----- el Paraíso terrenal, la utopía más
real de la igualdad entre los humanos, solo se alcanzará cuando todos y cada
uno de los individuos y las sociedades sean tan esencialmente libres que
desaparezca la posibilidad de la condena por herejía, cuando al fin no haya
espacio para inquisidores y ni siquiera la necesidad de herejes.
(Leonardo Padura Fuentes - Zaragoza 2014)
Leonardo Padura, escritor cubano, pronunció estas palabras en el discurso
de agradecimiento por la entrega de un premio literario. No conozco su obra
literaria, pero me ha abierto una ventana por la que quiero asomarme. Estas
palabras dan en el clavo del problema que vive la izquierda siendo ella la
herejía moderna globalizada.
¿Seríamos capaces una vez de unir el deseo de libertad con la proclama
incesante de igualdad, al eliminar privilegios heredados sin mérito propio?
¿Existirá una vez un orden social, donde el hombre deje de ser objeto
dominado, manipulado, gobernado contra su voluntad?
¿Será esta quimera del "hombre nuevo", predicada en doctrinas de
izquierda, alguna vez más que el
pretexto para adoctrinar a la gente y eliminar la voluntad ajena estorbante?
Hasta hoy, ninguna doctrina multiplicada entre millones de creyentes ha
sido capaz de abrir una vía plausible
hacia este ideal, hacia esa utopía de un paraíso terrenal.
Peor aun, las dictaduras del siglo XX han sido inspiradas todas de algun
tipo de herejía libertadora prometiendo libertades, pero acabaron con
explotación y sometimiento bajo dominio ajeno.
Las líneas divisorias entre fascismo, nazismo, comunismo, terdermundismo
libertador, en realidad son efímeras; todas estas ideologías han intercambiado
elementos doctrinarios entre ellas, han copiado gestos de dominio, prácticas de
control y abuso de poder sobre los individuos, justificando la violencia. Sus
emblemas se parecen. Todas ellas han negado esa similitud, inculpando y al
mismo tiempo imitando al enemigo, al rival, al adversario. Se odian y se besan
los extremismos, se dice.
El escritor italiano Alberto Moravia en 1966 asistió en La Habana a un meeting con Fidel Castro, y después
confesó su impresión:
"Todo eso lo he visto yo ya, con Benito Mussolini".
El pacto de Hitler con Stalin es callado hasta hoy por los simpatizantes de
izquierda, cuando sólo este hecho hizo posible el comienzo de la Segunda Guerra
Mundial. Principios y métodos de ambas dictaduras fueron excambiables. Y aun
más, es obvio cuánto una aprendió de la otra. Se imitaron mutuamente. El antifascismo
no es más que un mito, porque ambos en rivalidad se sirvieron de métodos casi
idénticos.
Se destaca el genocidio nazi, el genocidio soviético no se menciona. Lo uno
es el crimen del siglo, lo otro es considerado un mal menor, excusable,
perdonable.
Además, los privilegios de cuadros dirigentes se cultivaron con esmero en
todas las dictaduras totalitarias. Antes de nacer "el hombre nuevo"
ya nació la clase nueva formada por manipuladores hábiles de la gente que
justifican su actitud egómana como servicio para beneficio de los demás.
El escritor Heinrich Heine, ya los conoció cien años antes: son los que
predican agua bebiendo vino. Y en la actualidad, en la fase del ocaso de la
dictadura cubana, se revelan los abusos increibles del dominio castrista sobre
las mentes. Fidel Castro estuvo muy consciente de su poder sobre la mente
ajena, tanto en su isla caribeña como sobre seguidores en todos los
continentes. ¡Cuántos nombres ilustres le han rendido homenjae! Han caido ante
el carisma revolucionario. Teatro.
A todos les molestó la vida de los ricos, pero jamás rechazaron el lujo de
los comandantes. Un cinismo insoportable acompañó el mito de la revolución
durante este siglo pasado.
Este engaño o autoengaño forma parte
de la vida de un número incalculable de adictos, sometidos al ideal de este
nuevo mundo, que ha de nacer de los escombros del viejo. Doctrina utópica que
ha destruido la vida de millones de personas, no tan inocentes sino creyentes sin remordimientos y cómodos seguidores de
doctrinas que otros inventan y proclaman, ideas que otros manifiestan,
pensamientos de otros que ellos aplauden.
Tras el ocaso de los dioses de sus falsos olimpos, ¿tenemos la oportunidad
de un nuevo comienzo?
¡Busquemos esta tierra tal como es, y dejemos el paraiso para otra
oportunidad! digo yo.
friedrichmanfredpeter mayo 2014
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