¡No os dejéis seducir!
Regreso no habrá.
La luz del día ante las puertas se queda,
La brisa de la noche os envuelve,
Pero un día siguiente no se levantará.
(Bert Brecht, 1925)
“Lasst Euch nicht verführen!
Es gibt keine Widerkehr.
Der Tag steht in den Türen,
Ihr könnt schon Nachtwind spüren:
Es kommt kein Morgen mehr.”
(Bert Brecht, 1925)
¿Quién no se ha dejado seducir durante los años largos de la vida?
Y Bert Brecht ha sido el seductor quien con máximo efecto creó una obra seductora, más que literaria. Su voz sigue siendo profética.
Logró que su voz calase en la sociedad actual. Brecht, sin exagerar, representa un personaje público que pretendió saberlo todo. Este poema es un manifiesto de ‘anti – fe’ cristiano, dice que se equivocan los que creen en la continuidad de la vida después de morir: “No vendrá nada después” dice con un aire de resignación. Nada de triunfo nietzscheano: “Dios está muerto”.
¿Pero es realmente LIBRE quien no se deja seducir?
La triste soledad es un lugar muy inhóspito y los refugios u ofertas son múltiples porque insinúan una forma de escape feliz. Una isla mágica que promete seguridad:
Existe una tradición milenaria de alternativas seductoras: las imágenes hechas de piedra, las tallas en madera fueron y son objetos venerados y temidos en varias culturas, más que símbolos. La mente busca refugio y halla protección o consuelo.
Abandonar la triste soledad del principio “individuationis”, es la causa fundamental que creó las ideologías modernas: el racismo, el nacionalismo, la exaltación de una misión política; pero también se halla en la anti – ideología del consumismo y materialismo reinantes que ha encontrado el nombre de neoliberalismo.
En efecto, el hombre mientras tiene la vida será un ‘creyente’ aunque eso no sería más que un espejismo que le ha seducido. Nada de lo que cree es realmente suya, su imagen del mundo es falsa, es copiada.
En el islamismo político, la seducción alcanzó su relieve más amenazante. En esa ‘contra-cruzada’ fanática se resumen todos los elementos que amenazan al mundo civilizado. Y no deberíamos esperar hasta que ‘corra la sangre’. El proselitismo fanático debe estar vedado desde su comienzo. Esa guerra contra cultura no debe encontrar tolerancia ni protección:
¡No os dejéis seducir! (Propongo leer el poema de Brecht de otra manera en la actualidad)
manfred y ana diciembre 2020