martes, 9 de julio de 2019

"Schlagt ihn tot!" - ¡matadlo!

Schlagt ihn tot den Rathenau, die verdammte Judensau!”
      (¡Ejecutad al Rathenau, al maldito cerdo judío!)

Por pancartas abiertamente fue repartido por el centro de Berlín esa proclama de matar a Walther Rathenau, ministro de asuntos exteriores en la República de Weimar. La prensa nacionalista se hizo eco de esa voz subversiva, brutal. 


Y el 24 de junio de 1922 fue ejecutada esa orden, el ministro fue asesinado en atentado político durante la travesía de su casa al Ministerio del Exterior. El crimen celebrado en gremios de extrema derecha correspondía a activistas de ‘Organisation Consul’ ( OC ).


Asesinar a políticos odiados ya tenía tradición: Antes murieron de la misma manera Mathías Erzberger (firmó la rendición alemana tras la guerra 1914-1918), Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg (activistas socialistas). A raíz de estos sucesos, el Canciller Josef Wirth en el Reichstag pronunció la frase sonante: “Der Feind steht rechts!” ( El enemigo está a la derecha).
Y el 02 de junio de 2019 fue asesinado Walter Lübcke, ‘Regierungspräsident’ (Presidente del sector administrativo de Kassel, del estado federal de Hessen). Se había destacado como político defendiendo la política de acogida de refugiados de acuerdo a la canciller Angela Merkel. Había manifestado su opinión abiertamente y fue denunciado, insultado en  Internet. ‘Alemania cumplirá lo que su constitución ordena, dar asilo a los perseguidos, socorrer a los necesitados’ sentenció Lübcke. Y recomendó que ‘a quién no le guste eso que abandone el país y busque a otro de su convenio’. 

El asesinato como arma subversiva tiene larga tradición. Desde el sector crecido de populismo, la opción por la violencia nunca ha sido abandonada. Sospecho que eso corresponde a una variedad de intenciones:
-              Intimidar a funcionarios públicos, hacerlos cooperantes con la causa nacionalista.
-              Buscar la aclamación de seguidores y extender la red de influencia sobre la sociedad entera. Abandonar los escondites locales, invadir las calles.
-              Crear un mito del ‘defensor heroico’ de la causa nacional.
-              Transformar la actividad marginada ( clubes neonazis ) en un proceso público general. Crear un ambiente prerrevolucionario y transformar victimas en victimarios culpables que merecen lo que han recibido.

Todo eso se ha conocido en el caso de ETA, en el país Vasco en España. La larga lista de crímenes y los casi mil muertos son la prueba que esto puede funcionar y deja una sociedad desorientada y en declive. En Alemania parecía que eso no tuviera cabida. Nos equivocamos, los que creíamos que la democracia alemana después de WWII fuera fuerte y segura. Los que somos ‘sobrevivientes’ de guerra y postguerra siempre fuimos desconfiados, nunca bajamos la guardia porque conocemos las ‘trastiendas’ y los ‘sótanos’ secretos del enemigo. Y este enemigo es ‘la Derecha’, sus gestos antiliberales y totalitarios se han manifestado de diferente modo: en secreto, a discreción, en salones cerrados; y ahora buscando la oportunidad, llegó su turno. La crisis política presente,  “¡aprovechémosla”! Con el anti – islam y antisemitismo como equipaje, con pancartas y banderas,  finalmente hablan bombas, cuchillos y pistolas. 
¡los conozco bien!  

friedrichmanfred julio 2019



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