miércoles, 15 de noviembre de 2017

“Las ciudades se imponen”,

“Las ciudades se imponen”,

Die Städte
aber wollen nur das Ihre
Rainer María Rilke


Die Städte aber wollen nur das Ihre
und reißen alles mit in ihren Lauf.
Wie hohles Holz zerbrechen sie die Tiere
und brauchen viele Völker brennend auf.
Und ihre Menschen dienen in Kulturen
und fallen tief aus Gleichgewicht und Maß,
und nennen Fortschritt ihre Schneckenspuren
und fahren rascher, wo sie langsam fuhren,
und fühlen sich und funkeln wie die Huren
und lärmen lauter mit Metall und Glas.
Es ist, als ob ein Trug sie täglich äffte,
sie können gar nicht mehr sie selber sein;
das Geld wächst an, hat alle ihre Kräfte
und ist wie Ostwind groß, und sie sind klein
und ausgeholt und warten, daß der Wein
und alles Gift der Tier- und Menschensäfte
sie reize zu vergänglichem Geschäfte.



Saturno devorando su hijo de F.Goya



Las ciudades imponen su medida / Y arrastran todo bajo su dominio / Descuartizan animales igual que leña / Y devoran la gente a la que llaman querida / quienes deben adoptar su modo de vida / siendo obligatoria y definitiva / Y llaman progreso  la imposición/  Y la lentitud de antes es desterrada / Y como putas lucen sus encantos / Ruidosas brillan su hierro y cristal / Mentiras las ocupan totalmente / Y no se parecen a sí mismas / Y  el dinero creció como un tormento / Y su viento feroz reduce a las personas /
que agotadas, buscan remedios embriagantes / Y todo todo lo que pueda estimular

“Las ciudades se imponen”, manifiesta Rilke en este poema citado del “Stundenbuch” – El Libro de las Horas --. La traducción literal de este texto no transmitiría la fuerza poética que posee en alemán. Lo intenté varias veces y me resigné: no es posible encontrar una versión, ni siquiera en traducción libre, que transmita lo que Rilke logra hacer con la métricay el sonido de la poesía en su original en alemán: recrear la fuerza vital de la urbe moderna, dibujar la megápolis como una segunda creación y denunciar la pérdida de medida y de equilibrio en ese imparable exterminio de la primera naturaleza para transformarla (terriblemente deforme) en una nueva versión de creación hecha de falsedad y de engaño.
¿Qué destaca Rilke?
Las ciudades arrastran todo bajo de su dominio, no dejan ninguna vida independiente y libre; no respetan vidas, por ejemplo las de los animales que son triturados como pedazos de madera.
Lo que pasa a los animales consumidos en inmensos mataderos en el fondo también sucede a los hombres. Igual a Saturno quien devora a su hijo en el mito arcaico, la megápolis se traga a su gente que llama “querida”… no admite espacios para la vida individual y autónoma. El progreso se impone y la velocidad elimina toda concentración sobre elementos esenciales como son la contemplación y el placer de la lentitud creativa. Los ruidos chillones son la compañía de todos los días. Ciudades se transforman en putas, ofrecen ruidosamente y con agresión sus encantos. Ya no se parecen a los que antaño habían sido, concentración de comarcas que las rodeaban. Ahora son ellas que se tragan sus entornos creando una nueva “naturaleza” a sus habitantes que necesitan ser medicados, drogados para soportar una nueva realidad y entregarse a ella. Igual a un viento feroz la nueva realidad penetra en todo rincón y se hace dueña de las mentes y lasbalmas.
Las palabas de Rilke infunden terror; Rilke no dialoga con esa nueva realidad creada por el progreso urbano, no admite un rincón de reflexión sobre posibles ventajas que esta megápolis también pueda ofrecer. Para él todo es un monstruoso engaño.
El texto poético, escrito en el año 1902 es visionario y polémico. Alista todo lo negativo que rodea la gran urbe que en esta fase histórica comienza apenas a expandirse; primero lo hacen Paris y Londres, luego seguirán todas las concentraciones que no para de crecer y dentro de pocas generaciones más absorberán la casi totalidad del hábitat del hombre sobre esta tierra. Rilke ve lo que sus contemporáneos no fueron capaces de preveer. No es un diálogo con este mundo, es la mirada del poeta penetrante que hace visible lo invsible, él  es el vivo observador humanista.
¿Nos hace falta?  El lector decidirá.

friedrichmanfredpeter   noviembre   2017


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