¨Este es en realidad el
gran reto de la izquierda en Colombia: modernizarse ideológicamente para
responder a las expectativas reales de la población y abandonar razones que,
aunque efectivas para emocionar a los seguidores más fieles, la historia ya
mandó recoger. No será fácil. Las nuevas generaciones de la izquierda tendrán
que enfrentarse a los viejos dinosaurios de siempre y, ahora, a los
tiranosaurios de las FARC en la realidad.¨ -- Gustavo Duncan --[1]
¿Qué es Socialismo?...pregunta el filósofo
Leszek Kolakowski en octubre de 1956 y
con ello da comienzo al lento proceso de decaida del régimen comunista en su
país natal, Polonia. Sus “Tesis de Octubre” mantienen actualidad aún hoy. Reproduzco
algunos apartes para darlo a conocer a los
lectores en español que no hayan tenido oportunidad de leerlo en su momento o
que lo hayan olvidado.[2]
Les
diremos lo que es el socialismo. Para ello tenemos que decirles primero lo que no es socialismo. Antes teníamos una
opinión diferente a la de hoy, y por
eso:
Socialismo NO es…
-Una sociedad en la que quien no ha cometido ningún
delito está sentado en su casa esperando que llegue la policía.
-Una sociedad en
la que es infeliz quien dice su opinión, mientras otro es feliz porque no
la dice.
-Una sociedad en la que sufre quien es judío y otro se
alegra porque no lo es.
-Una sociedad en la que habitan diez personas en una
sola habitación.
-Un estado que te condena sin debido proceso.
-Un estado que
te prohibe viajar al extranjero.
-Un estado que tiene más espías que enfermeras y en el
que hay más gente en las cárceles que en los hospitales.
-Un estado que
te obliga a mentir.
-Un estado que
te obliga a robar.
-Un estado en el que el gobierno determina los
derechos de los ciudadanos, pero los ciudadanos no definen los derechos del
gobierno.
-Un estado que te hace responsable de tus antepasados.
-Un estado en el que nada es más importante que el
poder del gobierno.
-Un estado que desea definir la opinión política de
toda la humanidad.
-Un estado que no distingue entre revolución social y
agresión militar.
-Un estado que conoce la opinión pública antes de
preguntar por ella.
-Un estado en
el que los filósofos y escritores dicen lo mismo que los generales y los
ministros… pero siempre después de ellos.
-Un estadoen el que los resultados electorales se
saben de antemano.
-Un estado en el que los historiadores sirven a los
políticos.
-Un estado a quien no le importa el odio que la gente
le tiene porque más vale que le teman.
-Un estado en el que el ciudadano tiene que decir
diariamente lo contrario de ayer y
convencerse a sí mismo de que no ha caído en contradicción.
-Un estado en el que muchos ignorantes son declarados
sabios.
Esto era la primera parte. Y ahora – escuche ud. bien
– vamos a explicar lo que el socialismo realmente es :
¡El socialismo es una cosa
buena!
Nota: El texto es una sátira amarga de la realidad vivida por millones de
personas tanto en Polonia como en los
otros estados del bloque comunista establecido bajo el dominio soviético.
Kolakowski con elegancia literaria denuncia un régimen autoritario que “pretende”
seguir la ruta hacia el socialismo. Después
de soportar durante muchos años la voz opositora de Kolakovski, este profesor
autor de las tesis críticas fue expulsado del Partido y despedido de la
universidad de Varsovia en 1968. Fue candidato para suceder a Theodor Adorno en
la dirección de la “Escuela de Frankfurt” en 1969. Era el mejor calificado para
ello. Sin embargo, su candidatura se consideraba “inoportuna” y sus ideas
“intolerables” por ser “antisocialistas”. Había empezado esa enloquecida carrera
ideológica hacia un socialismo redentor del mundo sufrido por el capitalismo
reinante. En esa época las fallas del “camarada” comunismo del Este se
consideraban perdonables. Kolakovski, quien por cierto conocía mejor el alemán
que sus opositores alemanes, terminó luchando con el inglés de Inglaterra como
Adorno lo había hecho en América. En 1977 le fue otorgado el Premio de la paz
de los libreros alemanes. Justicia para un gran hombre, más vale tarde que
nunca.
El lector de estas tesis preguntará:¿Qué
debe aprender la izquierda colombiana de la experiencia de los europeos?
Muchos responderán:
- Aquí en Colombia todo es diferente, los mecanismos de explotación tienen larga
tradición, nunca fueron cuestionados ni seriamente puestos en duda. No hay
tradición de una izquierda autóctona, revolucionaria y democrática. Quienes interrogaron críticamente el poderío reinante
de turno tuvieron temor y temen por sus vidas permanentemente. La alternativa
frente a una injusta realidad social vivida por millones ha sido el paso por las armas, y la violencia
ha dictado el ritmo de la política a seguir.
¿Se podrá acabar con esa tendencia?
"Adios a
las armas" es el suspiro anhelante de la casi totalidad de la sociedad
actual.
Sin embargo, las
advertencias de Kolakovski enfáticamente podrían ser atendidas por la izquierda
en Colombia y en Latinoamérica en general. La aventura política que se
estableció desde Cuba hasta el Cono Sur, no admite ser muy optimista al
respecto.
¿Será viable la
reclamada actualización del proyecto socialista en el continente americano? Mi
experiencia es que la autocrítica no es considerada una virtud, generalmente
suele ser apartada cuando el entusiasmo invade el escenario y el culto a
personajes emblemáticos reemplaza los programas; la opinión pública busca a un
redentor. La mayoría popular jamás aprendió marcar distancia entre emociones y
credos amados, no los filtra a través de la razón que les ayudaría a mantenerse
escépticos ante cualquier ideología. La mente invadida por la fe ideológica no es apta para construir un proyecto
pragmático. "No será fácil romper con esa tradición" dice Duncan. ¿O será imposible?
Tal vez ya
existía esa actitud cuando nacieron estas nuevas naciones: Bolívar y otros
libertadores eran creyentes soñadores, actores antipragmáticos.
El ejemplo de
Bolívar documenta lo esencial: la importación de ideas, principios, tendencias
desde el exterior. Bolívar actuó bajo la sombra de Napoleón y los socialistas
americanos vivieron su fundamento ideológico siguiendo las huellas de
revoluciones pasadas en Europa y en Rusia; POCO miraron hacia adentro, fueron oriéntados
por autoridades y catecismos foráneos. No fue una clase obrera activa la que inspiró
el ideario socialista; ha sido en las universidades donde se produjeron los focos de incendios
ideológicos; desde la universidad se propagó lo que había que creer y cumplir.
Y así lo repitieron y propagaron en las permanentes trincheras de las luchas
campesinas. Y eso significa programar la actividad política desde la teoría hacia
la vida práctica y no al revés como enseñó la doctrina marxista. Nacieron
bandera y discursos de un socialismo latino muy alejados de la vida práctica.
La realidad fue reducida a una síntesis de
clichés y metáforas ("las Venas Sangrantes", etc. ). ¿Cuándo la
izquierda latina se ha interesado por el campesino, por su actividad, su labor
y su vida? Era considerado "materia
prima" de la revolución - un ser en
el fondo desconocido. ¿No es hora de revisar eso?
Además, el
socialismo latino cuenta con una mentalidad que define las relaciones sociales
y estas siguen marcadas por el predominio de familias y clanes, herencia de la
experiencia colonial. Un socialismo latino nunca se liberará del peso real que
tienen hermanos, primos y tíos, amigos, vecinos, compinches …¡la tribu!
No tiene
importancia lo que se conozca y se pueda hacer; si no que importa más quien
apoya…quien recomienda y quien allana el camino. Esa ley vigente regula la vida
social en todos los ambientes latinos. Ante los abundantes hechos de corrupción
y enchufismo, la opinión pública mantiene una actitud ambígua: se aprovecha de
ello en el campo personal y lo condena en público.
El perdiodista
Duncan denuncia temores e inflexibilidad en la opinión pública, pero no reclama
la necesidad de una revolución en las
mentes y hábitos generales que traban todo proyecto socialista
y amenazan con deformarlo en caricatura, en "ópera cómica". Una
mirada al noticiero basta para verificar todo esto.
El escritor Stefan
Zweig, inmigrante en el Brasil, resumía esa impresión así:
"El Brasil
es la gran esperanza para el futuro y siempre lo será."
La actual
crisis del Brasil ilustra esa frase.
¿Qué hará la
izquierda colombiana para liberarse de esa sombra?
friedrichmanfredpeter marzo
de 2016
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