Was ist deutsch?
¿Qué es alemán?
(¡Visitemos “Aschersleben”, creación ficticia de Thomas Mann)
“… de la ciudad puede decirse que tanto en su ambiente como en su imagen exterior conservaba algo muy medieval de su identidad. Las viejas iglesias y las fielmente conservadas casas acomodadas y los almacenes, construcciones con andamios de madera con sus pisos altos sobresalientes de torres redondas y tejados apuntados sobre un muro. (…) debido a eso se fundamentó un sentimiento por la vida como una permanente tendencia a la continuación de los tiempos pasados. Y más aún, parece que se tratara de esa famosa fórmula de un presente intemporal que llevaba gravado el ‘Nunc stans’( el eterno presente, o el aquí y ahora ) sobre su frente. Porque la identidad de este lugar era la misma desde hace trescientos años o desde mil años atrás y se mantuvo invariable en contra del fluido superficial del tiempo; el curso del tiempo transformó algunas cosas, mientras las marcadamente importantes durante este tiempo nunca cambiaron, sea por piadosa terquedad o simple orgullo para guardar la memoria y la dignidad.
Eso en cuanto a la imagen de la ciudad. Sin embargo, en el aire de ella parecía vigente algo que constituía la mente humana durante los decenios finales del siglo XV: Histerismo del medievo tardío, algo así como un malestar epidémico latente. Curioso decir eso de una ciudad moderna y despierta (pero no era moderna, era vieja, y la vejez significa vivir el tiempo pasado como presente, el tiempo presente sobrecargado de historia) – sonaría algo atrevido decir que era posible imaginarse la aparición de un sectario movimiento infantil, una danza de San Vito, una profética sermonada de un visionario – comunista “Hänselein” asistido por una hoguera ceremonial de las autoridades. Milagros de la Santa Cruz podrían ocurrir y la población desfilar en procesiones místicas. Naturalmente nada de eso pasaba, ¿cómo iba a ocurrir? La policía no admitiría nada de eso en su acuerdo con el tiempo moderno y con las reglas de orden público…
Sin embargo y a pesar de eso. ¡Cuántas cosas más que estas aguantaba la policía en nuestros tiempos actuales! Y eso sucedió en pleno acuerdo con el tiempo moderno que admite tales cosas nuevamente. (…) Porque este nuevo tiempo tiene tendencia de volver atrás y repite con entusiasmo tales actos simbólicamente, actos que oscurecen la modernidad y dan bofetadas al espíritu del tiempo nuevo. Son tales eventos como la quema pública de libros en hogueras y cosas peores que aquí y con palabras mías no me atrevo tocar.[i](Thomas Mann, Doktor Faustus)
Thomas Mann en su casa en California
Comentario: Habla así el narrador Serenus Zeitbloom en Doktor Faustus la novela de Thomas Mann escrita en el exilio del autor en California. Esa ciudad, Aschersleben en la realidad no existe, pero está presente posiblemente en cientos de lugares como este que leemos dibujado por la fantasía de Mann. Es el lugar donde Adrian Leverkühn nace y pasa su infancia y juventud hasta volverse el “Doktor Faustus”de la novela. Y este lugar de origen no es casual, para Thomas Mann es ahí donde se inicia un ‘destino’, “ein Schicksal”,no solo de una persona excepcional sino de toda la nación alemana, Alemania cuya excepcionalidad es el tema de esta creación literaria que es producto de la fantasía y al mismo tiempo pretexto de un análisis sociopolítico.
Nada hay en la literatura moderna alemana que se puede comparar con esta obra magna de un autor que tras una larga lista de narraciones cortas, novelas y ensayos escribe finalmente un texto que trasciende todo lo anterior, alcanza una dimensión de obra clásica y en el aspecto personal altamente significativo para su autor quien afirmó: “Casi me ha costado la vida redactarlo.”
La labor finalizaría casi al mismo tiempo que terminara la Segunda Guerra Mundial; Alemania está hundida en su abismo histórico más profundo cuando Thomas Mann y su familia deciden abandonar USA y volver a Europa, no regresa a Alemania, se albergará en un lugar sin calor ni color en Suiza donde poco después murió.
Siendo profesor en los años sesenta (yo, Manfred Peter) intenté una sola vez tratar esa obra en mi clase de literatura alemana. No lo haría otra vez. Los extractos que seleccioné encontraron un eco inesperado que resumo en los términos ‘perplejidad’ y ‘silencio’. Una nueva generación de jóvenes alemanes no se ubicó en ese mundo tan sumamente alemán. Aparentemente sus mentes se habían alejado de esta Alemania que los textos dibujaban. Era como si se les hablara de otro continente, de algo completamente exótico. Esa Alemania ya no era de ellos, la era posguerra había transformado el país en pocos años, las ruinas todavía presentes no documentaron más el desastre histórico: era un desafío dejar todo eso atrás – olvidarlo. Tal suele ser la reacción típica de sobrevivientes – dicen los psicólogos … niños que no quieren recordar, ni mucho menos imitar sus ancestros que les resultan exóticos, Doktos Faustus, un viejo cadáver más en la tumba colectiva.
¿Seguirá todo así? Ciudades como ‘Aschersleben’
si lograban sobrevivir los bombardeos, se han transformado en zonas peatonales, lugares típicos donde los turistas principalmente japoneses toman sus fotos entre ‘Lebkuchen’, salchichas y cervezas. Nada de ‘danzas macabras’ y quema de brujas, sino un mercadillo navideño a perpetuidad. Fausto en su encuentro con el diablo divierte a jóvenes lectores –si logran leerlo –así me he enterado en un comentario reciente.
Yo, sin embargo, me siento tocado por la magia del lugar de Aschersleben, comparto la fascinación que de este lugar emana, impregnado de una mentalidad de continuada fatalidad.
Estoy convencido que estos ‘cadáveres’ en el sótano colectivo sobreviven y podrían resucitar cuando las condiciones serían favorables.
¿Hay acaso síntomas actuales para acercarnos a una situación así? Desde la lejanía de mi exilio voluntario lo observo: Se acabó la era de posguerra, se está quebrando una estabilidad admirada por casi el mundo entero; sin necesidad física se pone en duda si continuar sobre la vía de expansión, comodidad y bienestar que obtuvo el epíteto de ‘milagro alemán’.
Hay fantasmas igual a ‘zombies’ que brotan del sótano olvidado y la frase de Thomas Mann que posee una terrible actualidad es: “ Es un espectáculo terrible cuando la irracionalidad se vuelve popular.” El populismo moderno actual se nutre de esa irracionalidad y va orientando las mentes en dirección irracional, nacionalista, fatal. Eso sucede también más allá de las fronteras de la cultura alemana, pero Alemania por su situación geográfica, su peso económico y cultural define esa orientación en forma predominante. La vitalidad alemana sigue siendo el reto, por el bien o el mal de todo el continente europeo. ¡Que por el bien sea!
redacción: friedrichmanfredpeter junio 2018
edición anavictorai
[i]“---es ist von der Stadt zu sagen, dass sie atmosphärisch wie schon in ihrem äußeren Bilde etwas stark Mittelalterliches bewahrt hatte. Die alten Kirchen, die treulich konservierten Bürgerhäuser und Speicher, Bauten mit offen sichtbarem Holzgebälk und überhängenden Stockwerken, Rundtürmen mit Spitzdächern in einer Mauer. (----) –dergleichen stellt für das Lebensgefühl die ununterbrochene Verbindung mit der Vergangenheit her, mehr noch, es scheint jene berühmte Formel der Zeitlosigkeit, das scholastische Nunc stans an der Stirn zu tragen. Die Identität des Ortes, welcher derselbe ist wie vor dreihundert, vor neunhundert Jahren, behauptet sich gegen den Fluss der Zeit, der darüber hingeht und vieles fortwährend verändert, während anderes – und bildmäßig Entscheidendes – aus Pietät, das heißt aus frommem Trotz gegen die Zeit und aus Stolz auf sie, zur Erinnerung und der Würde wegen stehenbleibt.
Dies nur vom Stadtbilde. Aber in der Luft war etwas hängengeblieben von der Verfassung des Menschengemütes in den letzten Jahrzehnten des 15. Jahrhunderts, Hysterie des ausgehenden Mittelalters, etwas von latenter seelischer Epidemie: Sonderbar zu sagen von einer verstandig-nüchternen modernen Stadt (aber sie war nicht modern, sie war alt, und Alter ist Vergangenheit als Gegenwart, eine von Gegenwart nur überlagerte Vergangenheit) – möge es gewagt klingen, aber man konnte sich denken, dass plötzlich eine Kinderzug-Bewegung, ein Sankt Veitstanz, das visionar-kommunistische Predigen irgend eines “Hänselein” mit Scheiterhaufen der Weltlichkeit, Kreuzwunder-Erscheinungen und mystisches Herumziehen des Volkes hier ausbräche. Natürlich geschah es nicht, -- wie hätte es geschehen sollen? Die Polizei hätte es nicht zugelassen in Einverständnis mit der Zeit und ihrer Ordnung. Und doch! Wozu nicht hat in unseren Tagen die Polizei stillgehalten - wiederum im Einverständnis mit der Zeit, die nachgerade dergleichen wieder zulässt- (---) – sie neigt, sage ich, selbst in jene Epoche zurück und wiederholt mit Enthusiasmus symbolische Handlungen, die etwas Finsteres und dem Geist der Neuzeit ins Gesischt Schlagendes an sich haben, wie Bücherverbrennungen und and eres, woran ich lieber mit Worten nicht rühren will.”
(Thomas Mann, Doktor Faustus, Stockholm 1948, Fischer, S.57/58)
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