miércoles, 15 de noviembre de 2017

Sobrevivirá !

Sobrevivirá !


¿Cómo se formaron estas personas para ser como eran?
¿Sobrevivirá su mensaje?
                              








 
 Wilhelm Liebknecht, Karl Liebknecht, Ferdinand Lasalle
              Rosa Luxemburg, Friedrich Ebert, August Bebel.


Esos son los iniciadores del socialismo alemán. Con nostalgia nos acordamos de ellos.
Ellos construyeron aquello que  nos guiaba sin adoctrinarnos… nos convencieron sus ideas. Digo “nosotros”, refiriéndome a mí y a muchos alemanes, y a otros más allá.  Su valentía nos inspiró, su fracaso aun nos duele. ¿De dónde sacaron la energía que alimentaba su quehacer, sus vidas?
Se afirma con frecuencia que su fuente de inspiración lo constituían Karl Marx y, en menor grado Friedrich Engels. Yo dudo de esa explicación: la energía vital la sacaron de su propia biografía. Como todos, tuvieron experiencias de infancia y de juventud que marcaron sus vidas: nacieron con un talento destacado, no eran tontos y  miraron mucho  más lejos que  la gran mayoría de contemporáneos que vivían felices,  conformes e incompetentes. A muy temprana edad presentaron signos de lo que serían cuando fuesen mayores.
 Es cierto que ya en la edad de la razón juvenil la lectura de Marx les nutrió  y que bebieron su mensaje como los chivitos la leche; sin embargo ellos fueron los iniciadores en el fondo, usaron a Marx, crearon su recepción política, lo sacaron de la sombra de una existencia marginal, lo interpretaron y hicieron de él  su profeta mayor, una nueva estrella brillante para iluminar las casas y las gentes llenas de pesar,  ignorancia y conformidad.  El  nuevo saber, el “marxismo” lo cambiaría todo, primero  en Alemania y luego en el mundo. Eso pensaron y en ello debieron confiar. Hoy sabemos que tal cosa no funcionó. El mundo es complicado e inhóspito para profetas.
Al margen de lo que realmente habría de suceder, ellos, por sí mismos fueron algo más que creativos dibujantes o utópicos. Su carácter, su personalidad, su autenticidad, su manera der ser, fueron legítimos, creíbles. Dos de ellos provenían de familias judías y padecieron insultos antisemitas; dos, obreros, habían aprendido oficios prácticos, laborando el cuero y los metales; otros, padre e hijo Liebknecht provenían de familias rebeldes, poco sumisas: Karl Liebknecht murió asesinado por fuerzas del estado, igual que su familiar Ludwig Weidig dos generaciones antes. Lasalle muere en un duelo por un asunto de honor. Rosa Luxemburgo es asesinada al igual que Liebknecht, el mismo día: asesinatos políticos ordenados. Ebert es víctima de odio y desprecio en un ambiente fanatizado, no había quien lo atendiera y una simple apendicitis lo mató.  Todos podrían contar historias de  difamación, menosprecio, persecución. Ante eso, su remedio intelectual se llamó Karl Marx.  
¿Cómo se hicieron lo que finalmente fueron, personas valientes, creativos, innovadores? Les sucedió tropezando con la dureza de la vida real. Esa vida habría que cambiarla… pensaron, y para eso les sirvió la sombra de Karl Marx que poderosamente intervino en su vida. Debido a Marx se les abrió una nueva perspectiva desde la cual la historia misma  pondría fin a las injusticias, el menosprecio y la explotación. Marx lo pronosticaba, por eso movilizaron su imagen a la de un revolucionario. El investigador, el escritor crítico que realmente fuera K.M. resultó al margen de sí mismo: fueron ellos, los seres humanísimos retratados en estas fotos, los parturientes del marxismo en sus variantes conocidas. Y eso era su revolución, tanto social y política como personal y privada. Habían pedido auxilio a Karl Marx, él no los abandonaría.
Debido a Marx ya no se sintieron solos, el poderoso aliado de su lucha era la clase obrera, bautizada con el nombre de proletariado. El futuro pertenecería a la lucha obrera y por eso estuvieron convencidos de vivir el comienzo de una era nueva, de un tiempo nuevo:
“Mit uns zieht die neue Zeit!” (Cantando marchamos hacia el nuevo tiempo)  y “Die Neue Zeit” se llamaba la revista política fundada en 1883 y así se llamó hasta 1923, cuando fue relevada por “Vorwärts”  que dura desde 1876  hasta la actualidad. Ninguna otra revista en el mundo tiene una tradición más larga.
Debido a esa labor, generación tras generación Marx ha sido redescubierto, interpretado y   reinventado de nuevo. Ejemplos de ello son la Teoría Crítica en la U de Frankfurt; continuada por la teoría de  la comunicación social de Habermas. O la crítica de la misma crítica por el filósofo Sloterdijk…en fin, una lista que continuará.
Sin embargo, la sociedad en la que se desenvolvieron  teoría y actividad político fundadas en el socialismo no ha parado de cambiar. La clase obrera como motor de innovación ha sido sustituido  por una sociedad formada por laboriosos individuos de “cuello blanco” y por un sector social crecido de bajo perfil técnico y de  formación precaria. Este grupo depende cada vez más de ayuda pública porque sus ingresos no alcanzan un promedio de bienestar normal, no son actores en sociedad, su papel es pasivo y reactivo. Su estado suele ser denominado “precario” por ellos mismos cuando es de relativa comodidad.
Ante esta situación, el mensaje socialista ha perdido terreno, tanto, que se se está pronosticando  su total desaparición. Alemania y Europa sin socialdemócratas: ya es un pronóstico posible.

Observamos la dramática caída del voto socialista en las últimas elecciones generales en Alemania. Y eso no pasó porque  la oposición conservadora haya crecido. Numerosos electores actuaron así de acuerdo con sus intereses: ¿Por qué votar por la socialdemocracia? Su proyecto no ofrece más de lo que la mayoría ya posee: vivir cómodos y entregados sin problemas existenciales a un bienestar que en otros tiempos históricos era impensable. Pero de historia  no saben nada al parecer.
Es una comodidad que engaña porque abre la vía a una política de conformismo y de inmovilidad; la opción socialista se queda sin eco. Otros temas y temores electrizan más: ¿Quién protege seguridad y privilegios ante la amenaza de nuevas “plagas” inmigración y competencia global?
El socialismo no ha encontrado respuesta y desesperadamente busca renovación.
¡Volver a sus orígenes!  ¿Será esa una solución para el socialismo europeo en crisis?

¿Podrá ayudar Karl Marx, desde su tumba en Londres? --- ¡Llámenlo!

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