La reciente historia alemana ha dejado atrás lo que muchas personas dentro o fuera de Alemania han querido olvidar o lo que han transformado en leyendas benévolas. Así, setenta años después de la caída del Tercer Reich, se anuncia un peligroso resucitar de lo que creíamos enterrado definitivamente entre las ruinas de las maravillosas ciudades históricas.
Una de estas leyendas es, que el 80%de la los alemanes manifiesta actualmente no haber tenido a ningún familiar suyo implicado en el pasado en la historia nazi. De tal información concluyo que los ocho millones y medio de miembros activos del partido nazino pudo ninguno tener descendientes. El discurso antinazi moderno ha logrado incluso purificar la historia de las familias; mirando atrás nada ocurrió, así lo creen muchos:
“Los nuestros no han hecho nada.”
Otra leyenda muy difundida es la de la resistencia contra el nazismo. Conozco la historia de un visitante quien desde su residencia en Sudamérica decide volver atrás y visitar a la parte de la familia que había quedado en Alemania durante la era Hitler.
“El tío Hellmuth era un antinazi convencido, ha sufrido mucho durante esos años de la dictadura” … así se dijo.
El amigo, curioso por acercarse a esa historia emocionante, contacta al tal Hellmuth, quién anciano y contento de encontrar a uno de los suyos, después de brindar con numerosas cervezas, lo invita a acompañarle a un cuarto cercano. Con cara sonriente abre un ropero y saca de allí un secreto bien guardado: Un uniforme de los SS.
---Meine Ehre heißt Treue”--- dijo quitándose una lágrima del ojo.
‘Mi honor es ser fiel’– traduce mi amigo, estupefacto al contemplar tanto ‘anti –nazismo’.
¿Qué pasará cuando se acaben tantas mentiras, hipocresía de una ludopatía general? Se preguntó.
Y cuando salió a la calle, lo primero que podía haber encontrado era la mirada de menosprecio de un transeúnte (por suerte no le pasó):
“¿Que haces aquí, negro? ¡vete de dónde has venido!” Y efectivamente mi amigo algo de eso traía de su tierra natal lejana.
Tampoco detectó la presencia de innumerables ‘clubes sociales’ de extremistas que bajo la cobertura de una actividad social se reúnen para practicar esa militancia xenófoba tolerada por un número creciente de la población alemana. Lo que parecía superado ahora refluye y encuentra tolerancia entre la misma autoridad. Se han visto agresiones físicas a extranjeros y asesinatos. Esa intención corresponde a una práctica iniciada por el nazismo de los años 20, crear un ambiente prerrevolucionario, resucitar de los escombros o sacar de los armarios lo que ahogó el país en el siglo pasado. ¡Despierta Alemania!
friedrichmanfred y anavictoria julio 2019
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