¿Quiénes son los
Trump-admiradores?
Naturalmente no es comparable el Partido Republicano que entronó
a Donald Trump con el partido NSDAP nazi. Sin embargo, un decir de los años
treinta del siglo pasado serviría para caracterizar también a los electores del
nuevo presidente americano con lujode detalles; tal, decía así:
“Quien es inteligente y
a la vez nazi, no puede ser persona honrada; si es persona honrada y nazi, no
puede ser inteligente; los que son inteligentes y honrados no pueden ser
nazis.”
Cambiemos al calificativo “nazi” por el sujeto de moda y en esas
frases del viejo decir encontraremos una radiografía bastante acertada del
“Trumpadicto”. Se presenta este fenómeno en el mundo entero, vaya,que “enTrumpados”
los hay por todas partes.
El novelista alemán Daniel Kehlmann escribe en un ensayo
publicado en DIE ZEIT el día 5 de febero de 2017:
“No se halla ni una sola anécdota sobre Donald Trump, donde aquel
hombre se haya comportado con sabiduría o amabilidad, no hay una sola historia
o algún suceso donde mostrara un espíritu de compasión o un signo de ternura
que no sea de las emociones de la ira, de alabarse a si mismo o de presunción.
En un concurso imaginado para buscar un actor con más malicie
ordinaria, un malhechor banal, el
señor Donald Trump habría tenido chance de ser escogido mucho antes de actuar durante
su campaña electoral.
Para ser malo de verdad, lo sabemos desde Hannah Arendt, no se
necesita ninguna profundidad, también Voltaire en la cumbre de la Ilustración europea
manifestaba que no era necesario ser un malhechor destacado por su inteligencia para cometer crímenes horrendos. Él
llamó harlequins anthropofages a los
servidores de la Santa Inquisición, todos beatones eran estos arlequines
antropófagos, caníbales santeros, clowns horrorosos en un lenguaje más
moderno.”
Que el señor Trump tenga carácter de un clown
político no me preocupa, porque ya hemos tenido varios en la historia reciente,
preocupante de verdad es el hecho que este clown tenga en sus manos la llave
para las bombas atómicas y que un país modelo de democracia se la haya
confiado. ¿Son inteligentes los que esto hicieron?... ¿Son conscientes y
responsables?
¿O son tontos e intrigantes, buscando
ventajas a corto plazo para calmar prejuicios, preocupaciones o simplemente por
el placer cínico de ver sufrir a otros?
Sospecho que desean cambiar la democracia
por una anarquía igual a la de la época de sus fundadores, donde la riqueza era
de aquel quien primero la tomara y la seguridad personal radicaba en un buen
revólver al cinto. ¿Será esa la América de la que dicen “First again”?
Una
gran réplica del caos original de su fundación.
friedrichmanfredpeter enero
2017
anavictoriaoeding edición
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