“Oui, cette époque est celle de la séparation. On n´ose plus prononcer le mot de bonheur dans ces temps torturés. Et pourtant, des millions d´êtres, aujourd´hui, sont a sa recherche, et ces années ne sont pour eux qu´un sursis qui n´en finit plus, et au bout duquel ils espèrent que leur bonheur à nouveau será posible.”(Albert Camus, Combat, 22 décembre 1944. Actuelles, chroniques 1944 – 1948. Gallimard, 1950, p. 90.)
Es imposible pronunciar la palabra felicidad en estos tiempos torturadores dice Albert Camus, observador crítico de los sucesos dramáticos que impiden a millones de seres ser felices.
Paris ha sido liberada, los nazis alemanes resumiendo los últimos recursos, movilizando a viejos y a niños, aún reniegan de rendirse.
La bomba sobre Hiroshima está en su última fase de preparar un ataque fulminante sobre lo que sobra del Imperio del Japón.
¿Cómo habrá de ser el mundo después?... aún no se ha caído el telón de acero sobre un escenario con millones de muertos?
¿Qué puede hacer un observador?
¿No sería preciso actuar en vez de contemplar y lamentar los sucesos?
Camus, miembro activo de la ‘Résistence’ francesa contra la dictadura de Vichy aliada del invasor nazi alemán, no encuentra solución:
¿Hay que perdonar o hay que condenar, perseguir, purificar, sentenciar o fusilar si fuere preciso? En Francia no se sabe qué hacer con la cercana victoria.
Pero ya miles de hombres y mujeres son condenados, humillados, y violados, tratados como colaboradores despreciables con el enemigo de la nación. Traidores de la inviolable dignidad nacional.
Camus no se decide. Su alimento diario consiste en un litro de sopa y trescientos gramos de pan, al mediodía. “Nous sommes couverts de poux et de puces”, escribe.
Y la bomba sobre Hiroshima: “Le dernier degré de sauvagerie”producido por “la civilisation mécanique”.
Camus sentencia: Hay que elegir entre ‘el suicidio colectivo’ o ‘el uso de la inteligencia’. Las peticiones son inútiles, no sirven de nada; los pueblos tienen que ordenar a sus gobiernos de “choisir définitivement entre l´enfer et la raison”.
Y ‘Raison’, Razón, Vernunft; bellas, hermosas palabras que acompañaron los tortuosos caminos de la civilización desde hace siglos.
¿Nuevamente proclamadas cambiarían algo para aplanar el camino a la felicidad de millones de seres infelices?
Oh, Albert Camus, te estrellaste contra un árbol en un accidente antes de tiempo:
¡Quel Malheur!No solamente para ti.
friedrichmanfred y anavictoria enero 2020
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