lunes, 26 de mayo de 2014

¿Generación Perdida?

Conocer lo que sucede en muchos colegios, leer informes de sociólogos sobre el mercado laboral y sus perspectivas para el futuro próximo de los jóvenes, producen preocupación y fuerte disgusto, porque impresiona la terrible impresión de una juventud perdida y nos preguntamos:
¿Quién pagará las diversiones que hoy les encantan cuando sean adultos e ignorantes y necesitados de subvenciones producidos por la productividad y el saber de otros?


Acostumbrados a que el bienestar venga de fuente ajena,
¿qué harán cuando se hallen solos?
¿Se están dando cuenta de que viven en una sociedad que radicalmente descarta al que no sabe y quien desea permanecer en su ignorancia?
La falta de medios no será lo peor. El sentirse simplemente supérfluos, como caidos a la nada, eso será el problema; ninguna limosna caritativa será capaz de aliviar eso.
El "Ni Ni" de hoy será el mendicante de mañana.
Los mensajes televisivos contrarios son simples engaños, productos de la evasión de la realidad hacia las diversiones.
Las promesas de políticos de salidas fáciles no son fiables.
Consumo y placeres no son las soluciones. Dar facilidades como remedio no es el camino.
El saber que necesitan debe ser amplio y unido a la creatividad, el interés y la motivación personales. Y eso no se alcanza sin vivir privaciones y sacrificios, cosas que la educación no debe disimular. Con mis muchos años de vida digo: nunca se deja de aprender porque nunca se sabe suficiente. Se estudia mientras se vive.
Sociólogos preven que hasta veinte o veinticinco por ciento de la generación actual de jóvenes entre 14 y 24 años estarán descartados de empleos cualificados y rentables de por vida.
Me da escalofrío este dato, y me pregunto:
¿Volverán tiempos históricos, que creíamos ya superados?
¿Se dividirá la sociedad "moderna" entre una clase activa y otra condenada a la pasividad permanente?
¿Se dejarán ellos engañar con falsos mitos como la igualdad o la vida placentera para todos?
No es una cuestión de división social entre ricos y pobres. Es una estructura social nueva que no está lejos, está a la vuelta de esquina, ya la tenemos encima.
Habrá  grupos sociales que nunca conocerán el trabajo. Y eso no en un futuro lejano, como utopía social, sino a partir de nuestra actualidad y en difusión acelerada debido a la crisis económica.
Ya nació esta clase social que nadie necesita porque nada saben hacer o lo poco que saben no basta para sostener una vida autónoma y libre. ¿Qué libertad e intependencia pueden tener cuando están pendientes de la mano protectora ajena, durante toda la vida?
Subsistirán porque la sociedad del consumo y bienestar permitirá no dejarlos morir de hambre; a eso estamos acostumbrándonos desde años atrás. Lo tapamos con eufemismos que se dicen derechos sociales, justicia social, etc.
¿Pero quién puede prever lo que pasará en una situación de recursos menguantes, cuando faltan los medios para repartir lo que generosamente se pudo hacer hasta ahora?
En sociedades altamente tecnificadas como la americana o alemana estos "perdedores" ya son conscientes de su situación y su respuesta es la resignación y el pesimismo; saben que no van hacer nada importante en su vida, porque esto estará reservado para los mejor preparados, y estos miran con optimismo su propio futuro porque la economía les da la razón.
Aun no podemos prever todas las consecuencias que traerá eso para la sociedad de mañana:
¿Nace un nuevo estrato social, tal vez una nueva clase social? 
Ya le han puesto un nombre: "precariado"(su actividad y su vida son “precarias”); no son proletarios porque nadie los explota. Sencillamente nadie los necesita, son un estorbo, cuestan dinero. Ya existe el embrión de una división social entre los mismos jóvenes:
Generalmente los estudiantes de un Gymnasium alemanes evitan todo contacto con aquellos “otros", los que no manifiestan ambición ni coraje - los consideran "perdedores". Pertenecen a otra cultura social, se comportan y se visten de modo distinto. Hablan de otra manera, usando jergas diferentes, entre los dos grupos hay un abismo. Agresiones entre ellos son raros, simplemente y mutuamente se ignoran.
Hoy es políticamente correcto negar esta división social.
Se ha levantado una cortina formada de buenas intenciones de políticos de la educación sobre una realidad preocupante y su futuro temible.
¿A quién le sirven las mentiras piadosas? Se habla de combatir el fracaso escolar, la violencia en las aulas, la desigualdad de oportunidades, insinuando como si esto fueran problemas de colegio y no un tema que incumbe toda la sociedad, porque toca el fondo de la vida de todos:
¿Irá la sociedad española por este camino que ya inició?
Y si es así, ¿qué debería  hacerse ahora y a mediano o largo plazo?
Como profesor activo - que ya no soy - me dedicaría a informar a mis alumnos - con toda crudeza - sobre eso:
¡Que todos sepan el riesgo que corren!
Pero nosotros, los viejos, ¿qué podemos hacer antes de irnos?


friedrichmanfredpeter  mayo 2014

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