Olivier
Roy, investigador del islam, en una entrevista con Michaela
Wiegel, corresponsal del FAZ en Paris, manifiesta observaciones y advertencias
que salen de lo común que se comenta sobre el orígen de la violencia djihadista
en Europa.[1]
Y sus
observaciones cambian la mirada sobre los violentos. Creemos conocer al
enemigo, ¿pero de verdad es poco lo que sabemos de él?
Oliver Roy
admite que se trata de radicalización islámica, pero niega que esta tenga que
ver con una falla de integración en la sociedad moderna actual, y expone los
siguientes argumentos:
– A los jóvenes
djihadistas no les faltó integración; hablan francés, inglés o alemán,
frecuentemente como lengua única. Tuvieron las mismas oportunidades como
cualquier otro joven.
No saben árabe;
por eso en Siria, el IS (Estado Islámico) fundó un batallón francófono porque
los voluntarios no entendían árabe.
– Además, su
relación con la religión del Islam es muy superficial;
cultivan una
tendencia nihilista totalmente ajena a la tradición; se sienten fascinados por
"la estética de la violencia", y esa la conocieron en películas y
aspectos de la cultura occidental. En el fondo siguen siendo europeos,
disfrazados de musulmanes, ya que al islam casi no lo conocen, la dimensión
religiosa es efímera, muchos entre ellos bebieron alcohol, se drogaron, fueron
pequeños criminales antes de su "conversión". Hay un número elevado
de "conversos" sin "raices" árabes, familiares o
culturales: cerca de 25% de los adictos al djihadismo son franceses, alemanes o
ingleses de pura raíz.
– A la
izquierda europea siempre le obsesiona la idea de una lejana responsabilidad
histórica debido al colonialismo. Olivier Roy rechaza esa teoría, dice que este
aspecto está totalmente desconocido por ellos; la historia no les interesa, hablan
de "cruzados" y viven el odio contra "cristianos", pero no
se refieren a nada concreto. Combaten el predominio cultural y real de
Occidente sin ninguna diferenciación.
– A las
familias de donde salen estos djihadistas jóvenes les causa generalmente un
fuerte impacto, no esperaron que sus hijos fueran capaces de eso, ni lo
aprueban; con frecuencia son hermanos, amigos de infancia que se solidarizan
alrededor de la ideología djihadista y actúan juntos, se controlan mútuamente.
Así sucedió en los atentados de Paris y Bruselas. Olivier Roy ve confirmada su
tesis que en un principio se trata de una rebelión generacional, sin negar el
aspecto religioso. El djihadista típico es un rebelde contra su propia familia
y contra la sociedad en general, se siente perdedor, no le bastan su
preparación profesional, su ambición de triunfo en sociedad, su deso de ver
coronada su vida con el éxito que la sociedad moderna le sugiere, porque desde
la infancia eso de día y noche se le regó a través de imágenes engañosas.
– A esa nueva
sensación de "born again", de sentirse como renacido a una vida
auténtica, ninguna otra sensación puede competir. La djihad le permite interpretar
sus fallos y fracasos como elementos de la futura redención, su vida
definitivamente tiene sentido através de una muerte, producida como suicidio --
matando. La vida de "héroe" se cierra con un acto de redención. Ha
descubierto esa "verdad", esa es su fe. Contra eso sencillamente no
hay argumento que valga. Con un djihadista no se puede discutir.
– A Olivier
Roy, sin embargo, le parece importante que la sociedad europea se de cuenta de
esa situación nueva y de la amenaza que de ella surge, debe tomar consciencia
de que sólo parcialmente es un problema del Islam, es un problema de la misma
sociedad europea.
El enemigo no
ha llegado desde fuera, sino ha crecido dentro y representa un reto para la
sociedad civilizada.
Nota: A mi opinión, esa amenaza no es un problema
europeo solamente. La amplia gama de violencia diaria de las bacrim (bandas
criminales) en Colombia, la violencia masificada juvenil "Salvatrucha"en
Centroamérica y sobre todo los violentos por miles en el Brasil, ponen un reto a
la sociedad moderna; crearon una nueva realidad y contra lacual hasta ahora no
se encontró ningún remedio.
No se trata de
eliminar injusticia social, desigualdad o hambre física o ofrecer diversión y
placeres. El objetivo de la izquierda tradicional queda corto.
El djihadismo
tiene fiel compañía en sus excesos violentos en el mundo entero. Un caso
espectacular así lo demuestra:
En Italia
recientemente fueron detenidos dos jóvenes que habían asesinado a un compañero.
Como motivo y única causa explicaron friamente que su intención fue,
experimentar qué se siente cuando se mata. Si hubiesen gritado "Alahú
Ácbar" su acción habría tenido "sentido" o la explicación que
entendemos.
Las cárceles en
América Latina están repletas de gente que no aspiran tener larga vida y
manifiestan estar dispuestos de morir -- matando. Así, no más, sin argumento,
sin proyecto ni perspectiva, solo acción violenta nihilista, montados en un
carussel de la muerte. Sin gloria ni amén, mudos con gestos que gritan.
¿Qué deberíamos
hacer? --- Lo sé: ¡impedirlo!
¿Qué podríamos
hacer, los "razonables"que somos? ¿Cómo?
--- ¡No lo sé!
friedrichmanfredpeter marzo de 2016
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