miércoles, 22 de noviembre de 2017

Las Migraciones

Las Migraciones de todos los días
(Weltbürger: Ciudadanos del Mundo)

“Groß sind Jammer und Not, die über die Erde sich breiten;
Sollte nicht auch ein Glück aus diesem Unglück hervorgehn?”
Polyhymnia,  J.W. Goethe, Hermann und Dorotea.

“Grandes son el dolor y la pena que sobre la tierra se extienden;
¿No brotará una felicidad de estas desgracias también?”

Polyhymnia es la musa que canta el destino de Hermann y Dorotea en una narración poética escrita en versos hexámetros por J.W.Goethe. Una primera lectura literal de esta historia indicaría al lector que se trata de un himno de amor, pero entrados en el relato se infiere con facilidad el otro tema transcendental: la migración, los refugiados, la acogida de estos.
Weltbürger …(Término éste acuñado en alemán por el autor quien fuera un encantador y un creativo permanente del idioma). En un “Ciudadano del Mundo” se debería convertir cada uno de los expulsados por las desgracias de la eterna historia del mundo que agrede, deshereda, viola, hiere a millones de seres humanos globalmente; -además de las dinámicas de la naturaleza convulsionada-. Las estadísticas del año 2016 indican la eterna actualidad de migraciones forzadas o no: 65,6 millones de personas en el mundo de acuerdo con las Naciones Unidas.
¿Es cierto eso de que se vuelvan Ciudadanos del Mundo aquellos que son perseguidos, expulsados, los que huyen de la miseria o simplemente  quieren ser libres? ¿o siguen siendo botín y carnada para subvencionar infinitos intereses, políticos, ideológicos, económicos?

En la citada narración en verso de Goethe, un Hermann alemán y una Dorotea refugiada se enamoran, vencen todos los obstáculos que se les presentan y se casan. El destino cruel  desterró a Dorotea de aquel valle feliz donde la pilló la revolución, la guerra y el saqueo brutal.
“Revolutions- und Befreiungskriege”, Las Guerras de Revolución y de Liberación, marcaron la experiencia de millones de europeos durante los decenios entre 1789 y 1815. Goethe vivió la época y de tal experiencia creó esta hermosa palabra nueva Weltbürger”.
 La palabra constituye en sí misma un programa, una confesión y una misión: toda persona de convicción humanista debe proclamar que el mundo es del hombre y no al revés; no son los territorios- como declara una ideología corriente - los  que definen cuales creencias han de tener sus habitantes. Son los “Weltbürger”, ciudadanos libres “Ciudadanos del Mundo”  quienes deberían decidir tanto, en sus vidas personales como en las colectivas.

Hermann y Dorotea toman una decisión que no agradó a muchos. Existen resistencias contra la libertad, bien lo sabemos. Goethe no saca ningún argumento ideológico del armario como tantos hacen actualmente. Es el amor el que definirá la vida común de estas dos personas. La felicidad nacerá de tanta desgracia. Este optimismo debería contagiar las mentes que se hunden en pronósticos graves.
La experiencia nos indica que el mundo nunca fue otra cosa que de emigración y de inmigraciones: la migración ha sido y sigue siendo  la ley de vida. Porque desde siempre, desde el momento en que el “Homo Sapiens” entró en escena, tal ha sido el destino del colectivo humano: migrar: emigrar, inmigrar, con dolorosas y también con fructíferas consecuencias. Y así, durante miles de años.  Pero nuestra memoria es corta y las miradas reposan sobre el entorno inmediato, construido por tres o cuatro generaciones atrás, a lo sumo. Ninguna de las naciones en el mundo sería lo que es sin esta ley. Todos los países y regiones son resultados de migraciones históricas, de invasiones y de cambios olvidados o descartados por los intereses de cada actualidad. Sólo la geografía impuso a veces fronteras con larga duración. En el caso de Europa, donde no existen estas fronteras, la migración ha sido el destino a perpetuidad.

La historia humana es una secuencia constante de aislamientos y de compenetración. Los mitos bíblicos de expulsiones, del Paraíso o de Babilonia, son verdades a medias ya que no es el aislamiento, sino la movilidad  nuestro genuino destino. Y en esa realidad residen las desgracias y también la felicidad.
Me permito agregar una observación que cualquier biólogo confirmará. La naturaleza misma, la de todos los seres vivos, la Fauna y la Flora, es el complejo resultado de esa ley de las migraciones. El mundo natural es movimiento.
Se ha de aprender a contemplar eso con tranquilidad y sensible resignación…es más, alegrémonos por ello, por  Hermann y su Dorotea y por otros tantos más que son nuestros antepasados; todos somos el resultado de migraciones.

    


                                       

La foto presenta una talla que recientemente culminé en su composición definitiva, después de años de reposo de sus componentes (insectos y ramas de árbol) también tallados por mí.

Ahora que le di sentido -al mismo tiempo que trabajaba en el presente texto- le he dado el título “Migrantes”. Está hecha de madera reciclada y los insectos de fantasía siguen una ruta, su marcha en busca de lo que sea; es símbolo y metáfora del fenómeno migratorio,  que es el destino natural de toda forma de vida desde siempre.
Yo me identifico con la vida errante de estos insectos que cargan la misión migratoria  durante la extrema brevedad de sus vidas. Al respecto me inspira mucho la información científica, recientemente leída acerca del hecho dramático de  la disminución o la casi desaparición de la masa de insectos devastada por los efectos destructivos del avance técnico y por otros motivos.
Tal vez… me digo, apreciado lector, de pronto… solamente habrán de sobrevivir  estos  tan raros, tallados en madera.

friedrichmanfredpeter  noviembre  2016
       edición  anavictoria





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