martes, 1 de marzo de 2016

Verdun y la juventud alemana

una reflexión cien años después de la batalla sangrienta



Wildgänse ziehen durch die Nacht
mit schrillem Schrei nach Norden.
Unruhiges Herz, hab acht, hab acht,
die Welt ist voller Morden.
(was ist aus uns geworden)[1]
Wir sind wie ihr ein graues Heer
und zieh´n in Kaisers Namen,
und zieh´n wir ohne Wiederkehr,
singt uns im Herbst ein Amen.


Gansos silvestres cruzan la noche / con grito agudo, volando al norte / ¡Ten cuidado, inquieto corazón !/ Lleno está el mundo de muerte /Nosotros también somos un ejército gris / y marchamos en nombre del Kaiser / y si marchamos sin regresar /¡cantádnos en otoño – amén!/

Verdun y más Verdun. Guerra entre trincheras alemanas y francesas, „Poilu y Landser“ se enfrentan a muerte. Entre los alemanes surge una canción, texto  del soldado Walter Flex cuya melodía se creará poco después. Como muchos  de sus camaradas, Flex salió  comovoluntario de la universidad al frente cumpliendo  lo que consideró su deber. Y allí murió alcanzado, problemente, por un obus de artillería enemiga. Es el año 1917 y los soldados franceses también cantan: „Les Oies volantes“--- destinos paralelos.

Poilu francés

Flex era un escritor con talento, un talento que prometió un futuro, importante tal vez. La muerte lo segó. Pero existe la trilogía de Jünger, Remarque y – Flex. La Grande Guerre les marcó vida y muerte.
Flex llegó al lugar donde le esperaba la muerte con la mochila al hombro, ¿preparada por la madre? Había muchos como él, salidos de Heidelberg o Jena y en el fondo de sus mochilas, poesía de Hölderlin, o el Zarathustra de Nietzsche.  muchas veces leidos, comentados, adorados.
„Heidelberg“,  „Hölderlin y Nietzsche“  ¿Qué más se puede decir para describir un carácter y una decisión, igual a suicidio?

¿Quién lo mató, el fuego enemigo, o „die deutsche Romantik“?
Yo me inclino por la segunda opción. ¿Qué por qué?
Ah, porque tres años antes, en el año 1913, se celebró por primera vez el Día de la Juventud Libre Alemana. Delegaciones de todo el país y también de Austria se habían reunido en la cumbre del monte Hoher Meissner en Hessen, especie de Monte Sacro de la leyenda; y allí de noche alrededor del fuego y bajo la luz mágica de la luna, se proclamó solemnemente lo que conmovió  las jóvenes mentes y que en adelante se llamará „Der Wandervogel”


 “ El pájaro migratorio”. Allí mismo los jóvenes alemanes tanto católicos como protestantes, socialistas, universitarios y otros[2] más juraron la siguiente proclama:

„Derecha, nuestra mirada,
Paso firme a la vida abierta al mundo,
¡Salve, nueva generación alemana!
Guardia del futuro, luciente en el dorado rojo de la aurora,
Tu eres la tropa combatiente para un pueblo nuevo.“

Entre más términos exaltados se destacan, el amor a la verdad y a la libertad, pero también ¡Levanta la bandera, toca el tambor!

Facilmente reconocemos los ánsares, los gansos volantes, de la canción de Flex. Y comprendemos esa dudosa voluntad de entrega al ideal que predican las voces de Fichte hasta Schelling y Hölderlin.
Sin embargo, es un ideal abstracto, un ideal al que falta concretizarlo. ¿De qué libertad y de qué lucha se trata?
Es idealismo puro tendrá necesariamente que estrellarse contra la realidad; se trató de un movimiento juvenil que al principio del siglo pasado anticipa  actitudes de protesta actuales. Entre esta contradicción, reluce su romanticismo. Su ideal es explotable, y ha sido explotado de hecho por intereses de poder ajenos a la voluntad pura de los autores del juramento.
No han sido sólo palabras, lo verifican los hechos. Al negarse a compartir la fácil comodidad del bienestar presente, dos generaciones de alemanes se han lanzado al abismo de ideologías volátiles: el nacionalismo imperial, los socialismos en sus variantes y finalmente el nazismo con su perversión de ideal como caricatura sangrienta.

Doble cara presenta el „Wandervogel: la de la libertad individual, de la oposición al mundo real y presente, la de la felicidad que producela convivencia entre iguales, el disfrute de lo original y el aprecio de la vida sencilla, la cercanía a la naturaleza y el amor a la creación y a todas las criaturas. También el desprecio de la moda, del dinero y de la riqueza ganada con facilidad. Todo esfuerzo es considerado valioso, cuando no tiene un fin material. Eres aristócrata, metido en loden y harapos. Eso por un lado.
Y por el otro, el orgullo del que se siente privilegiado  en su vocación por el solemne desprecio de lo que es común y corriente. Los deseos de la gente le son indiferentes, los mira con ojo crítico. La vida cómoda de los burgueses merece desprecio.
Y luego la tentación por un ideario, dominado por el sacrificio, la privación y la entrega. Había „Wandervogel“ socialistas, nacionalistas, católicos y judíos.
Durante la era nazi el Wandervogel fue prohibido, pero la Hitlerjugend se apoderó de esa tradición para ganarse la juventud y  acercarla al mensaje ideológico nazi. Tuvo éxito.
¿Cómo fue posible esta evolución del romanticismo alemán desde un principio literario, filosófico y artístico hasta formar parte de la ideología antihumana nazi?
Es muy sencillo responder a esta pregunta. „Die Romantik“ alemana no es otra cosa que el idealismo frustrado. La era napoleónica y la restauración después de derrocar la hegemonía francesa, no dejó campo para lo que el idealismo filosófico había proyectado. Todo elemento cultural, desde la literatura al arte escénico, pintura y música, ofreció refugio para  esa decepción y el desengaño colectivo.


Esa estrechez de las ciudades con sus torres góticas, la pequeñez y pobreza de las relaciones entre las personas. Dulces idilios se asomaban por todos los lados. El pintor Spitzweg los idealizaba. Jean Paul les dedicaba sátiras mordaces. Pero el espíritu romántico buscaba algo más, un secreto detrás de esta mediocre simpleza.

Y fue Friedrich Hölderlin quien dio el nombre a este observador: el que se siente viajero y visitante en permanencia en su propia tierra,  expatriado de su verdadero ideal que es Grecia, que en este tiempo buscó y encontró nueva existencia política:


Hyperion:
„Y así caí entre los alemanes. Mucho no me esperaba, y aun menos encontré. Humildemente toqué a la puerta como Edipo, quien ciego y desterrado se acercó a la puerta de Atenas, donde le recibió un bosque sagrado de los dioses y bellas almas le saludaron ­–
¿Y cómo me fue a mí?
Siendo bárbaros desde los viejos tiempos, y más bárbaros aún debido a industria, ciencia y hasta la religión, incapacitado para cualquier sentimiento sublime, podridos hasta la médula ante la suerte de las sagradas Gracias. En su exagerada pobreza ofensivos para toda alma generosa, torpes sin armonía como fragmentos de un vaso roto  - estos, mi querido Belarmín, iban a ser mis consoladores.
Es duro decirlo, pero a pesar de eso lo digo, porque es verdad: No puedo imaginarme otra nación más dividida que la de los alemanes.
Encuentro artesanos pero ningunas personas. Pensadores hay pero no son humanos. Jóvenes son y viejos, amos y criados, pero no son personajes - ¿No es esto como sobre un campo de batalla, donde están esparcidos los cuerpos destrozados y la sangre se derrama sobre el suelo?“[3]

Es el manifiesto de un radical descontento con la realidad tal como nos la encontramos. No hay vía de solución indicada. La mente no halla salida. Sólo queda la fuga. Sabemos que esta fuga para Hölderlin fue la locura. Recluido  en su torre de Tubinga recibió las visitas de admiradores, y los recibió hablando una mezcla de clásico griego y este alemán suyo, marcado por el estilo sublime patético. Hölderlin, profeta y seductor de la generación  que perdería orientación y recursos para una vida normal. Pronto la encontramos en las trincheras de dos guerras mundiales.



¿Y qué hay de eso, hoy?
Pues, nada, digo yo. Ahora ya no se busca el ideal sino el bienestar; no se es viajero sino turista; no se canta a los gansos volantes sino se va a la discoteca; no se viste de harapos y loden, se está a la moda; no se comparten aventuras ajenas, se practica un sano egoismo.
Todo normal, sin novedad.
¿Y se disfruta la paz?
 
friedrichmanfredpeter  marzo de 2013 y 2016

[1] Variante en el BND católico: ¿Qué ha sido de nosotros?

[2] Entre ellos se encontraron prupos judíos, representando el zionismo naciente. Este espíritu de la juventud rebelde que dio el comienzo a la constante migración de idealistas judíos  hacia Palestina. ¿Existe un „Wandervogel“ judío?--  Sí, los había y eso documenta una vez más la cercanía entre culturas como la alemana y la israeli.

[3] Friedrich Hölderlin, Hyperion. Carta de Hyperion a Belarmin. Traducción – fmp.

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