jueves, 24 de julio de 2008

El Mito de Prusia (15): ¡Vámonos a Koenigsberg!

Tres ideas para Europa
Michel Deguy, columnista de Le Monde,  considera preocupante la ausencia de una conciencia y voluntad políticas proeuropeas en la opinión pública de las naciones  europeas. La Unión Europea no conoce un espíritu europeo.
Es más, existe un desprecio entre los pueblos de la unión. Ejemplos de ello son el comportamiento deprimente de los inchas de futbol, la prensa popular inglesa y su hostilidad casi diaria hacia “los franceses“, el desprecio hacia los visitantes alemanes manifestado por un  ministro de turismo italiano. Las manifestaciones casi enfermizas de catalanidad en la vida cotidiana de aquella región, hostilidad y violencia declarada contra todo ser diferente en el ambiente vasco, un galleguismo estrafalario, etc.
Los comentarios populares sobre los pueblos vecinos suelen estar repletos de clichés y de prejuicios absurdos.

miércoles, 23 de julio de 2008

El Mito de Prusia (14): El proletario rebelde

1. ¿Quién era FW?

Friedrich W nació en el año 1.878, era carretero y trabajaba en numerosas fincas grandes de la provincia prusiana de Sajonia. Había conocido a Eva durante el trabajo. Ella era oriunda de Polonia y había venido en busca de trabajo en una de estas grandes explotaciones agrícolas. Así hacían muchos hombres y mujeres del este para realizar labores. En su gran mayoría, estas explotaciones de grandes dimensiones tenían como propietarios a aristócratas, los Junker.

domingo, 20 de julio de 2008

El Mito de Prusia (13): Heinrich, el Junker moderno

Era un triste día de noviembre de 1.811 cuando Heinrich von Kleist puso fin a su vida  a orillas de un insignificante lago de Brandemburgo.
Hasta este instante poco había sido publicado de sus escritos y más había  destruido él en autodefés de desesperada resignación. En el momento de la trágica decisión de autoeliminarse había buscado otra vez más la forma de romper la soledad que le acompañaba desde niño hasta soldado y filósofo – poeta. Arrastró a esta oscura muerte a una triste compañera, conocida fugazmente. La muerte así había sido anticipada en sus novelas y dramas. Muchos años más tarde, un curioso investigador encontraría entre papeles y fragmentos literarios un cuaderno del joven estudiante Heinrich, un niño aun, donde aquel describía minuciosamente las diferentes formas de suicidio. En el mismo cuaderno decía que el suicidio era la única decisión válida del hombre por no ser revocable. Mucho ha sido discutido desde entonces, si esta extraña personalidad nació suicida o se hizo, movida por las circunstancias de una vida “demasiado difícil para poder vivirla”.

miércoles, 16 de julio de 2008

El Mito de Prusia (12): ¿Prusia – paradigma?

Mientras Mathias Claudius, el pequeño maestro rural, publica sus versos y los comentarios personales y críticos, no se queda atrás el filósofo en la lejana ciudad de Königsberg que dedica un ensayo al tema de la nueva era: ¿Qué es la Ilustración?
Imanuel Kant contesta en breve así: “Es la salida del hombre de la dependencia.“
Dependencia, así explica, existe en múltiples formas y se presenta de la más variada manera. Todo lo que impide el libre desarrollo del juicio propio autónomo e independiente debe ser considerado un obstáculo, una obstrucción de la vocación del ser humana a la libre autonomía. Esto significa, para hablar en la metáfora preferida de la época, permanecer en la oscuridad. La humanidad, sin embargo, está llamada a vivir en la luz, la luz de la razón, de la Ilustración.
¿Vivimos ya en un siglo de la Ilustración?  pregunta y Kant y contesta:
“No vivimos todavía en un siglo ilustrado, pero nuestro siglo va en el camino hacia ella. En este sentido es el Siglo de la Ilustración.“

El Mito de Prusia (11): Mathias Claudius, maestro de escuela y poeta, ¿Cómo vivir con la guerra?

s‘ist Krieg! s‘ist Krieg!                                    ¡En guerra, estamos en guerra!
O Gottes Engel wehre,                                          O , Angel del Señor,
Und rede du darein!                                             ¡Asómate, impídela!
s‘ist leider Krieg - und ich begehre,                         Desgracia de la guerra --
Nicht schuld daran zu sein!                                   ¡Y la culpa, no quiero tenerla yo!
( Mathias Claudius )
      

martes, 15 de julio de 2008

Tallas de Fausto

Breves notas sobre la serie de tallas en madera EL FAUSTO
(ilustración del texto de Goethe)

Todo comienza en el cielo. El Señor conversa con Mefistófeles, diablo de menor categoría, sobre el estado de la creación. Los ángeles cantan su Aleluya de siempre y que “todo va bien “. SanRafael

El Mito de Prusia (10): La Seudoprusia

Cinco años después de la orgia devastadora que había devorado Berlín, en el año 1950 fueron deribados los muros y edificaciones que quedaron del Palacio Real.
Cierto es que Berlín es más que su Palacio, pero sin él ya casi no es nada.
Las bombas de los americanos no habían podido acabar con lo que durante siglos había sido edificado. La obra había comenzado en 1570 y alcanzó su punto culminante en 1699 con el arquitecto Andreas Schlüter. Pero sólo en 1850 con el diseño de Schinkel encontró su carácter  sobrio y noble que duraba hasta que le cayeron las bombas. Podía haberse restaurado lo que quedó, porque parcialmente fue usado después, pero la voluntad política era totalmente contraria.

lunes, 14 de julio de 2008

El Mito de Prusia (9): Una melodía sin fronteras

Federico II de Prusia, llamado también el Grande, es bien conocido como príncipe guerrero. Sin embargo escribió a su amigo Jordan: “Si no fuera príncipe, sólo quisiera ser filósofo. Pero todos tenemos que cumplir con el oficio que tenemos.“
Bien conocida es también su afición a la música, y  esa ha dejado sus huellas hasta el presente. Era virtuoso de la flauta y autor compositor de varios conciertos.

sábado, 12 de julio de 2008

El Mito de Prusia (8): Rojos

Karl Marx, Friedrich Engels, Ferdinand Lassalle, August Bebel, prusianos del siglo XIX.
Karl Liebknecht, Rosa Luxemburg, Walter Benjamin, Erich Fromm, Herbert Marcuse, Theodor W. Adorno, Hannah Arendt, prusianos del siglo XX.

A todos ellos les acompañó la organización estatal prusiana, recibieron su formación escolar, universitaria o autodidacta en Prusia, vivieron los años de aprendizaje más intensivos en el ambiente social y cultural particular prusiano. Todos ellos son considerados intelectuales destacados, creadores de una visión distinta del mundo que rompe con tradiciones creadas durante siglos. Y todos siguieron un camino de Prusia al mundo, obligados por un lado y llamados por el otro, hacia un concepto universal de su pensar analítico y crítico.

miércoles, 9 de julio de 2008

El Mito de Prusia (7): El militarismo

Cuando en el “triste mes de Noviembre“ del año 1843 el escritor exiliado Heinrich Heine pisa de nuevo suelo alemán a través de la frontera de Prusia se encuentra con militares prusianos que metidos en sus rígidos uniformes grises andan tan tiesos y derechos como si “hubiesen tragado el palo con que les habían pegado anteriormente“. Ya no llevan peluca con su colita como en tiempos del gran Friedrich. Ahora tienen bigotes que no son más que “colitas colgadas debajo de la nariz“. Sus elegantes cascos con los picos brillantes parecen ingeniosos pararrayos y el aguilucho de siempre, negro, que le ha saludado en la frontera, invita a practicarle tiro al blanco en las fiestas populares de su patria renana.

sábado, 5 de julio de 2008

El Mito de Prusia (6): Explorar Mundo

- Prusia para el mundo - Alexander
- El mundo para Prusia – Wilhelm

Los hermanos Wilhelm y Alexander von Humboldt, hijos de Junker prusiano y madre hugonote, nacieron en Berlín – Tegel. Alexander, el menor, en 1769 como Napoleón Bonaparte.  El padre murió cuando eran pequeños y la madre decidió educarlos en casa. Encargó a profesores universitarios de esa labor ambiciosa, para ambos: griego, latín y filosofía; para el menor química, física y matemáticas, para el mayor idiomas y literatura.
Eso suponía doce horas diarias, todos los días de la semana.

martes, 1 de julio de 2008

El Mito de Prusia (5): Excelencia y banalidad

El visitante de Berlín se encuentra ante el cruce de impresiones que le sacuden:
¿Admirar la excelencia o repulsar la banalidad de la arquitectura de la ciudad?
Todo el centro de lo que durante casi cuarenta años era Berlín occidental, el Berlín del mundo libre y económicamente pudiente, es una muestra de exquisita banalidad. De las ruinas a los supermercados y posteriormente a la elegancia cursi seudoparisina. Nada de todo eso merece la pena si no le importa el “shopping“. Fácilmente se leen las tendencias y modas de la reciente historia de la ciudad, están hechas piedras, o mejor cemento y plástico. La ruina bien conservada de la Kaiser Wilhelm Gedächtnis Kirche, su torre mochada y su nave de sala de concierto, nos enseñan de forma penetrante que aquí ha pasado algo raro que a los herederos impidió reparar estos daños. ¿Pero estos daños, hechos de qué, de un terremoto, bombas, agua o viento? Quiere recordarnos la idea banal que las querras hacen daño y que este daño sea bien visible elegantemente. Sólo a una mente cursí le puede ocurrir utilizar la arquitectura para difundir la moralina penetrante que acompaña el llamado milagro alemán, que está patente al lado del símbolo pacifista invitándote: ¡Paséate y compra, soy toda tuya!

El Mito de Prusia (4): “Der Junker“

La imagen del aristócrata prusiano ha sido difundida por el mundo a través  de la caricatura que el inolvidable actor Erich von Stroheim  imprimía en numerosas películas de Hollywood.
Al público ameriacano le encantaba ver a un estúpido militarote alemán, delgado y tieso como un garrote metido en su uniforme demasiado estrecho y escupiendo frases recortadas como un autómata telegrafista. Con el monóculo puesto que le obligaba a mantener una mueca de imbécil que sólo alteraba cuando las curvas de una bella señorita le provocaban hacer alarde de machismo y el monóculo se le caía. Una figura grotesca de la misma familia que el gato Fritz, “Fritz the cat“,  y ambos sólo con su acento marcado de teutones eran capaces de provocar las risas del público inglés. Con el Junker se logró definir un arquetipo antiheroíco que contrasta notablemente con el generoso y divertido H. Bogart quien luce superioridad moral e intelictual en la película  Casablanca.