lunes, 21 de marzo de 2016

DOS MAESTROS







Max Horkheimer                                          Theodor W. Adorno


„¡Escucha, pueblo alemán! … si las palabras libertad, derecho y humanidad figuran en tu diccionario, sonrójate por haber soportado desvergonzadamente esta ignominia que desacredita a toda la patria durante tanto tiempo.“

Estas palabras de Ludwig Börne en 1832 podrían haber sido el lema de Horkheimer y Adorno, los notables intelectuales emigrados de Alemania a los EEUU durante la dictadura Nazi.
Ambos volvieron en el año 1949 para enseñar filosofía y sociología en la Universidad de Frankfurt y reiniciar labores del Instituto para la Investigación Social que tuvo que suspender toda actividad durante la época hitleriana.
Conocí a ambos en 1956 durante mis años de estudios en el U de Frankfurt. ¿Cómo eran ellos desempeñándose nuevamente como docentes en una universidad que los había desterrado pocos años antes? ¿Qué les motivó a reiniciar una labor docente ante un público joven, sobreviviente y apenas saliendo de la pubertad transcurrida durante la oscura noche del nazismo?

Yo, por ejm. sentado en el  aula universitaria, aún tenía presente el tono de comando que varios de mis  profesores de bachillerato trajeron de herencia de su estadía en el campo de batalla; tanto más me impresionó, por supuesto la actitud y los gestos, la lentitud del discurso, la brillante dicción de un estilo de alemán bello y selecto. Era tan placentero seguir un discurso que a veces olvidé  tomar notas para repasar lo que acababa de aprehender. Era difícil seguir a Adorno, su dicción era selecta y en cierta medida fuera de moda, anacrónica.

Sus adversarios, dentro y fuera de la universidad le reprocharon entonces y después este perfeccionamiento consciente de la lengua, su pulcritud semánticay su dicción. Gunter Grass (quien, con seguridad nunca presenciara un discurso de Adorno) escribió una nota satírica sobre lo que denominó "la lengua selecta de Adorno".

Yo, por mí parte comprendí que había que rescatar esa lengua después de  las heridas monstruosas infligidas a ella por el nazismo. La sensibilidad musical de Adorno contribuyó en esa labor, gracias en gran medida a él  hablamos nuestro idioma de modo diferente, somos otros.

Los estudios de "Geisteswissenschaften" Ciencias de las Humanidades y Culturales" se regían por el tradicional sistema Humboldt. La actividad académica se dividía entre "Vorlesung" y "Seminar". En "Vorlesung" el profesor Adorno desarrolló su tema del semestre ante un numeroso auditorio; tan numeroso  que con frecuencia el salón mayor de la U. quedó pequeño y había que trasladar al auditorio hasta la sala mayor del cercano Museo de Senckenberg. Y aun allí había que acudir a tiempo para pillar un asiento y no quedarse parado o sentado en el suelo del pasillo.
Adorno siempre apareció con retraso y fue recibido con el aplauso típico de golpear a mesas o sillas. Traía pocas anotaciones y con frecuencia cerraba los ojos cuando lograba formular un pasaje digno de ser imprimido. Era de baja estatura, casi calvo y jamás negligente en el vestir. Todavía regían las reglas tradicionales  y la libertad académica no preveía dar la clase sin uso de chaqueta y corbata.

Todo ello sucedió en medio de una ciudad, esa Frankfurt  aún cubierta de ruinas, con un tráfico precario y con la permanente obligación - la mía y de tantos más - de ir trabajar para ganarnos la vida. Así que me veo lavar las ollas de cocina de un restaurante, vender jabón y detergentes, dar clases extra de latín, cargar maletas y paquetes en la estación de trenes principal, correr para pillar el último tren a la casa y correr en la mañana para no perder el tren de vuelta y…escuchar a Adorno definir el concepto básico de la dialéctica de Hegel. No siempre pillé el dichoso tren  y  llegar tarde a la clase no era posible. Adorno interrumpía el discurso, exigía silencio.

¿Por qué había regresado desde América para compartir con nosotros la precariedad de una existencia cotidiana bastante improvisada? … ¿Fueron quizá  asesinados familiares suyos en Auschwitz?... ¿Carecería de  una buena posición en la universidad americana?...
ÉL mismo respondió: Fue la nostalgia del idioma, fue el deseo de cumplir la misión del Instituto, también fue la aversión contra el American Way of Life, contra el inglés instrumento inepto para la filosofía teórica,  un idioma demasiado curtido por el uso pragmático. "Das Wesen der Dinge" (¿La Esencia de las Cosas?) por ejemplo, carecía de traducción adecuada. Adorno sufrió América, nunca se sintió liberado, protegido.
Fue buen amigo de Thomas Mann en EEUU. Thomas Mann se hizo ciudadano americano -- Adorno no. Sin embargo Adorno es un personaje real, clave para la novela de Doktor Faustus de Thomas Mann; sin Adorno quizá Thomas Mann  habría sido incapaz de escribir su "Obra Magna". ¿Acaso no era Adorno el auténtico Adrián Leverkühn de la novela? ¿No era Adorno el intérprete de la teoría de la música de Arnold Schönberg? Así se construyó el concepto básico de esta novela/drama/tragedia con dos autores, el segundo imolícito: Thomas Mann y Adorno.
También supimos que el filósofo había tenido problemas con el ambiente político creado por Mc Carty en EUA, al igual que Bert Brecht.
Sentíamos que Adorno vivía lo que pensaba, su concepto de la vida era alemán, entregado…"faustico" para darle un nombre.

A mí me orientaba, comencé a comprender mi propia vida mejor, también se interpuso entre mi yo y el mundo que me rodeaba. Siempre me vi obligado a preguntar ¿por qué? La teoría crítica que desarrolló y que, efectivamente consiste en esa simple pregunta.
Comprendí que si hubiésemos preguntado, los alemanes, ¿por qué y para qué fin habíamos seguido a los flautistas ideológicos del nazismo? Aquella horrible historia no habría ocurrido. Abrí los ojos como un recién nacido.  Comprendí que la razón operativa no es suficiente ni protege contra los abusos y acosos de poderes externos. El progreso tan simplemente admirado es la trampa que nos amenaza. Las ideologías del S XX podrían ser preliminares de un dominio aun peor, el régimen de una dictadura tecnocrática desbordada. ¡Despierta, manfred peter! eso entendí… las cosas no son cómo tú las ves… siempre hay algo detrás, un doble sentido.

En la última clase del semestre me uní al largo aplauso, Adorno me firmó la asistencia sin haberla verificado jamás.


Y ahora Max Horkheimer.
¿Era el típico segundón, la sombra de Teodoro Adorno? "Dialektik der Aufklärung" -- Dialéctica de la Ilustración-, está firmado por los dos. Sin embargo, ese carácter amable, el discurso pausado, la atención puesta a la conversación, el buen humor y la sonrisa humana, además de un ligero dialecto suabo ejercía una atracción especial en los estudiantes. Para nosotros, los jóvenes alumnos de entonces, Horkheimer era el profe ideal.

Le conocí en el "Seminar" lo que significa: número limitado de asistentes, trabajos controlados, diálogos y discusiones interesantes…"chéveres" dirían los costeños. Aprendí mucho. Pero también aquí la estrechez material hacía lo suyo… discusiones por los asientos etc. pero resultados concretos: conseguí una pequeña beca/ préstamo proveniente del modelo reciente de educación federal.
Recuerdo el encuentro con el pensamiento de Schopenhauer en aquel "Seminar", él mismo fue residente en Frankfurt al final de su vida y caminante acompañado de su perro por las orillas del río Main.  Su residencia - muy extraño- sobrevivió los bombardeos.
Schopenhauer presenta un alivio para el visitante de su obra,¿por qué?
Un caminante habitual que se deja llevar en la mochila, que se entrega al sentir y abandona la soledad del pensar crítico. No hay rigidez en su pensamiento, no hay sistema.  Schopenhauer me apareció como el mensajero del arte de sobrevivir el drama de la vida. ¿No es la voluntad equivalente y compensatoria a la razón?¿No debemos sentir más que pensar? ¿Qué nos libera más?

¿Será así, cómo Horkheimer logró compensar el razonamiento teórico del amigo Teodoro? ¿Habrán sobrevivido ambos debido a esa simbiosis en elementos de compensación mutua?

Aparte de la importancia  singular de ambos para la llamada "Escuela de Frankfurt" (que describí en otro texto) personalmente los tengo en gran medida como los diseñadores de mi camino como docente.

Ambos me acompañaron y los mantendré presentes hasta el final. 


friedrichmanfredpeter   marzo 2016

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