‘Volk ohne Raum / Blut und Boden’/
términos que resumen un mito alemán.
¿Han muerto estas insignias del nazismo, después de larga elaboración democrática?
Bert Brecht denunció su supervivencia, la casi inmortalidad de la falacia histórica:
“Der Bauch ist fruchtbar noch, aus dem das kroch.” – fértil aún está el vientre para parir de nuevo – se podría traducir libremente esta drástica observación del poeta
¿Y por qué aún es fértil?
Porque su fertilidad se inspira en una larga tradición, escondida para la gran mayoría de los intérpretes del fenómeno nazi alemán: pues – estos no inventaron lo que les motivara a cometer sus crímenes históricos, contra unos y otros, contra el resto del mundo entero.
En los cuentos de los ‘Grimm’ encontramos a hadas benignas, bondadosas, salvadoras y también a las malignas, traidoras. El romanticismo alemán, señalado e intransferible: ‘Die Romantik’ ha sido la fuente de inspiración de toda una cultura, ambigua y de doble cara, por una cara del día, iluminada por eminencias de amor, de compasión y de creatividad poética. Pero que nunca escondió el otro lado oscuro, el sueño nocturno, la pesadilla del mal, su poderosa presencia nihilista y agresiva. ‘Die Romantik’ anti-racional, predicaba la irracionalidad de la vida humana; y esa irracionalidad tanto ‘liberaba’ como ‘esclavizaba’ a sus seguidores, eliminando la responsabilidad al ser reemplazada por ‘él destino’:
“Das Schicksal” se hizo dueño de Alemania y esa escogió a ‘la Muerte’ para elaborar su ‘Maestría’(Paul Celan, Todesfuge).
En el fondo se nutre del gran pesimismo postrevolucionario, después de las caídas de la aurora de la Revolución Francesa, seguida por la desaparición de su ejecutor sobre el territorio europeo, Napoleón Bonaparte.
¿Qué haría el pesimista alemán cuando se le acabaron los sueños idealistas?
n Unos se iban a sus huertas a criar lechugas y tomates.
n Otros se dedicaban a cantes tristes y nostálgicos, añorando tiempos pasados.
n Y otros se asociaron para aplaudir a nuevos evangelistas, angélicos unos, demoníacos otros.
Todos se inspiraban en esa poesía del alma nutrida por una visión retrógrada de la vida:
Las carretas tiradas por caballos, con los toques de corneta de postillón - ‘Posthorn’ – de su conductor en señal de protesta contra el humo expulsado de las locomotoras que ahora invadieron el país de este a oeste de norte a sur. El burgués alemán se montaba en el tren, pero soñaba con la diligencia. Esa manifiesta anti - modernidad se hizo presente en todo y la encontramos en los términos al inicio citados: en ‘Volk’ y ‘Raum’, en ‘Blut’ y Boden’. No los traduzco, porque no encuentro equivalente en español. Supongo que no lo hay en ningún otro idioma. Tanto ‘Volk’ como ‘Blut’ son términos totalmente ideologizados, son ideogramas cargados de la oscuridad de la noche romántica.
Ha sido el oscuro novelista ‘Hans Grimm’ quien elaboró la consigna política y maliciosa: “Volk ohne Raum” (1926). Ahí tenemos la aplicación agresiva del sueño nocturno, un invento ideológico antimoderno:
‘Ohne’ – simplemente significa ‘sin’- Grave consecuencia y amenaza para los vecinos: ‘Los alemanes no poseen suficiente espacio para su ‘pueblo’, su ‘destino’ les otorgaría ‘más’.
Hans Grimm soñaba con un nuevo reparto de colonias africanas, y en la continuidad otros echaron el ojo a objetivos más cercanos.
Y nutridos con este pasto histórico cultural, los alemanes se transformarían en un peligro para sus vecinos europeos. Nuevos imperialistas contra los viejos que ya se habían repartido su botín particular de la tierra.
“Hemos llegado tarde dijeron los nazi cuando empezaron a rectificarlo con la máxima agresividad posible, la que aún le faltaba al emperador Guillermo II veinte años antes.
Es importante ver que el nazismo alemán nada inventó, todo estaba servido:
Acabo de encontrar el mensaje escrito por un socialdemócrata alemán, August Winnig. En el año 1930 publicó el libro de ensayos “Das Reich als Republik” y la primera frase de este escrito polémico es: “Blut und Boden sind das Schicksal der Völker” – La sangre y el territorio son el destino de los pueblos - .
Se confirma la voz irracional, romántica, pronunciada por primera vez por el clásico Herder, todos seríamos ejecutores de un destino colectivo cuyo proceder es debido a una misteriosa llamada desde la profundidad histórica. Aquí encontramos la tradición cuyo aplicación final sería WWII (la madre de todas las guerras superfluas, irracionales que se tragaría las vidas de más de cincuenta millones de personas cuyo sangre aún impregna los suelos de Europa)
¿Qué hacemos los que no creemos en ningún destino colectivo, los que enarbolamos las consignas jacobinas; nos asquean los misterios, porque somos adictos a las reglas de la razón y al pensamiento, los que seguimos la línea de las grandes críticas kantianos?
¡Apartémonos!
friedrichmanfred julio 2019
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