martes, 14 de noviembre de 2017

Immanuel... ¡Ilumínanos!


Immanuel…
           ¡Ilumínanos!
                                                 ¿Dónde queda hoy Koenigsberg?





Jürgen Habermas, Jacques Derrida, Timothy Garton Ash afirmaron: el “genius“ de Europa es Immanuel Kant.  “El Moisés de Europa”, lo llamaron. Ah, pero sucedió algo muy innoble: El Imperio Soviético dragó la ciudad de Königsberg –cuna del pensador-, para darle un nombre de escándalo: Kaliningrado; también borraron toda huella del filósofo. Los soviéticos continuaron así lo que la anticultura nazi había comenzado y que la estalinista seguiría al pie de la letra, borrando todo asomo de la historia del pensamiento ilustrado…ahora los europeos nos aguantamos que el nombre de Kalinin - una oscura figura asesina, mero instrumento del terror estalinista - borre el recuerdo de aquel Moisés de Europa que era Immanuel Kant.
La población actual de aquella ciudad procedente de toda la geografía de la antigua Unión Soviética y que reemplazó a la alemana, expulsada después de la ocupación por las tropas soviéticas, casi no tiene noción de la historia de la ciudad que habitan. Era una ciudad de rango europeo, donde fueron coronados los reyes prusianos.
Los rusos pudieron –después de la caída de la URS-, cambiar de nuevo los nombres de Leningrado, Stalingrado, Gorki y otras más. ¿Por qué no se ha cambiado Kaliningrado? ¿Temen acaso que los alemanes quieran volver a Koenigsberg? Una absurda idea para quien conoce la realidad actual de Alemania. Además, también Sankt Petersburg  lleva un nombre en lengua alemana.
Por el bien de Europa y para no darles la razón a los bárbaros deberá regresar lo más pronto posible el nombre de Königsberg y el nombre de Immanuel Kant tiene que ocupar el lugar que le corresponde en las calles de su ciudad. De la misma manera como el personaje literario de Joyce representa a la ciudad de Dublin, Kant es el genio rector de Koenigsberg.

Este tema de Koenigsberg o Kaliningrado no es un tema alemán: es un tema europeo y solamente en el marco de una Europa consciente de su historia y de su misión actual podría  resolverse. Naturalmente encontraremos las huellas de una historia local, la de Prusia anterior a Alemania.  Imanuel Kant era prusiano, su patria era el estado que ha dejado de existir, lo cual hace más fácil divulgar su mensaje humanista y tolerante, ya que el temido militarismo prusiano, hoy por hoy no amenaza a nadie.
Si Immanuel Kant es el “Spiritus Rector” de Europa, los europeos deberíamos preocuparnos de la ciudad que debiera ser símbolo del espíritu europeo nacido como una consecuencia positiva de todas las confrontaciones y guerras civiles de nuestro continente en el pasado. Es Kant, en su texto Sobre la Paz Eterna quien nos ha legado tal lección magistral. Con Kant, solamente se puede ser pro-europeo.
Todo esto medito ante la actual situación europea. Leyendo la prensa me encuentro con Michel Déguy, columnista de Le Monde, quien considera preocupante la ausencia de una conciencia y voluntad políticas pro-europea en el contexto de opinión pública de las naciones europeas hoy en día.
Terrible aceptarlo: La Unión Europea no conoce un espíritu europeo.
Es más, existe un desprecio entre los pueblos de la Unión, que cada vez más, parece ser una Unión sin europeos.  Ejemplos comunes de ello hay diarios: el comportamiento deprimente de los hinchas de futbol, la prensa popular inglesa y su hostilidad casi diaria contra “los franceses“, el Brexit exitoso ante la avalancha de populismo británico, el desprecio hacia los visitantes alemanes manifestado por un ministro de turismo italiano, el aire de  nacionalismo excluyente dominante en los estados de Europa  del Este …para no hablar del territorio hispano del continente europeo con sus manifestaciones casi enfermizas de catalanidad en la vida cotidiana de aquella región…la hostilidad y la violencia declarada contra todo ser diferente en un ambiente estrafalario. Las consecuencias económicas y sociales y políticas de todo eso todavía no son calculables.

Los comentarios populares sobre los pueblos vecinos suelen estar repletos de clichés y de prejuicios absurdos. Las encuestas realizadas no reflejan el grado de ausencia de espíritu europeo que realmente existe. Los individuos interrogados rara vez confiesan lo que en el ambiente privado, familiar o en la barra de los bares suelen manifestar sin mayores escrúpulos. En realidad existen tendencias abiertamente hostiles contra una conciencia europea como los nacionalistas corsos quienes han inventado un documento nacional de identidad corso. Carece de legalidad, pero trata de fomentar una conciencia nacionalista : “la corsitude“. De igual manera grupos extremistas proceden en su patria Euscadi. Es una medida astuta y hábil para aumentar el poder minoritario del nacionalismo preparando la guerra emocional en lugar de la paz.
¿Qué propone Michel Déguy?
Hacer que despierten los que no están de acuerdo con estas tendencias y se sienten heridos o ofendidos teniendo que soportar el carácter agresivo y prepotente de los activistas nacionalistas que abogan por una mentalidad diferente al pensamiento humanista europeo.
¿Qué medidas prácticas se pueden tomar?
Crear un documento de identidad europea para aquellos que se sienten europeos antes que miembros de una nación europea. Todavía estamos esperando poder ser ciudadanos europeos sin adjetivo nacional. Tal vez ayudaría esta medida a cambiar la lamentable mentalidad retrógrada de los pueblos de Europa y podría traer un aire nuevo , dar un nuevo  impulso a la integración.

Yo pediré este documento en cuanto exista.

friedrichmanfredpeter   noviembre  2017
      edición anavictoria


No hay comentarios:

Publicar un comentario