Se Acaba el Tiempo
Habla Adrian Leverkühn/ Doctor Fausto:
“-Ahora se acaba el tiempo que compré hace tiempo a cambio de mi alma. Antes de acabar os he llamado mis amados hermanos y hermanas, no quiero esconderos mi defunción espiritual y os pido que me tengáis en vuestra memoria y que vayáis a saludar de mi parte a los hermanos que olvidé en esa invitación y que no me lo tomen a mal. Así confesado y dicho quiero tocar algo de la composición que yo copié escuchada del bello instrumento que Satanás tocó para mí y que en parte cantaba el pícaro coro infantil del Infierno. -
Se levantó pálido como la muerte.(otro personaje)
-Este hombre está loco- se dejó oír la voz bien articulada de doctor Kranich.
-De eso no tengo ninguna duda desde hace tiempo y lamento que no esté presente en este círculo ningún médico neurólogo. Yo por mi parte no me siento competente, soy numismático-. Dicho eso se levantó y se marchó.
Leverkühn se colocó frente al piano teclado de mesa y desarrugó la partitura. Vimos correr lágrimas por sus mejillas que cayeron encima del teclado y entonces comenzó a tocar acordes disonantes; abrió la boca como para cantar, pero sólo salió un gemido de entre sus labios que se me pegó al oído y que siempre recordaré. Extendió los brazos como si quisiera abrazar el teclado y así agachado sobre el instrumento se cayó -como si hubiera sido golpeado- al lado del sillín sobre el piso”.(…)
“Post data: Ya se acabó. Un viejo hombre curvado y casi quebrado contempla con relativa satisfacción el montón de papeles que había llenado con todos estos horrores de su tiempo. Ahí está la obra de su afán, el resultado de confluencia entre la memoria y la observación de sucesos actuales durante sus años activos. (…) Alemania, el país desgraciado se ha vuelto extraña para mi, como si fuese desconocida. No podía compartir sus actos viciosos porque me espantaba este fin del que estaba seguro que llegaría. Me retiré al escondite de la soledad privada. Ahora no estoy seguro si de esta manera actué bien. (…) Un hombre solitario está plegando sus manos y dice: Dios se apiade de vuestras almas, amigo mío, patria mía.”[i]
FIN
(Thomas Mann, Doctor Fausto)
-Ya se acabó - dicen Doctor Fausto, el narrador y de paso lo manifiesta Thomas Mann.
¿Qué se acabó? - ¿Esa leyenda que comenzara en el siglo XVI surgiendo desde la figura de un alquimista y mago? Esa leyenda acompañó a los europeos durante siglos con una pintoresca variación de posibilidades y realizaciones. En Alemania es donde tales versiones de un hombre que vende su alma al Diablo encontraron la mayor difusión.
¿Por qué ha sido tan ‘atractiva’ la suerte de Fausto?
Al Fausto alquimista se le atribuyen fuerzas mágicas en las que posiblemente él mismo también creyó y estas fuerzas fueron relacionadas con un supuesto pacto con el demonio. Vender el alma para obtener fuerzas superiores a lo común fue considerado no sólo posible sino era una real opción durante los años del caos social, religioso cultural y político del medievo tardío.
¡Necesito oro! ¿tu sabes hacerlo? - ¡házmelo! Esa orden pesaba sobre el alquimista. Es sabido que Fausto lo intentaba hacer, y tuvo que pasarse a la estafa, practicar la función de mago en escenarios públicos. Fausto tenía éxito y se volvía famoso, tanto que hasta su dramático fin fue espectacular:
Anunciada con una fuerte tormenta de rayos y truenos, su muerte ocurrió a la medianoche y en la mañana le encontraron con la cabeza doblada, la cara vuelta atrás. ‘El diablo se lo había llevado’.
Y con eso podía haber concluida la leyenda. Así la vi representada, siendo un niño, en un teatro de títeres y las marionetas eran idóneas para resumir estos sucesos. Es este un cuento impresionante para los niños.
Pero el tema no se quedó una vez se enteraron escritores y filósofos, editores. La figura del Fausto inició tal dinamismo que pronto fue absorbida para demostrar en el carácter humano el deseo de ver, de conocer y de saber más; el drama de vida y muerte del hombre ambicioso que quiere igualarse con los ángeles.
Thomas Mann es uno más de los atraídos por esta suerte de antihéroe, pero él relata la historia de un Fausto actual y moderno, un músico genial, desorientado y alejado de la realidad del mundo tal como acontecía con la nación alemana. Después del Fausto de Goethe, Doktor Faustus, revive el drama de una vida buscando la perfección como compositor musical, la marca de la genialidad.
Como un tóxico, el deseo hacia lo irreal invadió los ambientes y empujó a la nación alemana al desastre; el deseo de lo imposible provocó la autodestrucción. Fausto en el fondo es el drama de una evasión etérea similar a la que numerosos músicos, poetas, escritores han buscado.
¿Habrá terminado definitivamente esa tendencia ‘fáustica’ de ir en busca de lo imposible, la visión constante hacia lo irreal?
“¡Dios se apiade!”- dice dice el narrador.
¿Un final feliz – a pesar de todo?
Redacción friedrichmanfredpeter julio 2018
Edición anavictoria
[i]“Da nun aber die Zeit ausgelaufen ist, die ich mir einst mit meiner Seele erkauft, hab ich euch vor meinem Ende zu mir berufen, günstig liebe Brüder und Schwestern, und euch mein geistlich Hinscheiden nicht wollen verbergen. Bitt euch hierauf, ihr wollet meiner im Guten gedenken, auch andere, die ich etwa zu laden vergessen, von meinetwegen brüderlich grüßen und daneben mir nichts für übel halten. Dies alles gesagt und bekannt, will ich euch zum Abschied ein Weniges aus dem Gefüge spielen, das ich dem lieblichen Instrument des Satans abgehört, und das zum Teil die verschmitzten Kinder mir vorgesungen.
Er stand auf, bleich wie der Tod.
- Dieser Mann, ließ sich da in der Stille die klar artikulierende Stimme des Dr. Kranich vernehmen,
- dieser Mann ist wahnsinnig. Daran kann längst kein Zweifel bestehen, und es ist sehr zu bedauern, dass in unserem Kreise die irrenärztliche Wissenschaft nicht vertreten ist. Ich als Numismatiker , fühle mich hier gänzlich unzuständig.
Damit ging auch er hinaus.
Leverkühn hatte sic han das braune Tafelklavier gesetzt und glättete mit der Rechten die Partitur. Wir sahen Tränen seine Wangen hinunterrinnen und auf die Tasten fallen, die er, nass wie sie waren, in stark disonante Akorde anschlug. Dabei öffnete er den Mund, wie um zu singen, aber nur ein Klagelaut, der mir für immer im Ohr hängengeblieben ist, brach zwischen seinen Lippen hervor; er breitete , über das Instrument gebeugt, die Arme aus, als wollte er es damit umfangen, und fiel plötzlich, wie gestoßen vom Sessel hinab zu Boden.(----)
Nachschrift Es ist getan. Ein alter Mann, gebeugt, fast gebrochen von den Schrecknissen der Zeit, in welcher er schrieb, und von denen, die den Gegenstand seines Schreibens bildeten, blickt mit schwankender Genugtuung auf den hohen Haufen belebten Papiers, der das Werk seines Fleißes, das Erzeugnis dieser von Erinnerung sowohl wie von Gegenwartsgeschehen überfüllten Jahre ist.(---) Deutschland selbst, das unselige, ist mir fremd, wildfremd geworden, eben dadurch, dass ich mich, eines grausigen Endes gewiss, von seinen Sünden zurückhielt, mich davor in Einsamkeit barg. Muss ich mich nicht fragen, ob ich recht daran getan habe? (----) Ein einsamer Mann faltet seine Hände und spricht: Gott sei euerer armen Seele gnädig, mein Freund, mein Vaterland.
(Thomas Mann, Doktor Faustus. Stockholm 1948 , S. 762 / 771 ) E N D E
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