domingo, 11 de mayo de 2014

Goethe in love 5

Nachtgedanken   Johann Wolfgang Goethe
  ( pensamientos nocturnos)
Euch bedaur ich, unglückselige Sterne,

Die ihr schön seid und so herrlich scheinet,

Dem bedrängten Schiffer gerne leuchtet,

Unbelohnt von Göttern und von Menschen:

Denn ihr liebt nicht, kanntet nie die Liebe!

Unaufhaltsam führen ewge Stunden

Eure Reihen durch den weiten Himmel.

Welche Reise habt ihr schon vollendet!

Seit ich weilend in dem Arm der Liebsten

Euer und der Mitternacht vergessen.


¡Qué tristes os veo, astros infelices,
Hermosas estrellas que brillantes relucís,
Ilumináis al navegante perdido,
Ni dioses  ni hombres os lo agradecen,
Porque no amáis, ni conocéis el amor!
Horas eternas para cruzar el firmamento.
¿Cuál de los viajes habéis acabado?
Mientras yo, en brazos de mi amada
Os olvido a vosotros y a la medianoche.

Desde hace siglos las estrellas son testigos del amor, tan eternas, poderosas y lejanas. Comparada con esa solemne presencia del universo, la relación de este hombre y de esta mujer es fugaz, transeunte. Durante la medianoche se aferran felizmente  una al otro y olvidan el mundo. Mientras...las pobres estrellas que seguramente los contemplan ¿no conocen el amor, tan terrenal, tan fugaz?
Tan poca cosa somos, que las estrellas nos ignoran. Pero deberían  envidiarnos. Porque en el amor somos completos, como las flores en mayo.

Johann Wolfgang Goethe dedica este poema, al modo de los griegos, a Charlotte von Stein en 1781, secreta y pública relación suya con la dama de la corte de Weimar, tan mayor que el, hombre famoso a los treinta y dos años.
¿Un amor virtual? Eso  creen algunos filólogos. El poema habla de olvidar a las estrellas, que sigan platónicas en su rumbo celestial.
 La medianoche desea otro discurso. Y la noche lo sabe mejor.
¿Cuál? No lo sabemos, cierto es que las estrellas lejanas no se enteran. Los brazos de la amada son los que cuentan.
¿Será duradera esa unión?
El joven enamorado,  escritor y ministro en este pequeño ducado, lo abandonará todo, se escapará a Italia, dejando atrás oficio y amante. Charlotte nunca le perdonará esa traición. Pero guardará este poema entre su correspondencia secreta.
Goethe logró hacer las paces con el duque de Weimar, pero no con Charlotte. El poema solamente quedó para dar testimonio.
Y - si las estrellas - supieran reir, se reirían; pero ellas siguen sus cursos, eternos, perdurables. ¿Qué les importa el amor de un tal Goethe?
Y este seguirá mariposeando como lo demuestran las mariposas siguientes:  ver anexos.

friedrichmanfredpeter mayo 2014




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