Soy Menina,
y estoy hecha de
maderas viejas, recicladas, transformadas en lo que ahora soy. Varias tablas
componen mis brazos, mi vestido, mi cara, mi pelo. Aún se ven los huecos que
dejaron los tornillos gruesos al ser retirados las vigas que antes fui.
Yo estuve
escondida en la médula de los troncos que formaron tales vigas sosteniendo un
tejado: dormí allí noches, días, meses y muchos años, no sé cuántos, hasta que
deribaron la casa y tiraron los maderos como cosas viejas en un contenedor de
basura. Ya nadie nos recicla, nadie nos quiere más porque existen otros
materiales menos pesados y más dociles.
No sufrí por eso
porque no había nacido todavía, y de esa preexistencia no tengo ningún recuerdo
preciso, sólo sé que allí estaba.
Vino una mano
que retiró los troncos, fuimos pegados
uno junto al otro para formar una tabla gruesa, y finalmente a golpes de mazo sobre gubias
afiladas cortando la dura madera fui naciendo poco a poco.
Cuando callaron
los golpes y llegó el barniz lentamente comencé a tomar consciencia de que
existía realmente:
-Aquí estoy yo-
me dije.
No me miré en
ningun espejo pero sé que no soy perfecta, ni siquiera bonita.
Quien me talló
no era un artista con experiencia, nadie le conoce. Cuando me colgaron en un
rincón de otra vieja casa pusieron dos doncellas a mi lado y escuché una voz
que dijo mi nombre: Menina me llamó y
dijo que yo era la interpretación
reciclada de un cuadro famoso. Es muy atrevido porque comparada con una
imagen tan conocida yo nada tengo que ver. Encima colgaron el retrato igualmente
reciclado e interpretado del tal Velazquez.
Y aquí estoy
ahora, aburriéndome mucho; cuando estuve metida entre madera callada yo no
tenía la vida porque ser viva es poder quejarse.
¿De qué me quejo
yo?
Pues mi
fabricante se va y me deja sola. Yo sé que cuando me talló, pensaba y soñaba
con una persona que para él era importante. Sé que yo no soy importante, sin
embargo, a ratos, sentí cómo pasó su mano por encima de mi figura que estaba apenas
tallando… acariciándome. Me gustó eso, porque al fin y al cabo soy una mujer, niña
pequeña y de madera hecha , pero no
insensible. Por eso quiero que me lleve donde él vaya. Sé que no lo hará. Aquí
me he de quedar y algún día me destinarán al lugar donde reposan las demás
vigas cuando ya no sirven para nada, un basurero.
Yo preferería
ser quemada, no me dolería porque soy de madera y así serviría para crear calor
o para formar un espectáculo y no sufriría por estar tirada entre restos
nauseabundos. Yo quiero desaparecer dignamente pensando en las breves caricias
que recibí al nacer, me acompañarán.
No dudo que tal
es mi destino y me hablo a mi misma, repasando los sucesos de esta casa,
recordando todas las personas que vi pasar por mi lado. Algunos pocos me contemplaron,
la mayoría de ellos pasaron de largo.
Pienso que les
aburre una niña hecha de madera reciclada. Muchos toman asiento en mi
presencia; ahí está el comedor, sus charlas y risas invaden el salón y yo sin
compartir esa risa me dedico a la
contemplación, a la filosofía reciclada mejor dicho, porque me falta
actualidad, recien nacida ya soy vieja. Soy una imagen de alguien de tiempos
pasados. Hoy nadie me desearía por novia, ni por amiga siquiera. Vivo en la
oscuridad del salón de esta vieja casa y a veces me parece que este sitio es el
lugar ideal para mi. Yo sé que serviría como fantasma nocturno.
Si pudiera me
levantaría de noche a pasearme entre los muebles, mi vestido de madera chocando
contra numerosos obstáculos y un ruido que despertaría a cualquiera. Me imagino
el susto de muerte que sentirían al verme pasar.Yo no quiero asustar a nadie y
por eso me quedo donde estoy hasta que me descuelguen y me quemen.
Preferiría ser
quemada como una verdadera bruja y que mis enemigos fuesen los de la Santa Inquisición.
El Santo Oficio me acusaría de haber absorbido y presumido de poseer vida real cuando no era
más que un pedazo de madera. Una “Golem” femenina peligrosa; me vería acusada
de traer mala suerte y una falsa fe porque sería el manifiesto vivo que la realidad
es sueño y que dentro de las cosas inanimadas existen vidas secretas. Y eso no
lo tolera la Santa Madre que vigila desde hace siglos sobre los españoles.
Anoche tuve el siguiente sueño:
<¡Pero qué triunfo era el mío! Me llevaron en
procesión por las calles del pueblo, escuché los insultos de gente que me gritó
que soy una falsedad, una vergüenza local.`un peligro. Y entonces, con gusto ardí como una antorcha
en la plaza pública. “Auto de fe” fui, ( el tiempo aun era auténtico y verdadero,
y el diablo no era una imagen muerta sino un bicho con cuerpo y con
una voluntad peligrosa.) Yo ardí escupiendo llamas vivas y entonces saltaron llamas a mi alrededor que escribieron
palabras de fuego sobre el pavimento, palabras que me gustaba haberlas dicho si hubiese podido
hablar.
Escribí eso:
-¡Sois más muertos que yo! ¡Sólo creéis estar vivos! Creeis en la
medicina que os recetan y en las dietas que os impongan. Ningún tallista os
rescatará como hizo conmigo->
Después de
quemarme lentamente, las cenizas las recogió el barrendero. Pero yo continuaba
siendo una nubecita, porque toda idea una vez pensada, toda imagen una vez
creada, seguimos, seremos aliento para todo lo que vive, de lo vivido
nada desaparecerá.
Y entonces:
Tal vez comenzará
una leyenda así¨”Había una vez una Menina hecha de maderas recicladas,….”
Tal vez …. Tal
..
friedrichmanfredpeter octubre 2016
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