miércoles, 16 de julio de 2008

El Mito de Prusia (12): ¿Prusia – paradigma?

Mientras Mathias Claudius, el pequeño maestro rural, publica sus versos y los comentarios personales y críticos, no se queda atrás el filósofo en la lejana ciudad de Königsberg que dedica un ensayo al tema de la nueva era: ¿Qué es la Ilustración?
Imanuel Kant contesta en breve así: “Es la salida del hombre de la dependencia.“
Dependencia, así explica, existe en múltiples formas y se presenta de la más variada manera. Todo lo que impide el libre desarrollo del juicio propio autónomo e independiente debe ser considerado un obstáculo, una obstrucción de la vocación del ser humana a la libre autonomía. Esto significa, para hablar en la metáfora preferida de la época, permanecer en la oscuridad. La humanidad, sin embargo, está llamada a vivir en la luz, la luz de la razón, de la Ilustración.
¿Vivimos ya en un siglo de la Ilustración?  pregunta y Kant y contesta:
“No vivimos todavía en un siglo ilustrado, pero nuestro siglo va en el camino hacia ella. En este sentido es el Siglo de la Ilustración.“

- Vaya por Dios, habría exclamado Mathias Claudius si hubiese leido a Imanuel Kant:
- ¿Y de la guerra qué nos dice, maestro ilustre?
E Imanuel Kant habría sacado la sonrisa pícara que solía lucir en conversaciones así:
- Conozco a un solo señor en el mundo, nuestro Rey Federico, quien dice: Piensen y crean lo que quieran, pero paguen sus impuestos. “¡Razonen tanto como quieran, pero obedezcan!“
- Entonces hay limitaciones de la libertad . ¿dónde está la autonomía?
E Imanuel Kant sacaría otra vez la sonrisa filosófica :
- Hacer uso de la razón en público es libre en todo el reino y esto traerá inevitablemente el progreso hacia la Ilustración. Usted mismo, querido amigo, está ya pisando el terreno de la libertad.

Efectivamente el rey no para de sorprender a los observadores:
el año 1779 - diez años antes de la Revolución Francesa - publicó la siguiente sentencia dirigida a un juez:
„Debe usted saber que el más humilde de los campesinos y, más aun, el mendigo es tanto persona y humano como la misma Majestad y le corresponde justicia, porque ante la ley todos somos iguales.“

El publicista Karl Heinz Bohrer no lamenta la desaparición de Prusia como estado, sino la ausencia del paradigma prusiano en las principales manifestaciones públicas  políticas y culturales como el arte,  la arquitectura y la literatura del país.
“No importa que yo viva, importa que yo cumpla con mi deber.
Esta frase del rey Friedrich II parece estar ausente en la vida social.
Es cierto que el nazismo se podìa servir de virtudes de la antigua Prusia porque se prestaban para abusos.
Sin embargo, Bohrer considera que eran estas mismas virtudes que habrían hecho posible el derrocamiento del nazismo desde la oposiciión, si hubiese habido colaboración desde el exterior por los aliados, si ellos no hubiesen actuado ciegamente con el proyesto de destruir el poder alemán desde la raíz.
Así, a la oficialidad prusiana no le quedó otra alternativa que de sacrificarse en un intento de atentado y golpe de estado lleno de fatalismo y heroicidad.
Con el lema del rey “¡Coûte que coûte!“ se enfrentaron a la cúpula nazi y perdieron. Su actitud nunca ha encontrado el aprecio unánime de los demócratas alemanes. El carácter prusiano de estos hechos los descalificaba ante los ojos críticos de una generación dedicada a democratizar Alemania desde las bases. Pero Bohrer piensa que  establecer la democracia  no es suficiente. La República de Berlín no puede existir con total negación del paradigma de Prusia. 
Por eso queda la pregunta: ¿Qué haremos los herederos con nuestra herencia? ; ¿es justo enterrarla en la misma tumba donde reposan Hitler y compañía?

Manfred
7/2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario