martes, 24 de julio de 2018

'Wellcome' to Europe!

‘WELLCOME’  to EUROPE


      Aspecto de la frontera húngara en la zona sur.

Al redefinir la soberanía como derecho a la separación y a la contraofensiva contra una supuesta ‘invasión’ de refugiados, los estados europeos comenzaron en forma efectiva a “forrarse” o cerrarse herméticamente sin importar el gasto económico ni mucho menos el valor de la vida humana. La dimensión técnica de esta impostergable “necesidad” es impresionante y con un costo elevadísimo a nivel de euros, además de lo que ha de valer la presencia de un ejército de vigilantes que son instruidos y felicitados como ‘defensores de la patria’. 


El ‘Muro de Trump’ que se levantará entre EEUU y Méjico, ya está hecho en Europa. El alambre de púas habla el mismo idioma en todos los continentes, es universal, y los que huyen de la violencia y de la miseria lo entienden sin necesidad de intérpretes. 
Calificar hoy por hoy esa “obra de alambres” como un escándalo y una vergüenza, resulta --por parte de los gobiernos y de buena parte de la población de estos países-- falta de realismo y el colmo de la utopía: hasta sospechoso porque quien defiende principios básicos de moral humanista o cristiana es mirado como a un traidor. 
“Europa tiene que defenderse” se predica por doquier y justifican esas medidas con el derecho natural a la autodefensa de las culturas contra la incultura, de la civilización contra la barbarie, de la vida cristiana contra la islamización.
 Al respecto, cito algunos de los conceptos resucitados de entre ese gama de fragmentos de ideas nazis que perduran y contagian las mentes nuevamente: “Volkstod”– la muerte física del ‘pueblo alemán’ se pronostica porque ‘otras sangres’ contaminarán la ‘raza aria’ de los alemanes ‘puros’; “Volksfeinde”– enemigos traidores del ‘pueblo alemán’ son llamados los gobernantes democráticos. La democracia misma es atacada por defender la igualdad de los derechos humanos y no aceptar privilegios fundados en el racismo y en una superioridad imaginada.  Todo conocido y repetido desde esa Nazi – Alemania que creíamos muerta.
Triste resulta admitirlo, pero las fronteras construidas tienen el apoyo de la gran masa de la población en varias naciones europeas.  Sus inventores y constructores que gastaron enormes sumas del dinero público en eso  cuentan con la aprobación ‘democrática’. Y si la mayoría así lo decidiese, habría que expulsar del ‘sagrado’ territorio nacional a quienes allí no caben, no tienen espacio porque no cuentan con el beneplácito de los señores Fulanita y Menganito y de sus señoras.
¡Atención!Esto no es una cuestión de derechas o de izquierdas, es una cuestión de vida o muerte de la cultura civilizada democrática en la que pretendemos o creemos que se vive en nuestro Antiguo Continente…si es que no esté ya tan corroído que ‘lo nuestro’ sea simplemente  una divina isla rica en medio de un endemoniado mundo paupérrimo y asolado de violencia.

Redacción: friedrichmanfredpeter   julio  2018
      Edición: anavictoria

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