. Tanta fue esa destrucción, que una generación posterior ha tenido que inventar su país de nuevo, lo que llamarán "el milagro alemán". Un eufemismo bonito, nada más.
Reparando fachadas mucho se consigue, pero la esencia de "lo nuestro" durará más de cien años a resucitar. Tal vez hoy se levante la cortina sobre el escenario de teatro reconstruido donde por fin seríamos "normales" como todos los demás.
¿Pero, por qué - me preguntan mis amigos - tuvieron que arder  y ser quemadas ciudades como Dresden o Würzburg entre otras más, que no tuvieron ninguna importancia estratégica, eran indefensas -  y eso dos o tres meses antes de la derrota definitiva?

--¿Venganza?

Innoble y bastante improbable atribuir eso a un político del rango de Winston Churchill.
Los historiadores quisiéramos ser ratones para haber escuchado lo que no está escrito, y si está escrito, aun no está publicado.
Estas tormentas de fuego sobre las ciudades alemanas tuvieron otras intenciones más pragmáticas; pues no adelantaron lo que ya estaba derrotado.
¿O era simplemente el deseo de ocupar una flota de "fortalezas volantes" de extremada dimensión?
–¡Dadnos trabajo! –"Let us do our job"– habrán pedido estos bombarderos profesionales. Las ciudades grandes todas habían ya recibido su ración. Ahora les tocaba a medianas o pequeñas.
Además, quemar da gusto,  siendo niños, todos lo sabemos. El placer herostrático es conocido desde la caida de Troya o la quema de Éfeso.
Conocí a un antiguo bombardero americano en Barranquilla. Sus ojos brillaban de alegría contándome: "¡We dropped ´em down!"  Me fui sin dejarle respuesta.
 Además, las bombas estaban hechas para usarlas. ¿Qué harían con ellas sin guerra?

¡Recordemos! Miles de aviones británicos y americanos cruzaron un cielo libre para quemar Dresden, repleta de fugitivos, cuando el ejército del otro aliado, el soviético, estuvo a cien km ante esa ciudad y dispuesto a ocuparla. Este aliado necesario, pero mal querido, poco a poco se iba transformando en el nuevo enemigo.
Bien se sabía: el ejército alemán fue derrotado en el frente ruso. Desde Stalingrado se sabía que serían los rusos  los que tomarían Berlín.  Abierto el camino a Europa: ¿Se quedarán allï quietos?
Churchill manifestó ese temor públicamente:
–¿Arrebatamos Europa a los alemanes, se la entragamos ahora a los rusos?
Efectivamente, los rusos poco después, en Dresden solamente encontraron  ruinas humeantes.
¿Era esa la intención del bombardeo?
Una demostración de fuerza y de energía impresionante: ¡Vean, lo que somos capaces de hacer! ¿Preludio psicológico de Guerra Fría?
Meses después caerá la bomba sobre Hiroshima, otra sobre Nagasaki. ¿Solamente para impresionar a japoneses? El Japón también ya estuvo vencida.
Hay otro hecho documentado, pero poco conocido: Los prisioneros de guerra alemanes en campos de concentración ingleses fueron mantenidos bajo régimen militar, equipados y entrenados militarmente. ¿Una amenaza tácita con mirada hacia el "amigo" soviético?
Una vez vencida Alemania, llegó la hora de repartir el botín.
La industria no bombardeada fue desmontada, el saber científico y tecnológico secuestrado. ¿Cómo pudo ser neutralizado este rival para mayor tiempo posible?
El intenso rifirafe entre los aliados, su crecida rivalidad, ya se hizo presente antes de que las armas callaran. Durante estos últimos meses hasta la reunión en Potsdam que escribió las condiciones de vida para millones de sobrevivientes, toda actividad militar se hizo con la perspectiva de prevención a probables conflictos futuros y de tirar las mejores cartas sobre la mesa de póker.

Esa - a mi opinión - fueron las razones principales para incendiar estas ciudades alemanas de belleza  histórica.
Unos dicen: –La muerte de muchos miles de personas, mujeres y niños principalmente, fue un castigo merecido, fue un sacrificio necesario sobre el altar al dios Marte.
Otros dicen: –Una paradoja absurda, La "cruzada contra el nazismo" escondió la intención de eliminar el poder alemán definitivamente y de reorganizar el panorama político en Europa. No siempre lo que se dice está de acuerdo con lo que se hace.

–¡Qué es eso de justicia? pregunta la anónima voz de la historia, – ¡justicia no existe!
Después de eso, Alemania resultó reducida y dividida. Esa era la voluntad de sus vencedores. Pero eso es otro tema.

friedrichmanfredpeter  octubre14 




[1] Jörg Friedrich, Der Brand (la quema), Deutschland im Bombenkrieg 1940-1945. München 2002, p.85.

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