Es tanzt ein Bi-ba-Butzemann
in unserm Haus herum.
Er rüttelt sich und
schüttelt sich
Er wirft sein Säcklein
hinter sich
(Baila un fantasma /en
nuestra casa/él se retuerce él se sacude/él lanza su saquito detrás de él)
“Der Arbeiter arbeitet unter der
Kontrolle des Kapitalisten, dem seine Arbeit gehört. Der Kapitalist passt auf,
dass die Arbeit ordentlich vonstatten geht und die Produktionsmittel
zweckmässig verwandt werden.
---Zweitens aber: das Produkt ist
Eigentum des Kapitalisten, nicht des unmittelbaren Produzenten, des Arbeiters.
Der Kapitalist zahlt zum Beispiel den Tageswert der Arbeitskraft.
---Dem Käufer der Ware gehört der
Gebrauch der Ware, und der Besitzer der Arbeitskraft gibt in der Tat nur den
von ihm verkauften Gebrauchswert, indem er seine Arbeit gibt. Der Kapitalist
hat durch den Kauf der Arbeitskraft die Arbeit selbst als lebendigen
Gärungsstoff den toten, ihm ebenfalls gehörigen Bildungselementen des Produkts
einverleibt. Von seinem Standpunkt ist der Arbeitsprozess nur die Konsumtion
der von ihm gekauften Ware Arbeitskraft.
--- Der Arbeitsprozess ist ein Prozess
zwischen Dingen, die der Kapitalist gekauft hat, zwischen ihm gehörigen Dingen.
Das Produkt dieses Prozesses gehört ihm daher ganz, ebensosehr wie das Produkt des Gärunghsprozesses
in seinem Weinkeller.”[i]
“El obrero trabaja bajo control del capitalista,
porque a él le pertenece su trabajo. El capitalista cuida de que el trabajo se
haga correctamente y que los medios de producción se usen adecuadamente. Sin
embargo, el producto es propiedad del
capitalista; no lo es del obrero quien directamente lo produjo.
(…) La mercancía (para
el caso, el trabajo del obrero) pertenece a quien la compra. Cuando el propietario de la
fuerza de trabajo vende su trabajo, entonces entrega el valor de uso del
trabajo al capitalista quien lo utiliza en su proyecto; cuando el capitalista
compra la fuerza de trabajo la entrega como fermento vivo a los demás elementos
sin vida que componen el producto. Desde su punto de vista, se trata de
consumir la mercancía -fuerza de trabajo- que ha comprado.(…) El proceso de
trabajo es un proceso de fusión entre diferentes objetos que el capitalista compró;
son cosas suyas. El resultado de este proceso es suyo exclusivamente, igual como lo es el producto
de la fermentación que conserva en su cava para vinos.”
Es esta una
reflexión muy sencilla, tanto como la letra que acompaña el juego y la canción
infantiles del Bi-Ba-Butzemann. Tal vez muy simple además, porque todos eso lo
sabíamos desde antes. Sin embargo, este suceso que se describe tiene carácter
de subversión porque en el fondo se desarrolla en una casa ajena. El Bi-Ba-Bu..
se metió, se apropió de todo, bailando y comprando se ha hecho dueño de la casa,
bota las cosas que no le sirven y dispone sobre lo que hace con el resto. Su fuerza, sin embargo, es
limitada; sólo es suyo lo que es capaz de comprar. Pero saben los habitantes
del espacio, quienes venden su fuerza de trabajo temporalmente, que el intruso
crecerá y crecerá, porque todo lo que se haga en casa de ahora en adelante será
suyo y él transformará todo a su gusto.
La fuerza de trabajo de los habitantes será la levadura de su actividad, y
ellos mismos se transformarán en objetos de su actividad, el ritmo del baile
transformará la vida colectiva.
¿Serán ellos más
que fermento de los vinos que guarda el Bi-Ba- BU – en su cava vinícola?
No lo sabemos.
Hasta ahora, al inicio del siglo veintiuno, así nos parece. Nos parece ley
natural que los que venden su fuerza de trabajo – al mejor precio naturalmente – se hallen sometidos a los gustos y principios
del comprador. Lo que están ganando por un lado: consumo de bienestar material, lo pierden por el otro: libertad de
decisión y autonomía. El BI- Ba- Bu – se volvió destino, poco queda para esa
misión arcaica de reflexión o de rebelión. ¿Continuará asi?
Tampoco sabemos.
Esperemos la próxima edición de estos encuentros.
friedrichmanfredpeter febrero
2017
anavictoriaoeding edición
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