Max Horkheimer Theodor W. Adorno
„¡Escucha, pueblo alemán! … si las palabras libertad, derecho y humanidad
figuran en tu diccionario, sonrójate por haber soportado desvergonzadamente
esta ignominia que desacredita a toda la patria durante tanto tiempo.“
Estas palabras de Ludwig Börne en 1832 podrían haber sido el lema de Horkheimer
y Adorno, los notables intelectuales emigrados de Alemania a los EEUU durante
la dictadura Nazi.
Ambos volvieron en el año 1949 para enseñar filosofía y sociología en la
Universidad de Frankfurt y reiniciar labores del Instituto para la
Investigación Social que tuvo que suspender toda actividad durante la época
hitleriana.
Conocí a ambos en 1956 durante mis
años de estudios en el U de Frankfurt. ¿Cómo eran ellos desempeñándose nuevamente como
docentes en una universidad que los había desterrado pocos años antes? ¿Qué les
motivó a reiniciar una labor docente ante un público joven, sobreviviente y
apenas saliendo de la pubertad transcurrida durante la oscura noche del
nazismo?
Yo, por ejm. sentado en el aula universitaria, aún tenía presente el
tono de comando que varios de mis profesores de bachillerato trajeron de
herencia de su estadía en el campo de batalla; tanto más me impresionó, por
supuesto la actitud y los gestos, la lentitud del discurso, la brillante
dicción de un estilo de alemán bello y selecto. Era tan placentero
seguir un discurso que a veces olvidé tomar notas para repasar lo que acababa de aprehender.
Era difícil seguir a Adorno, su dicción era selecta y en cierta medida fuera de
moda, anacrónica.
Sus adversarios, dentro y fuera de la universidad le reprocharon entonces y
después este perfeccionamiento consciente de la lengua, su pulcritud semánticay
su dicción. Gunter Grass (quien, con seguridad nunca presenciara un discurso de
Adorno) escribió una nota satírica sobre lo que denominó "la lengua
selecta de Adorno".
Yo, por mí parte comprendí que había
que rescatar esa lengua después de las
heridas monstruosas infligidas a ella por el nazismo. La sensibilidad musical
de Adorno contribuyó en esa labor, gracias en gran medida a él hablamos nuestro idioma de modo diferente,
somos otros.
Los estudios de "Geisteswissenschaften"
Ciencias de las Humanidades y Culturales" se regían por el tradicional
sistema Humboldt. La actividad académica se dividía entre "Vorlesung" y "Seminar".
En "Vorlesung" el profesor Adorno
desarrolló su tema del semestre ante un numeroso auditorio; tan numeroso que con frecuencia el salón mayor de la U.
quedó pequeño y había que trasladar al auditorio hasta la sala mayor del
cercano Museo de Senckenberg. Y aun allí había que acudir a tiempo para pillar
un asiento y no quedarse parado o sentado en el suelo del pasillo.
Adorno siempre apareció con retraso y fue recibido con el aplauso típico de
golpear a mesas o sillas. Traía pocas anotaciones y con frecuencia cerraba los
ojos cuando lograba formular un pasaje digno de ser imprimido. Era de baja
estatura, casi calvo y jamás negligente en el vestir. Todavía regían las reglas
tradicionales y la libertad académica no
preveía dar la clase sin uso de chaqueta y corbata.
Todo ello sucedió en medio de una
ciudad, esa Frankfurt aún cubierta de
ruinas, con un tráfico precario y con la permanente obligación - la mía y de
tantos más - de ir trabajar para ganarnos la vida. Así que me veo lavar las
ollas de cocina de un restaurante, vender jabón y detergentes, dar clases extra
de latín, cargar maletas y paquetes en la estación de trenes principal, correr
para pillar el último tren a la casa y correr en la mañana para no perder el tren
de vuelta y…escuchar a Adorno definir el concepto básico de la dialéctica de
Hegel. No siempre pillé el dichoso tren
y llegar tarde a la clase no era
posible. Adorno interrumpía el discurso, exigía silencio.
¿Por qué había regresado desde América para compartir con nosotros la
precariedad de una existencia cotidiana bastante improvisada? … ¿Fueron quizá asesinados familiares suyos en Auschwitz?...
¿Carecería de una buena posición en la
universidad americana?...
ÉL mismo respondió: Fue la nostalgia del idioma, fue el deseo de cumplir la
misión del Instituto, también fue la aversión contra el American Way of Life, contra el inglés instrumento inepto para la
filosofía teórica, un idioma demasiado
curtido por el uso pragmático. "Das Wesen
der Dinge" (¿La Esencia de las Cosas?) por ejemplo, carecía de
traducción adecuada. Adorno sufrió América, nunca se sintió liberado,
protegido.
Fue buen amigo de Thomas Mann en EEUU. Thomas Mann se hizo ciudadano
americano -- Adorno no. Sin embargo Adorno es un personaje real, clave para la
novela de Doktor Faustus de Thomas Mann; sin Adorno quizá Thomas Mann habría sido incapaz de escribir su "Obra
Magna". ¿Acaso no era Adorno el auténtico Adrián Leverkühn de la novela?
¿No era Adorno el intérprete de la teoría de la música de Arnold Schönberg? Así
se construyó el concepto básico de esta novela/drama/tragedia con dos autores,
el segundo imolícito: Thomas Mann y Adorno.
También supimos que el filósofo había tenido problemas con el ambiente
político creado por Mc Carty en EUA, al igual que Bert Brecht.
Sentíamos que Adorno vivía lo que pensaba, su concepto de la vida era
alemán, entregado…"faustico" para darle un nombre.
A mí me orientaba, comencé a
comprender mi propia vida mejor, también se interpuso entre mi yo y el mundo
que me rodeaba. Siempre me vi obligado a preguntar ¿por qué? La teoría crítica
que desarrolló y que, efectivamente consiste en esa simple pregunta.
Comprendí que si hubiésemos
preguntado, los alemanes, ¿por qué y para qué fin habíamos seguido a los
flautistas ideológicos del nazismo? Aquella horrible historia no habría
ocurrido. Abrí los ojos como un recién nacido.
Comprendí que la razón operativa no es suficiente ni protege contra los
abusos y acosos de poderes externos. El progreso tan simplemente admirado es la
trampa que nos amenaza. Las ideologías del S XX podrían ser preliminares de un
dominio aun peor, el régimen de una dictadura tecnocrática desbordada. ¡Despierta, manfred peter! eso entendí…
las cosas no son cómo tú las ves… siempre hay algo detrás, un doble sentido.
En la última clase del semestre
me uní al largo aplauso, Adorno me firmó la asistencia sin haberla verificado
jamás.
Y ahora Max Horkheimer.
¿Era el típico segundón, la sombra de Teodoro Adorno? "Dialektik der Aufklärung" --
Dialéctica de la Ilustración-, está firmado por los dos. Sin embargo, ese
carácter amable, el discurso pausado, la atención puesta a la conversación, el buen
humor y la sonrisa humana, además de un ligero dialecto suabo ejercía una
atracción especial en los estudiantes. Para nosotros, los jóvenes alumnos de
entonces, Horkheimer era el profe ideal.
Le conocí en el
"Seminar" lo que significa: número limitado de asistentes, trabajos
controlados, diálogos y discusiones interesantes…"chéveres" dirían
los costeños. Aprendí mucho. Pero también aquí la estrechez material hacía lo
suyo… discusiones por los asientos etc. pero resultados concretos: conseguí una
pequeña beca/ préstamo proveniente del modelo reciente de educación federal.
Recuerdo el encuentro con el
pensamiento de Schopenhauer en aquel "Seminar", él mismo fue residente
en Frankfurt al final de su vida y caminante acompañado de su perro por las
orillas del río Main. Su residencia
- muy extraño- sobrevivió los bombardeos.
Schopenhauer presenta un alivio
para el visitante de su obra,¿por qué?
Un caminante habitual que se deja
llevar en la mochila, que se entrega al sentir y abandona la soledad del pensar
crítico. No hay rigidez en su pensamiento, no hay sistema. Schopenhauer me apareció como el mensajero del
arte de sobrevivir el drama de la vida. ¿No es la voluntad equivalente y
compensatoria a la razón?¿No debemos sentir más que pensar? ¿Qué nos libera
más?
¿Será así, cómo Horkheimer logró compensar el razonamiento teórico del
amigo Teodoro? ¿Habrán sobrevivido ambos debido a esa simbiosis en elementos de
compensación mutua?
Aparte de la importancia singular de ambos para la llamada
"Escuela de Frankfurt" (que describí en otro texto) personalmente los
tengo en gran medida como los diseñadores de mi camino como docente.
Ambos me acompañaron y los
mantendré presentes hasta el final.
friedrichmanfredpeter marzo 2016
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