La alquimia medieval proyectó como solución para sanear enfermedades, crear y activar ‘la piedra filosofal’. Esa piedra también sería capaz de transmutar metales, transformar plomo en oro y así evitar la tarea de buscarlo en la naturaleza.
En un museo de Dresden (Alemania) se conserva un pedazo de oro y a su lado el de plomo: documentada quedó así esa milagrosa transformación alquímica. Fabricar oro y no buscarlo, era una manera de responder a las crisis sociales y económicas.
Se entiende, entonces por qué los príncipes soberanos luchaban por “poseer” al alquimista bajo su poder y control. El fraude y engaño eran corrientes y el cuento del ‘Emperador que desfila Desnudo’ revela la dimensión sociopolítica de este tema.
Tampoco extraña que prosperara este oficio/magia/arte y sus funciones para la medicina en aquella era.
‘Paracelsus’es el nombre de médico-alquimista quien en el siglo XV rompió con la tradición de la medicina anterior, orientada en la tradición de Egipto, Grecia y Roma. ‘La Piedra’ -que en realidad no era ninguna ‘Piedra’ sino un polvo concentrado de distintos elementos- variaba según la enfermedad que afectaba a un determinado órgano. Lo que suena muy razonable, en el fondo no lo era, porque intervenían diversos factores como la magia, la hora del día de su aplicación, la presencia de Sol y de Luna, la constelación del planetario, etc.
(Paracelsus – en realidad se llamaba Theophrastus Bombastus von Hohenheim. Un nombre tan complicado que había que cambiar para ascender en la sociedad feudal.
Los alquimistas en su mayoría procedían del estrato social inferior.)
Finalmente, de lo que se trataba era de hacer uso de un saber críptico, secreto. El pacto conspirativo con el Diablo era aceptado y practicado como lo demuestra la vida del ‘Doctor Fausto’. Un carácter secreto y conspirativo que era aceptado en general por todos y que aumentaba aún más en momentos de desesperación durante el transcurso de tantas pandemias asolando a los vivos, que nunca faltaban.
Paracelso tuvo éxito, su fama se volvió proverbial y la alquimia sobrevivió, está presente en las prácticas de la medicina naturalista. (Muchos homeópatas ni sabrán que actúan en la continuidad de alquimistas.)
En este instante. mientras este pequeño texto escribo, miles de especialistas modernos se han puesto las sandalias de Paracelso para crear una panacea que sirva de ‘Piedra Filosofal’. Entre ellos algunos habrán llegado a pisar terreno irracional, ya que hasta ahora todo parece haber fallado. La Corona – Virus gana, así parece.
La Química moderna ha reemplazado a la Alquimia. Las turbulencias debidas a la magia secreta de antaño son dominadas por la administración pública.
¿Y los enfermos? ¿No estarán esperando una mano mágica como la de Paracelso?
Nuestro subconsciente no es tan moderno, así parece al observar las diversas respuestas del hombre posmoderno frente a la pandemia.
‘¡Ven, Piedra Philosophal!’, remedio de dolores y de angustias.
friedrichmanfred y anavictoria junio 2020
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