domingo, 2 de agosto de 2020

Granada y Jerusalén

                                 

“El reino de Granada y el reino de Jerusalén se corresponden. Poco importan, por lo demás, estas similitudes. El gran hecho es la lucha de los dos sistemas religiosos y sociales. Las Cruzadas han sido la causa principal de esta lucha. Ese es su carácter histórico que las une al conjunto de los demás  hechos europeos.”
Lo escribe François Guizot (1787 – 1874) historiador francés. ( Ed. Historia de la civilización en Europa. Alianza Editorial, Madrid, 1966)

                    


Tanto como el Islam se hizo presente en Europa, el Cristianismo captó a su vez presencia en el Oriente por medio de las Cruzadas. La interconexión de estos procesos poco han encontrado eco en la literatura histórica en España. Y ha sido Ortega y Gasset quien promocionó este tema marginado al iniciar la traducción del texto que cito como introducción a estas notas.


Guizot insiste en el carácter social y político de estos conflictos, antes que religiosos o ideológicos ya que poco sabían unos de otros de lo que creían, pensaban o practicaban diariamente por su parte. Un diálogo entre representantes de ambas religiones – a mi saber – nunca tuvo lugar o ha sido muy marginal. Los cristianos. se quedaron admirados ante la superioridad cultural de sus enemigos musulmanes. Gran extrañeza causó en el mundo musulmán la agresividad bárbara del ‘franco’ europeo cristiano. Los musulmanes en Oriente llamaron ‘Franchys’ a los cruzados cristianos; pues la mayoría de ellos eran franceses. Un intercambio de ideas o una convivencia pacífica nunca tuvieron lugar ni en Occidente ni Oriente.
Excluyentes en la vida práctica, rara vez se establecía una relación pacificadora que habría sido la bendición para ambos. En el caso de España una guerra de ‘Reconquista’ nunca declarada se practicaba durante siglos y que sólo terminó cuando el ‘último’ moro abandonara la península. No han quedado restos notables de esa población en Andalucía. Contrario a lo que digan algunas leyendas sobre las tres culturas en el suelo andaluz. 
En el Oriente la presencia cristiana se hizo cada vez más precaria. Con los turcos islámicos se presentó un enemigo casi invencible. Por escasos cien años la ciudad de Jerusalén pudo ser parte del respectivo reino y tal reino cristiano de Jerusalén simplemente se olvidó. Se extinguieron las luces sobre los frentes y la invasión musulmana se presentó en el mismo centro de Europa 
(Varios asedios de la ciudad de Viena hasta en siglo XVII). La expansión islámica por Europa era real; su actividad triunfante tomó Bizancio y los Balcanes.

Fueron los pensadores, literatos o filósofos de la Ilustración que destaparon el silencio sobre este conflicto histórico. Siglos después. 
En el caso de Alemania, el escritor Gotthold Ephraim Lessing se dedicó a este conflicto, haciendo de él un tema de polémica de los nuevos tiempos ‘ilustrados’. En el drama ‘Nathan de Weise’( Nathan El Sabio), primera representación en el año 1783, se pronostica la cercanía de la Gran Revolución pocos años después:

Nathan el comerciante judío se enfrenta al  ‘Templario’- cruzado cristiano y a Saladino islámico dominante. El centro del drama es el relato de Nathan de la ‘parábola de los tres anillos’ que se puede resumir así:

“En el lejano Este vivía un hombre, ejemplar y modélico por su humano comportamiento. Esa virtud era debido a un anillo mágico que poseía. Este hombre tenía tres hijos y cuando sintió la cercanía de la muerte, decidió mandar a hacer varias réplicas exactas del anillo ‘mágico’; luego llamó los hijos por separado y a cada uno le dio en herencia el anillo, no admitió su fraude. Después de su muerte los hijos reclamaron poseer cada uno el ‘anillo de verdad’. Su disputo llegó ante el juez. Y este decidió – magna sabiduría – Cada  uno actúe como si su anillo fuera el auténtico y compitiera quien era el más humano y modélico. Entonces tal vez en un futuro lejano otro juez más sabio sabría tomar la decisión acertada y decida cuál es el auténtico anillo”

Está todo dicho: Los tres anillos, todos pueden ser falsos, pero todos podrían ser útiles para todo quien creyese en el suyo. Es la virtud social la que el ilustrado desea establecer, la virtud de la nueva e innovadora burguesía que se ha de alejar del morbo feudal y de la oscura Edad Media. Lessing opta por ‘el progreso’ lo que es la sustancia de la nueva era moderna. La teología pertenece a la noche oscura del pasado. En el drama los personajes le hacen caso al ‘progresista’ juez.

Sin embargo, la realidad seguiría siendo otra. Actualmente y con los recursos que tenemos a nuestra disposición sabemos que es muy poco y pobre nuestro saber. Y es cuando haría falta un anillo mágico para la mayoría de seres humanos, los que – eso lo vemos – siguen siendo egoístas y tontos como siempre. Un anillo que seguramente no serviría para nada.

f… y anavictoria  agosto 2020




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