Estas palabras vi escritas en lo alto de una puerta. -- Hemos llegado al sitio en que verás las gentes doloridas.-- Allí suspiros, llantos y altos ayes resonaban al aire sin estrellas, y yo me eché a llorar al escucharlo. Diversas lenguas, hórridas blasfemias, palabras de dolor, acentos de ira, roncos gritos al son de manotazos, un tumulto formaban, el cual gira siempre en el aire eternamente oscuro, como arena al soplar el torbellino. Dante Alighieri[1] : DIVINA COMEDIA. CANTO III
La mente sensible siempre mantiene una sensación controvertida cuando se habla del infierno, temores y curiosidad se cruzan:¿Cómo debemos imaginarnos este lugar siniestro donde serán castigados los pecadores y desobedientes? ¿Y si fueramos una vez simples visitantes, los que echan una ojeada a través de una cortina y después nos iríamos escapando?Nos lo induce este curioso morbo que forma parte de todo ser vivo; hasta los animales lo comparten. Conocemos eso: una catástrofe natural o un accidente mortal atrae fuertemente la curiosidad. Deseamos estar presentes, ser testigos, pero no toleramos estar metidos porque los verdaderos infiernos se encuentran en esta tierra. Sabemos que los humanos saben prepararlos con gusto y placer para sus prójimos. Ningún infierno imaginado es capaz de competir con lo que el noticiero de todos los días difunde entre un público ansioso de mirar.
La literatura se ha dedicado al tema y los artes también. Siempre acuden a lo que está disponible para llenar nuestra fantasía y al mismo tiempo neutralizan horror y terror por medio de estos encuentros: Cuán fuertemente consoladores pueden ser imágenes escritas. Por eso, un tallista de reciclajes tampoco pudo pasar por alto este tema que movió fantasías durante siglos:
Quien busca o rehuye al infierno, en el rincón de una casa andaluza lo encontrará; está inspirado en la descripción de Dante Alighieri en Divina Comedia, obra literaria italiana del siglo XIII. Dante no quiso asustar sino divertir a sus lectores; esa fue su misión:
“¡Vean cómo entré al infierno y cómo logré salir! ¡Vean eso los que me acompañan y escuchen estas voces! ¡Lo que en la tierra comenzaba, ahora aquí se ahoga! Mi compañero Virgilio y yo, tenemos licencia para visitar lo que discretamente está escondido; miramos, observamos y ¿qué vemos?”
El infierno según Dante ya no asusta a sus visitantes, son imágenes de iconografías pasadas que le rodean y en el fondo lo divierten. Este tipo de infierno ya no representa un peligro para la mente tocada por los aires de una nueva era material y cultural. Los infiernos de carácter renacentistas fueron así : “¡Asústate un poquito, pero no temas, diviértate, eso ya pasó!”
Y en el infierno reciclado de maderas viejas: nos contemplan nuestros propios rostros, nuestras propias caras sonrientes ahí están; entre las maderas recicladas nos asomamos sin saber que ya habíamos llegado, rodeados de gritos, dolor y penas.
El escultor mismo al dedicarse a revelar el secreto de las maderas, quiso averiguar entre estas maderas viejas por casualidad halladas, si allí estaba su propia imagen presente, y cierto, bastó montar unos espejitos y allí estaba.
No son necesarias más pruebas, allí estoy yo; y siempre a la vuelta me lo confirma la talla, mi imagen entre gritos y llantos ahí se encuentra.
Por eso invito a todo visitante de hacer la misma prueba, para ver si la madera en su caso especial no se equivoca.
friedrichmanfredpeter octubre 2016
[1] Dante Alighieri,
bautizado Durante di Alighiero degli Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo
de 1265 - Rávena, 14 de septiembre de 1321), fue un poeta italiano, conocido
por escribir la Divina comedia, una de las obras fundamentales de la transición
del pensamiento medieval al renacentista.
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