sábado, 20 de julio de 2019

OH, COLOMBIA


Siento profundos afición y afecto por ese país, por su gente de risa melancólica. El drama de la vida allá está filtrado de mucha crueldad, siendo su población humanamente noble y valiente. 
Un gran toque de improvisación crea momentos de libertad, de alegría. 
(Ya no quedan muchos rincones para la libertad en este planeta entregado a un sinfín de dictaduras, administrativas, técnicas, populares, exitosas, adictos al consumismo.)

“Colombia, una Nación de Rebeldes”, declara el historiador Manuel Lucena Giraldo[1]y dice lo siguiente:

<<Con todas las dificultades del caso, si se intentan superar los sólidos lugares comunes que cimentan el excepcionalísimo latinoamericano centrado en la idea del fracaso permanente de sus sociedades y Estados, frente al supuestamente resplandeciente presente y futuro de Estados Unidos, Europa y de los demás ‘primeros mundos’ que han surgido y van surgiendo.(…) Las revoluciones de independencia latinoamericanas, creadoras de ‘naciones de rebeldes’ que denostaron quienes gobernaban tanto en la Francia napoleónica como en la España fernandina o el Portugal restaurado, deben ser contempladas sin afectaciones evolucionistas, revisadas dentro de la tupida malla de complejidad que originó hace dos siglos múltiples espacios de experiencia, múltiples horizontes de expectativas. (---)
(Hay que) enterrar todo determinismo y acercarnos a la aventura de la libertad humana sin adjetivos.>>





Esa libertad humana, humillada entre los mil pretextos de cuidar el bien público y privado, está profundamente amenazada por ideologías reinantes centradas en las sociedades modernas. La libertad humana sin adjetivos ha sido grabada en el continente sur americano dándole un carácter único. Lo ha vivido Bolívar y lo ha respirado Humboldt. 
Bajo la vegetación de los Andes se esconden mil tesoros que se activan tanto en la acción de un machetero como en el secreto poemario del rebelde fugaz perdido. Doscientos años no han sido suficientes para lograr algo más que una iniciación a la vida republicana, algo que satisfaga la mayoría social inmersa en numerosos problemas diarios. Para tantos, vivir es sobrevivir. 

Todos los intentos de copiar modelos ajenos han fracasado, aquí los horizontes políticos se parecen a huracanes en permanencia. Nada se ha consolidado, todo sigue frágil, apenas nacido y de inmediato envejecido antes del tiempo. Las revoluciones se transforman en episodios teatrales, de las que surge la desesperación de la gran masa buscando alternativas, nuevos horizontes. Desesperados.
Queda el grito “¡a las armas!”, muchos de los vociferantes creen en eso,  eco de “Aux armes, citoyens!” de los jacobinos franceses.
¿Qué más queda?
Todos los modelos copiados, sean revoluciones o lo opuesto, han fracasado. Los plagios no sirven. ¿Qué ‘armas’ posee un jacobino latinoamericano?:
Pues sí, hay ‘armas’ desgraciadamente cargadas de municiones que hieren y matan. 
Oh…pero las armas ‘esenciales’ de este país y del continente son la Fantasía y la Inteligencia de sus pobladores. Activar esa fuerza es movilizar el ‘secreto de los Andes’ y de las ‘Costas’ Caribe y Pacífico. Colombia y los demás países latinos no son prolongación de Europa o de Estados Unidos. Son originales y esa originalidad precisa materializarse, consolidarse en la realidad.
Por eso: Libertad sin adjetivos, ni capitalista, ni socialista, ni fidelista, ni sandinista, ni chavista. ¿Será posible eso? 
Y un pequeño grano de arena traté de aportar yo durante los largos años de trabajo, yo - forastero, extranjero en todas partes y colombiano de vocación.

friedrichmanfred julio  2019
  edición anavictoria








[1]Manuel Lucena Giraldo, Naciones de Rebeldes, Madrid 2010, p.225.

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