Cadáveres Venezolanos
“Según un reporte de Medicina Legal, el año pasado murieron en Colombia de manera violenta 173 venezolanos, y en lo corrido de este ya van 195. De lejos, fueron los extranjeros que más murieron en circunstancias violentas en el territorio nacional.” (El TIEMPO, 15 de julio de 2018)
El informe de El Tiempo destaca los altos costos de los entierros para los cuales no existe presupuesto en las alcaldías de las fronteras. Uno de los alcaldes dijo que cada entierro cuesta 1,2 millones de pesos y no sabe de dónde sacar el dinero para eso.
Comento esta noticia antes que nada, impresionado ante la sequedad e indiferencia con la que la Redacción Política del diario de EL TIEMPO comunica esta noticia a sus lectores. Los casi cuatrocientos muertos, asesinados en Colombia en un año y medio solamente valen para lamentar que no haya plata para enterrarlos. Colombia no está exenta de la tragedia de migraciones que inunda la tierra en todos los continentes.
‘Los hermanos venezolanos’, así elogiados en los discursos domingueros de antes suelen dejar una huella de sangre sobre el territorio de la vecina república. Huyendo de la Revolución Bolivariana de su país natal, les ha llegado la muerte violenta en el país vecino (Colombia). La migración se transformó en una de las causas principales de muerte y parece que remedio no hay contra esa plaga.
Menos mal, los alcaldes se dedican a enterrar los cadáveres. A nadie le interesa saber, cuáles han sido las causas de esta avalancha mortífera. ¿Quién mata a un refugiado y por qué? No será para robarle, ni el odio racial, ni otra forma de competencias; son muertes inexplicables. Son criaturas solitarias, abandonadas desde antes de morir. ‘No valen nada para nadie’.
Así las cosas, parece que lo que queda es la práctica de tiro al blanco para verificar si el arma aun funciona.
Si acaso faltaren vidas colombianas para sacrificar, bienvenidos pueden ser estos futuros cadáveres vecinos. Una costumbre de medio siglo no se abandona tan fácilmente, pienso yo. Hay que alimentar los cañones de pistolas y fusiles que no se oxiden y habrá que entrenar a una futura generación guerrillera … pues nunca se sabe cuándo hará falta.
Desde la profundidad de una historia de violencia continuada escucho esa macabra risa:
Redacción: friedrichmanfredpeter julio 2018
Edición: anavictoria
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