sábado, 12 de marzo de 2016

Yo acuso




YO ACUSO…
(Fragmento de la carta a M. Félix Faure Presidente de la República Francesa. Émile Zola. Paris, 13 de febrero de 1898)




“Señor: ¿Me permitís que, agradecido por la bondadosa acogida que me dispensasteis, me preocupe de vuestra gloria y os diga que vuestra estrella, tan feliz hasta hoy, está amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha?
Habéis salido sano y salvo de bajas calumnias, habéis conquistado los corazones.--- ¡Pero qué mancha de cieno sobre vuestro nombre -iba a decir sobre vuestro reino- puede imprimir este abominable proceso Dreyfus! ---Y no hay remedio; Francia conserva esa mancha y la historia consignará que semejante crimen social se cometió al amparo de vuestra presidencia.
Puesto que se ha obrado tan sin razón, hablaré. Prometo decir toda la verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad.
Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido.
Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de       hombre honrado. Estoy convencido de que ignoráis lo que ocurre. ¿Y a quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos culpables sino al primer magistrado del país?”

COMENTARIO:
                   NO señor Zola, actualmente no se están viviendo las aventuras del proceso Dreyfus, motivo de su enfado y de su protesta por la injusticia cometida contra un hombre de honor, quien se destacaba ante los demás por medio de actos de lealtad y de buen servicio como oficial. ( sin embargo la mancha imborrable que llevaba Dreyfus encima - la de ser judío alsaciano - le condenaba de antemano a ser culpable del delito de alta traición que nunca había cometido.)
         Ha resucitado usted en el año 2016. ¿Todavía le acompaña esa mirada crítica que le hizo crear uno de los textos más bellos de la literatura universal?, ¿aún le irritan la soberbia de los poderosos?, ¿aun le duelen las penas de los indefensos y le llegan al alma los gritos de los que sufren injustamente. Si es así, su hora nuevamente llegó: se despertó del profundo sueño de la muerte justo cuando le necesitamos. Pues esta de hoy es nuevamente la hora del escritor, la hora del que usa la palabra como espada contra la bruta soberbia satisfecha a costa de otros indefensos, los de este momento del naciente siglo XXI.
 La consciencia de la masa suele dormir, saturada con el alimento de la dormidera de todos los días. Se necesita a Émile Zola, caballero de la pluma afilada, para despertarla nuevamente.
El soberano a quien dirigir su acusación ya no es el señor Presidente de la Republica France. Estamos viviendo en la era de la democracia, ahora se dirigirá usted a todos los europeos y a los que quieran escucharle más allá del Océano Atlántico: ellos son los soberanos del momento, ellos deciden sobre el bien hacer o el dejar pasar. El soberano actual es la población europea, unida y dividida a la vez en su fragmentación histórica.
¡Hable a ellos, ellos necesitan el "¡Yo Acuso!"de Émile Zola!

"Moi, j´accuse, c´est mon métier", respondió el escritor a mis palabras sacudiendo la pluma que se había quedado seca. "Y  me asombro al ver que casos similares al proceso Dreyfus se han multiplicado. No solamente individuos, étnias enteras han caido bajo sospecha colectiva de atentar contra las leyes vigentes y las naciones europeas actúan con la pretensión de defender la ley, rompiendo principios básicos morales y de conformidad  general. En mi tiempo de vida activa se podía cruzar la geografía europea libremente, el perfil de cada nación era el "plébiscite de tous les jours", ahora veo con asombro como nuevas barreras de alambradas cortan los paisajes reduciendo todo movimiento de humanos e incluso de animales silvestres.
Líneas visibles de miseria humana dividen los horizontes, y me opongo a la idea que esto sea la única manera de solucionar el problema político de la inmigración clandestina y masificada.
Me disgusta la conformidad expresada en los medios públicos con estas medidas ideadas por tecnócratas insensibles.
Me  extraña el júbilo reciente de tantos europeos ante estas alambradas cuando hace sólo 26 años  que cayó la barrera de la cortina de hierro que dividiera Europa, separando lo que histórica y geográficamente está unido.
YO ACUSO a los insensibles, YO ACUSO a los ignorantes, a los miopes y egocéntricos, a los que vigilan por sus intereses cercanos despreciando necesitades vitales de los que para ellos  son seres ajenos y sin interés. YO ACUSO a los que sacan dividendos económicos de las migraciones  clandestinas, acuso a mafiosos; también a gobiernos regionales, como el caso del gobierno turco.
YO ACUSO  la ausencia  de fantasía y de creatividad… la comodidad y al fácil bien vivir de una masa asustada e insatisfecha.


YO ACUSO a los que están de acuerdo con todo eso como si fuera una ley natural o un principio de autodefensa justifada. Veo  los casos Dreyfus multiplicados, veo casos de muerte y miseria masificados alrededor de estas barreras.
Me horroriza la multiplicación de tales barreras en el mundo entero: YO ACUSO a América que no se queda atrás en el caso del paso de México a EEUU en el que los latinos arriesgan la vida y son muchísimos los casos de quienes mueren 


en las arenas de desiertos cercanosa los límites… ¡muertes bajo las banderas de la libertad! Y tal sucede todos los días: tolerado, incluso aplaudido.
El YO ACUSO literario no basta, es un gesto simbólico, insuficiente, documenta nuestras buenas intenciones.
Me retiro, pienso me desperté en mal momento.”

Y así termina un encuentro con Zola que no cambió nada, pero que probablemente ilumina la mente de muchos de nosotros, las personas que amamos los gestos  importantes de antaño, los que abrieron vías lúcidas para quienes otrora  sufrieron injusticias individuales; aunque la gran mayoría actualmente preferimos convivir con las cosas tal como son.

YO ACUSO
friedrichmanfredpeter   marzo de 2016  




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