me llamo y en un
cruce de calle 66 con carrera 59 en Barranquilla levanto mis ocho brazos
principales. Estoy aquí desde hace muchos años y mi extenso follaje cubre de
sombra este sector. Sin esta sombra el sol ardiente de mediodía abrazaría la
acera, hiriendo a los que beben refrescos en la cafetería justo aquí…a mi lado.
Mi tronco impresionante concentra la fuerza vital del trópico, soy una árbola
de savia y sabia, estoy viva y doy vida a pájaros que cantan en la madrugada y a ardillas rojas que cruzan mis ramas saltando.
Estoy rodeada de altos edificios y a ellos les dejo este mensaje:
Soy más vieja
que vosotros, soy mayor, resistí a los vientos huracanados, a los aguaceros
cuando invadieron las calles volviéndolas riachuelos, resistí y aguanto. He
visto pasar flotando de todo: ramas
arrancadas allá arriba, marcos viejos de
puertas, basura tirada al arroyo, igual llantas inservibles reparadas la enésima vez,
cadáveres de perros y gatos, todo ello camino al río y luego al mar Caribe que
todo lo traga; pero yo estoy viva y aquí estoy.
Ana y tú me visitáis y me saludáis todas las mañanas.
¿Quihubo? me decís, como entre viejos amigos; nos conocemos y no
hacen falta más palabras.
Por mi parte, yo, fritzpeter, digo que a mí me gustaría levantar
los brazos como tú haces, estrecharte y respirar profúndame antes de un largo
bostezo, abrazarnos los tres. Fundirnos cada uno en los otros dos. Seamos Bonga, olvidamos quién es humano y quién
es árbol; Ana y yo tenemos brazos y seres vivos somos pero… necesitamos que tú
nos prestes fuerzas para resistir tempestad y clima a tu manera.
Porque te necesitamos; eres vida pasada, presente y
futura, nos sobrevivirás si la motosierra te deja vivir. Aunque pienso que no se
atreverán a tocarte. Mucho trabajo tendrían al querer quitarte la vida y cuando
al final cayeras dejarías un hueco inmenso que nada podría llenar. Sin ti este
barrio sería otro y nos sentiríamos huérfanos todos, porque tú eres más que un
árbol decorativo, eres la ”Ceiba” de los dioses indios, tu imponente silueta
simboliza el universo de este a oeste de norte a sur; eres el “Olimpo” de
dioses.
Me recuerdas, sin embargo a “der Lindenbaum” cantado
por Franz Schubert en “die Winterreise”. Pero más fuerte y majestuosa eres tú,
ningún frio te congela, ninguna primavera llega para resucitarte. En tu sombra
las parejas no se besan, ni escriben sus nombres en tu corteza, tu piel es
áspera y armada de puyas. Y en vez de las notas de piano románticas, escucharás
sonidos de cumbias y vallenatos. Tu vitalidad asombrosa no admite nostalgias nórdicas,
tú amas la rumba callejera.
Grande eres y ancha, hermosa, tu verdor da aire a los
que se asoman a los balcones, Barranquilla te necesita.
friedrichmanfredpeter octubre 2016
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