“¿Quiénes son
nuestros enemigos?
Son aquellos que
mantienen relaciones con círculos políticos occidentales, los que
distribuyen material del enemigo, difaman la Unión Soviética y
rechazan el carácter marxista - leninista de nuestro partido. De
igual manera rechazamos a todos aquellos que impiden la estrategia
marxista- leninista del partido de construir el „Frente Nacional“1
. Todos ellos deben ser detectados y excluidos.“2
Nota preliminar:
Fritz había regresado a
Alemania y se encontraba en la Zona Americana viviendo en la casa de
su hermano menor Alfred. Su hermano había llegado a Frankfurt en el
año 1932 para trabajar en una de las grandes empresas hortículas
que rodeaban esta ciudad importante de la región de Hessen. Después
de aprender el oficio en la casa noble en Beesenstedt, un largo
peregrinaje lo había llevado a muchas regiones en Alemania. No era
por la necesidad de encontrar trabajo, sino la curiosidad de conocer
nuevas situaciones y de aprender más en su oficio. Alfred siempre
decía que el trabajo nunca le faltaba y que en su vida no había
estado un solo día parado sin trabajo.
En Frankfurt se quedó porque se enamoró:
En Frankfurt se quedó porque se enamoró:
– Aquí me quedé
pegado– decía–. De mi casa en Mühlbeck salí cuando tenía
catorce años, y muy pocas veces regresé.–
Era el único de los
hermanos Peter que se había establecido en la parte occidental de
Alemania que después de 1945 era zona americana. En Frankfurt se
casó y ahí se estableció, ejerciendo primero su oficio y después
trabajando en la industria hasta que la guerra irrumpió en su vida.
Fritz decidió regresar a
Halle, donde suponía que todavía estuvieran su mujer y su casa.
Pues después de una guerra, donde habían desaparecido las
diferencias entre el frente militar y la vida de los civiles por los
intensos bombardeos sobre las ciudades, para nada y nadie existía un
lugar seguro. Muchos soldados alemanes que habían sobrevivido a
batallas terribles, al regresar a sus casas sólo encontraron un
montón de ruinas y la familia desaparecida. La ciudad de Halle
había quedado en la Zona ocupada por los Soviéticos y Alfred ni
Fritz sabían nada ni de Kaethe, la esposa de Fritz, ni de sus
padres.
Las cartas que Fritz
escribió desde Austria y también desde Frankfurt no habían tenido
respuesta.
Para Fritz esto era una
razón más, para irse lo más pronto posible y ver lo que había
sucedido a su familia y a su casa. Esa decisión era problemática
por varias razones:
Fritz era prófugo: se
había escapado de un transporte de prisioneros soviéticos. ¿No
sería detenido cuando se presentara en la zona bajo control de los
soviéticos? ¿No corría también este peligro en la zona americana?
No poseía papeles y no sabía cómo reaccionaría la administración
militar americana cuando supiera eso. Por temor todavía no se había
dado de alta: podrían devolverlo a los soviéticos.
Se sintió incómodo y
todas las noches soñaba con escapar e irse de nuevo.
¿Pero, quién iría libre
y voluntariamente a un sitio gobernado por los soviéticos? ¿No
huían centenares de miles de personas de allí? En Frankfurt la
presencia de fugitivos desamparados era corriente en este tiempo.
Había imágenes de desamparo y miseria nunca vistas.
Naturalmente Fritz
desconocía lo que se desarrollaba en las altas esferas de la
política entre los vencedores de Alemania. El público alemán se
había dado cuenta de que no se llevaban tan bien los aliados de la
guerra. Había diferencias y conflictos, no sólo entre los
soviéticos y los aliados occidentales. Las líneas de demarcación
de las zonas de ocupación se habían transformado en auténticas
fronteras y los alemanes necesitaban visados para pasar de una zona a
la otra. Todos sabían que los aliados habían acordado la
distribución de las zonas de ocupación en varias conferencias
preliminares y el acuerdo definitivo se hizo en Potsdam en 1945,
después de la derrota alemana. Los Aliados Occidentales iniciaron un
programa que llevaba el nombre inglés <<Reeducation>>:
La población alemana debería de ser educada en los principios de
la democracia. El modelo a seguir era el americano en la zona
americana y con sus respectivos colores distintivos en las otras
zonas occidentales también. El término inglés nunca fue traducido
al alemán. Tal vez porque sonaría demasiado a un programa de
educación primaria. Muchos alemanes habían sido nazis, pero
infantiles no eran, y en cuanto a tontos parece que igualaban a sus
vencedores.
¿Pero qué pretendía
hacer la Unión Soviética con su parte que le había caído como
botín de guerra?
En realidad, poco se sabía
de eso y Fritz esperaba obtener noticia de su padre para tener un
criterio independiente de los rumores y sospechas que rodearon esta
cuestión. Además, ni podía ni quería negar su pasado de un hombre
educado en los principios y convicciones de su familia.
¿Qué saben los
historiadores de lo que Fritz no pudo saber?
La Unión Soviética, en
un principio, no preveía ni la sovietización, ni la división de
Alemania en dos estados. Su interés principal era la explotación de
los recursos de acuerdo al sistema de Reparaciones de Guerra
impuestas por los aliados sobre Alemania.
A medio y largo plazo, la
U S quería fortalecer un sistema político alemán sobre los
principios de Antifascismo y Democratización. Al mismo tiempo, la U
S mantuvo la perspectiva de un sistema comunista para su propia zona
ocupada, que a largo plazo pudiera servir como una base para toda
Alemania.
Sobre este concepto
fundamental, La U S construyó su política práctica hacia Occidente
y principalmente hacia los Estados Unidos de América. Erradicar el
Fascismo y el Militarismo era un concepto que servía como el
denominador común para la política de la ocupación de Alemania.
Son los conceptos claves en el Tratado de Potsdam .
Los términos Fascismo y
Militarismo fueron usados por todos. Pero esto no marcaba la unidad
sino la diferencia entre las potencias, sobre todo EEUU y URSS, los
verdaderos triunfadores:
El Marxismo Estalinista
había definido Fascismo y Militarismo como gemelos y como mero
producto de la evolución capitalista. Habían surgido como
consecuencia natural e inevitable de las democracias burguesas. Por
eso, la democracia parlamentaria quedaba descalificada como un
disfraz de los intereses del capital. La pluralidad de partidos
políticos y las elecciones democráticas no singificaban ninguna
garantía de libertad para la clase obrera. La democracia liberal era
considerada como una tapadera de la dictadura que ejerce la burguesía
sobre la clase obrera. Ésta, para su liberación, debe ejercer la
dictadura del proletariado. Este es un término que existe sólo
marginalmente en la obra de Marx, pero que ocupa la mitad de la obra
de Lenin.
Esta definición
ideológica permitía subsumir regímenes políticos tan variados y
diferentes entre sí como la Italia fascista, la España autoritaria
y la Alemania nazi.
Y del mismo modo las
democracias occidentales caían bajo la sospecha general de ser
potencialmente fascistoides. Ya se ve la ventaja de este concepto
desde el punto de vista soviético: quedaba descartada cualquier
relación entre el nazismo alemán y el comunismo soviético; y según
este modo de ver, quien hiciera esa relación sería acusado de una
grave falta de capacidad analítica o de una difamación hacia el
comunismo. Esta manera de pensar ha tenido una amplia acogida en los
medios intelectuales europeos, lo que facilmente se puede comprobar
observando movimientos de protesta a partir del Mayo 68.
Se trata aquí de un
auténtico triunfo de una dialéctica simplista del marxismo
estalinista. La Unión Soviética, bajo el lema de Antifascismo y
Antimilitarismo podía seguir manteniendo su régimen de opresión y
pretendía ser considerada al mismo tiempo como vanguardia del
progreso social y humano ante la opinión mundial.
El Militarismo, desde el
punto de vista de los Aliados Occidentales, significaba sencillamente
la continuación del cliché en boga durante la Primera Guerra
Mundial: a Prusia se le consideraba la fuente de todos los males en
Europa.¿No significaba esta un estado bajo la ley marcial?
Es innegable el alto grado
de militarización de la vida general durante la historia de Prusia y
su implicación en el imperialismo de Alemania. Sin embargo, desde
el punto de vista histórico, Prusia había sido tantas veces aliada
como enemiga de las diferentes potencias en el concierto europeo
durante las diferentes constelaciones políticas, y no se comportaba
de otra manera que las demás naciones europeas también. El ejército
no tenía ni más ni menos carácter militarista que otros ejércitos.
Los insurgentes americanos se habían servido de especialistas
prusianos durante la Guerra de la Independencia como la misma Rusia
bajo el Zar Pedro el Grande. Tanto el ejército americano como el
ruso tienen raíces prusianas.
La sospecha de que Prusia
fuera la cuna del nazismo es más que absurda y carece de toda
comprobación. Cierto es que el nazismo, que nació de otras fuentes
muy distintas, se ha podido servir del ejército prusiano
eficazmente; pero no al revés. El último gobierno de Prusia era
socialdemocrático y fue destituido por decreto del gobierno nazi del
Reich. Sin embargo, la primera medida de los occidentales fue la
disolución del estado de Prusia.
¿ Con esta medida sería
erradicado el mal para siempre?
Stalin veía esa cuestión
como un tema meramente decorativo. Los soldados soviéticos seguían
bajo el reglamento militar que prusianos como Clausewitz habían
introducido más de cien años antes.
Había que resolver el
problema del poder. Alemania como poder había desaparecido.
¿Quién o quiénes la
sustituirían? Esto era la cuestión. Y no se trataba de cualquier
lugar del hemisferio este y oeste. Se trataba del mismo corazón de
Europa. En este sentido la cuestión se transformaba en un problema
de vida o muerte, de paz o de guerra, o de otra forma de guerra.
Alemania murió en 1945 y
la Guerra Fría nació.
1
El Frente Nacional de la DDR ( Deutsche Demokratische Republik =
República Democrática Alemana, RDA) reunía todos los partidos,
definidos como “democráticos“ y “antifascistas“ en un solo
bloque común. Así los partidos no socialistas fueron neutralizados
a través del método de la integración de la oposición. Según
unas
palabras
de Walter Ulbricht, secretario general del Partido SED, todo tenía
que ser “democrático, pero nosotros
tenemos
que tener el control“
2
Reglamento general del comité central para la depuración del
Partido SED en 1950/51 de la RDA. Fueron excluidos 150 000 miembros.
Cit.: Hermann Weber, DDR -Grundriss der Geschichte 1945 -1990.
p.50, Hannover, 1991.
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