Las Migraciones de
todos los días
(Weltbürger: Ciudadanos del Mundo)
“Groß sind Jammer und Not, die über die
Erde sich breiten;
Sollte nicht auch ein Glück aus diesem Unglück hervorgehn?”
Sollte nicht auch ein Glück aus diesem Unglück hervorgehn?”
Polyhymnia, J.W. Goethe, Hermann und Dorotea.
“Grandes son el dolor y la pena que sobre la tierra se extienden;
¿No brotará una felicidad de estas desgracias también?”
Polyhymnia es la musa que canta el
destino de Hermann y Dorotea en una
narración poética escrita en versos hexámetros por J.W.Goethe. Una primera lectura literal de esta historia indicaría
al lector que se trata de un himno de amor, pero entrados en el relato se
infiere con facilidad el otro tema transcendental: la migración, los
refugiados, la acogida de estos.
Weltbürger …(Término éste acuñado en
alemán por el autor quien fuera un encantador y un creativo permanente del
idioma). En un “Ciudadano del Mundo”
se debería convertir cada uno de los expulsados por las desgracias de la eterna
historia del mundo que agrede, deshereda, viola, hiere a millones de seres
humanos globalmente; -además de las dinámicas de la naturaleza convulsionada-.
Las estadísticas del año 2016 indican la eterna actualidad de migraciones
forzadas o no: 65,6 millones de personas en el mundo de acuerdo con las Naciones
Unidas.
¿Es cierto eso de que se vuelvan Ciudadanos del Mundo aquellos que son
perseguidos, expulsados, los que huyen de la miseria o simplemente quieren ser libres? ¿o siguen siendo botín y
carnada para subvencionar infinitos intereses, políticos, ideológicos,
económicos?
En la citada narración en verso de Goethe, un
Hermann alemán y una Dorotea refugiada se enamoran, vencen todos los obstáculos
que se les presentan y se casan. El destino cruel desterró a Dorotea de aquel valle feliz donde
la pilló la revolución, la guerra y el saqueo brutal.
“Revolutions-
und Befreiungskriege”, Las Guerras de Revolución y de Liberación, marcaron la
experiencia de millones de europeos durante los decenios entre 1789 y 1815.
Goethe vivió la época y de tal experiencia creó esta hermosa palabra nueva “Weltbürger”.
La palabra constituye en sí misma un programa,
una confesión y una misión: toda persona de convicción humanista debe proclamar
que el mundo es del hombre y no al revés; no son los territorios- como declara
una ideología corriente - los que
definen cuales creencias han de tener sus habitantes. Son los “Weltbürger”,
ciudadanos libres “Ciudadanos del Mundo” quienes deberían decidir tanto, en sus
vidas personales como en las colectivas.
Hermann y Dorotea toman una decisión que no agradó
a muchos. Existen resistencias contra la libertad, bien lo sabemos. Goethe no
saca ningún argumento ideológico del armario como tantos hacen actualmente. Es
el amor el que definirá la vida común de estas dos personas. La felicidad
nacerá de tanta desgracia. Este optimismo debería contagiar las mentes que se
hunden en pronósticos graves.
La experiencia nos indica que el mundo nunca fue
otra cosa que de emigración y de inmigraciones: la migración ha sido y sigue
siendo la ley de vida. Porque desde siempre,
desde el momento en que el “Homo Sapiens” entró en escena, tal ha sido el
destino del colectivo humano: migrar: emigrar, inmigrar, con dolorosas y
también con fructíferas consecuencias. Y así, durante miles de años. Pero nuestra memoria es corta y las miradas
reposan sobre el entorno inmediato, construido por tres o cuatro generaciones
atrás, a lo sumo. Ninguna de las naciones en el mundo sería lo que es sin esta
ley. Todos los países y regiones son resultados de migraciones históricas, de
invasiones y de cambios olvidados o descartados por los intereses de cada actualidad.
Sólo la geografía impuso a veces fronteras con larga duración. En el caso de
Europa, donde no existen estas fronteras, la migración ha sido el destino a
perpetuidad.
La historia humana es una secuencia constante de aislamientos
y de compenetración. Los mitos bíblicos de expulsiones, del Paraíso o de
Babilonia, son verdades a medias ya que no es el aislamiento, sino la movilidad
nuestro genuino destino. Y en esa realidad
residen las desgracias y también la felicidad.
Me permito agregar una observación que cualquier
biólogo confirmará. La naturaleza misma, la de todos los seres vivos, la Fauna
y la Flora, es el complejo resultado de esa ley de las migraciones. El mundo
natural es movimiento.
Se ha de aprender a contemplar eso con tranquilidad
y sensible resignación…es más, alegrémonos por ello, por Hermann y su Dorotea y por otros tantos más
que son nuestros antepasados; todos somos el resultado de migraciones.
La foto presenta una talla que recientemente
culminé en su composición definitiva, después de años de reposo de sus
componentes (insectos y ramas de árbol) también tallados por mí.
Ahora que le di sentido -al mismo tiempo que
trabajaba en el presente texto- le he dado el título “Migrantes”. Está hecha de madera reciclada y los insectos de
fantasía siguen una ruta, su marcha en busca de lo que sea; es símbolo y
metáfora del fenómeno migratorio, que es
el destino natural de toda forma de vida desde siempre.
Yo me identifico con la vida errante de estos
insectos que cargan la misión migratoria durante la extrema brevedad de sus vidas. Al
respecto me inspira mucho la información científica, recientemente leída acerca
del hecho dramático de la disminución o
la casi desaparición de la masa de insectos devastada por los efectos
destructivos del avance técnico y por otros motivos.
Tal vez… me digo,
apreciado lector, de pronto… solamente habrán de sobrevivir estos tan
raros, tallados en madera.
friedrichmanfredpeter noviembre
2016
edición
anavictoria
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