viernes, 9 de agosto de 2002

Capítulo 9: –Mister Peter, how did you cross the border?

–¿Cómo ha cruzado ud la frontera?– le tradujo el intérprete.
Fritz se había presentado en el centro de refugiados en Berlín occidental. Desde allí lo habían llevado donde los Americanos. Esto era el camino normal en los casos como el de Fritz. Los fugitivos que huían de la persecución política, buscando la libertad antes que el bienestar occidental, llamaron la atención y también despertaron la desconfianza de los poderes occidentales. Eran los tiempos de los Servicios Secretos y de sus agentes y espías. El oficial americano que le interrogó, era con seguridad un miembro de la CIA.
Fritz no podía contar mucho más de lo que los Americanos sabían ya. Estaban informados sobre todo lo que pasaba en Aue. Los informes de Fritz indicaron que se estaba intensificando la producción de uranio. De eso se podía sacar la conclusión de que la industria atómica soviética se encontraba en expansión. También era conocida la opinión general de la población alemana en la RDA. La oleada de fugitivos no paraba. Por el momento, las autoridades soviéticas y alemanas no tomaban medidas enérgicas para impedirlo. La construcción del muro de Berlín1 tardó todavía.

El temor ante una repetición de los sucesos de Junio de 1953 estaba vigente: en aquel momento, el régimen habría dejado de existir, si no hubiese intervenido el ejército soviético. Con los fugitivos se iban también muchos enemigos o renegados como Fritz.
Sin embargo, el caso de Fritz había despertado el interés de los americanos, tal vez también su desconfianza. Fritz no podía inventar nada. Ellos seguramente poseían documentos de la Gestapo y de la Wehrmacht, del ejército alemán.

Fritz explicó que muy sencillamente había venido en S - Bahn ( tren urbano) desde el Sector Soviético al Sector Americano. Una de las rarezas del estado jurídico de la capital era, que el sistema de trenes interurbano se encontraba bajo control soviético, aunque pasaran los trenes por Berlín Occidental. No interesaba cambiar esto, porque significó una puerta abierta para obtener divisas e introducir agentes secretos al lado occidental.Tal vez, los americanos harían lo mismo en el lado contrario.
–¿But there has not been any control?– le preguntó el oficial. Durante el viaje a Berlín había temido que le controlaran. Pero había tenido suerte.
Después, para subir al S - Bahn en Berlín, había observado un grupo de personas que le parecieron ser vigilantes. Fritz conoció ya las caras de la autoridad socialista.
Decidió acercarse a ellos, detrás de ellos, cuando pidieron la documentación a los pasajeros, a todos --- menos a él. A Fritz no se la pidieron--- ¡naturalmente! Fritz había aprendido bien la lección al conocer a fondo “el Socialismo Realmente Existente“ así solían llamarlo los defensores del régimen. Sabía que a todos los controladores se les controlaba. Así hacíendo el papel de un controlador no sería controlado, ¡naturalmente! En la última estación del Sector del Este se habían bajado y se habían despedido amablemente de Fritz.
–Wonderfull, marvellous!– exclamaba el americano– that´s a nice story! It could be invented by ourselves!
Fritz parecía haberse ganado la confianza de los americanos. En un avión militar americano lo sacaban de Berlín. Lo trasladaban a un lugar en Alemania Occidental llamado Baumholder.
Allí, al Oeste del río Rhein, estaban construyendo la base aérea principal de las Fuerzas Aéreas Americanas en Alemania. Para Fritz había mucho trabajo. Era un trabajo de confianza.

¿Podría realmente comenzar de nuevo? Fuera de la ropa que llevaba puesta, vieja y desgastada, no poseía nada. Poseer cosas nunca le había interesado. Pero ahora se acercaba a los sesenta años. Le habían considerado refugiado político. Por esto podía disponer de ciertos privilegios, para obtener una vivienda de protección social o para el pago de una cuota reducida de los impuestos.
Pero,¿quién le pagaría la pensión en caso de invalidez?

¿Qué pasó con Kaethe?
Fue más fácil de lo que había temido. Ella comprendió la insinuación de la carta. Sabía que tenía que actuar enseguida, antes de que las autoridades supieran que Fritz había desaparecido.
Vestida de verano y con una bolsita de compras en la mano, había cruzado la frontera hacia el Sector Americano de Berlín. No la habían controlado. La población de Berlín todavía podía moverse libremente por la ciudad. Desde que Fritz había sido encárcelado, Kaethe había perdido el excesivo miedo, propio de su carácter.
Para poder comenzar de nuevo su vida familiar, Fritz dejó el trabajo con los Americanos. Vivir en una Base Aérea sólo era posible para los que allí trabajaron. Entonces se fueron a vivir a una de las ciudades del Ruhr. Fritz encontraba trabajo en todos lugares.

Intentaron recuperar la casa en los Alpes. El proceso judicial duró años. Les costó dinero y energía. El resultado no valió la pena. Pues cuando finalmente ganaron el proceso, ambos estaban enfermos e incapaces de usar la casa.
Sólo una vez Fritz visitó la casa. Fue un encuentro nostálgico con los momentos vividos antes de la guerra. Ahora, apenas era reconocible, una ruina completa.

1 El muro de Berlín se construyó a partir de 13. de ag. de 1961. Hasta esta fecha los habitantes de Berlín tuvieron
libre acceso a todos los sectores de la capital. No asi los habitantes de la zona soviética que ahora se llamaba RDA.
Sin embargo una frontera controlada y supervigilada dividía la ciudad. Los transeuntes tenían que presentar su documentación. También fueron registrados por si llevaban mercancías prohibidas de exportación o importación.
En la misma ciudad existían dos diferentes sistemas economicos y monetarios. No había libre cambio de la moneda.
Se supone que todo eso produjo un inmenso aparato burocrático para mantener el control y la autoridad sobre una población que en su gran mayoría rechazaba el sistema comunista impuesto por los soviéticos. Sin embargo por
el “agujero abierto“ de Berlín se desangraba la RDA: se le iba la gente que tenía multiples causas para irse. No
siempre eran perseguidos políticos. La sociedad occidental con su oferta de libertad de viajar y consumir atraía más
que las promesas de un futuro paraíso socialista. En agosto de 1961 este último “agujero“ fue tapado.
La huida a través de la frontera fortificada que separaba las dos Alemanias era casi imposible.
Es por eso falso hablar de “la Caída del Muro“ para referirse a la desaparición de la frontera entre las Alemanias.
Un muro sólo existía en la ciudad de Berlín para separar dentro de la ciudad una calle de la otra, etc.

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