domingo, 7 de julio de 2019

Theodor W. Adorno a Thomas Mann


 Carta que escribió Adorno desde Frankfurt a Thomas Mann que a partir de 1938 vivía en California, EEUU. Donde residía después de su emigración hasta 1952 cuando decepcionado de su estancia decidió regresar a Europa. Th. Adorno ya había vuelto a Alemania desde los EEUU y refundió junto con Max Horkheimer ‘El Instituto para la Investigación Social’ junto a la Universidad de Frankfurt.
Allí conocí a ambos profesores en lecciones y seminarios personalmente a partir de 1956.
Reproduzco algunos pasajes de una carta que escribió Adorno a Thomas Mann (28 de diciembre de 1949), publicada en traducción española por ‘Revista de Occidente’ Noviembre 2003, No 270, p. 6) Me limito a reproducir los pasajes de referencia a los estudiantes que Adorno encontraría después de iniciar clases en la ciudad destruida por las bombas.
               

                                 mesa de escritorio de Th. W. Adorno en Frankfurt


<< Si he de ser sincero debo decir que siempre tengo que recurrir a la reflexión para acordarme de que el vecino de asiento en el tranvía puede haber sido un verdugo.
Esa dificultad para situarme hay que atribuirla también a mis circunstancias personales. Pues me he visto inmerso en un intensísimo trabajo con gente joven – estudiantes de Filosofía a tiempo más o menos completo – constituyo que en la lengua del país suele llamarse sin duda una élite. Es evidente que, en en las condiciones concretas del trabajo y en medio de las tentaciones de la vanidad, uno sólo capta lo excelente, y si bien incurro en un cúmulo de ilusiones, no deja de ser cierto que los estudiantes me lo ponen muy fácil.
(----) Y no pienso tanto en la nutrida asistencia a mis lecciones cuanto en el seminario que, a modo de introducción un poco insólita a Hegel, trata de la dialéctica transcendental kantiana. El apasionado interés con que me encuentro en el aula escapa a toda descripción, y se debe seguramente a la materia y no a mi persona, pues harto difícil me resulta tomar la palabra ante el exceso de celo de los estudiantes. Éste se manifiesta no solamente en cosas puramente externas, como a duras penas consigo poner punto final a las sesiones del seminario o que los muchachos me han pedido continuarlo durante las vacaciones, sino en la marcha misma de la discusión. Se debate sobre cuestiones sumamente enrevesados (ubicados en la frontera de la lógica y la metafísica) como si se estuviera hablando de política – quizá porque esta ha dejado realmente de existir. Se impone la comparación con una escuela talmúdica; a veces tengo la sensación de que los espíritus de los judíos asesinados han invadido las mentes de estos intelectuales alemanes. (----)
La clave me parece estar en que Alemania ha dejado de ser un sujeto político; la política es algo que sólo se escenifica, y eso lo saben todos, pues tontos no son. (----)
Quieren hacia fuera, aferrarse a las potencias y pasar inadvertidos – y ser, por lo demás,
“Pobres en acción y pletóricos de ideas”,como si corriese el año 1800.>>

“Denn, ihr Deutschen, auch ihr seid
  tatenarm und gedankenvoll.”
Con esa cita del poeta Hölderlin acaba la observación del maestro de sus alumnos.
Y es cierto que la impotencia de esa Alemania derrotada liberase la inmensa ola de creatividad y de innovación que sentimos como algo propio, nuestro; y estos maestros nos asistían en ello.
Su regreso al país que los persiguió, su entrega sin resentimiento, sólo ha sido posible porque existía una profunda cercanía inscrita en la historia del idealismo alemán que es nuestra patria común. Ambos somos alemanes. “Pletóricos de ideas” –“gedankenvoll”-lo llama Hölderlin, ideas que no las puede vencer la mediocre y canallesca política real. Por eso fuimos iluminados, contagiados como en una segunda vuelta de la Ilustración. La Razón Crítica sería el instrumento vital que nos acompañaría.

friedrichmanfred  julio  de 2019





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