jueves, 31 de marzo de 2016

¿Los djihadistas, quiénes son?

Olivier Roy,  investigador  del islam, en una entrevista con Michaela Wiegel, corresponsal del FAZ en Paris, manifiesta observaciones y advertencias que salen de lo común que se comenta sobre el orígen de la violencia djihadista en Europa.[1]





Y sus observaciones cambian la mirada sobre los violentos. Creemos conocer al enemigo, ¿pero de verdad es poco lo que sabemos de él?
Oliver Roy admite que se trata de radicalización islámica, pero niega que esta tenga que ver con una falla de integración en la sociedad moderna actual, y expone los siguientes argumentos:
– A los jóvenes djihadistas no les faltó integración; hablan francés, inglés o alemán, frecuentemente como lengua única. Tuvieron las mismas oportunidades como cualquier otro joven.
No saben árabe; por eso en Siria, el IS (Estado Islámico) fundó un batallón francófono porque los voluntarios no entendían árabe.
– Además, su relación con la religión del Islam es muy superficial;
cultivan una tendencia nihilista totalmente ajena a la tradición; se sienten fascinados por "la estética de la violencia", y esa la conocieron en películas y aspectos de la cultura occidental. En el fondo siguen siendo europeos, disfrazados de musulmanes, ya que al islam casi no lo conocen, la dimensión religiosa es efímera, muchos entre ellos bebieron alcohol, se drogaron, fueron pequeños criminales antes de su "conversión". Hay un número elevado de "conversos" sin "raices" árabes, familiares o culturales: cerca de 25% de los adictos al djihadismo son franceses, alemanes o ingleses de pura raíz.
– A la izquierda europea siempre le obsesiona la idea de una lejana responsabilidad histórica debido al colonialismo. Olivier Roy rechaza esa teoría, dice que este aspecto está totalmente desconocido por ellos; la historia no les interesa, hablan de "cruzados" y viven el odio contra "cristianos", pero no se refieren a nada concreto. Combaten el predominio cultural y real de Occidente sin ninguna diferenciación.
– A las familias de donde salen estos djihadistas jóvenes les causa generalmente un fuerte impacto, no esperaron que sus hijos fueran capaces de eso, ni lo aprueban; con frecuencia son hermanos, amigos de infancia que se solidarizan alrededor de la ideología djihadista y actúan juntos, se controlan mútuamente. Así sucedió en los atentados de Paris y Bruselas. Olivier Roy ve confirmada su tesis que en un principio se trata de una rebelión generacional, sin negar el aspecto religioso. El djihadista típico es un rebelde contra su propia familia y contra la sociedad en general, se siente perdedor, no le bastan su preparación profesional, su ambición de triunfo en sociedad, su deso de ver coronada su vida con el éxito que la sociedad moderna le sugiere, porque desde la infancia eso de día y noche se le regó a través de imágenes engañosas.
– A esa nueva sensación de "born again", de sentirse como renacido a una vida auténtica, ninguna otra sensación puede competir. La djihad le permite interpretar sus fallos y fracasos como elementos de la futura redención, su vida definitivamente tiene sentido através de una muerte, producida como suicidio -- matando. La vida de "héroe" se cierra con un acto de redención. Ha descubierto esa "verdad", esa es su fe. Contra eso sencillamente no hay argumento que valga. Con un djihadista no se puede discutir.
– A Olivier Roy, sin embargo, le parece importante que la sociedad europea se de cuenta de esa situación nueva y de la amenaza que de ella surge, debe tomar consciencia de que sólo parcialmente es un problema del Islam, es un problema de la misma sociedad europea.
El enemigo no ha llegado desde fuera, sino ha crecido dentro y representa un reto para la sociedad civilizada.

Nota: A mi opinión, esa amenaza no es un problema europeo solamente. La amplia gama de violencia diaria de las bacrim (bandas criminales) en Colombia, la violencia masificada juvenil "Salvatrucha"en Centroamérica y sobre todo los violentos por miles en el Brasil, ponen un reto a la sociedad moderna; crearon una nueva realidad y contra lacual hasta ahora no se encontró ningún remedio.
No se trata de eliminar injusticia social, desigualdad o hambre física o ofrecer diversión y placeres. El objetivo de la izquierda tradicional queda corto.
El djihadismo tiene fiel compañía en sus excesos violentos en el mundo entero. Un caso espectacular así lo demuestra:
En Italia recientemente fueron detenidos dos jóvenes que habían asesinado a un compañero. Como motivo y única causa explicaron friamente que su intención fue, experimentar qué se siente cuando se mata. Si hubiesen gritado "Alahú Ácbar" su acción habría tenido "sentido" o la explicación que entendemos.
Las cárceles en América Latina están repletas de gente que no aspiran tener larga vida y manifiestan estar dispuestos de morir -- matando. Así, no más, sin argumento, sin proyecto ni perspectiva, solo acción violenta nihilista, montados en un carussel de la muerte. Sin gloria ni amén, mudos con gestos que gritan.


¿Qué deberíamos hacer? --- Lo sé: ¡impedirlo!
¿Qué podríamos hacer, los "razonables"que somos?  ¿Cómo?
--- ¡No lo sé!

friedrichmanfredpeter   marzo de 2016




[1] Michaele Wiegel, Paris, 25.03,2016 en la FAZ

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