lunes, 20 de julio de 2020

Camino a la Casa

Franz Kafka:
“¡Miren la fuerza de convicción que tiene el aire después de una tormenta! Incluso ante mí se presentan mis méritos y me invaden y yo no me oponga a ello.
Voy caminando y mi velocidad es la de este lado de la calle o de toda esa calle y de este barrio. Es justo que yo sea responsable de todo eso: Cuando se golpee una puerta o la tabla de una mesa, cuando algunos brindis retumben, cuando unos amantes se amen en sus camas o cuando lo hagan entre andamios de una nueva construcción o en la oscuridad de calles recostados contra las paredes o sobre ’los otomanos’ de los burdeles.
Yo comparo mis tiempos pasados con los del futuro que me esperan, ambos me parecen maravillosos. No voy a establecer preferencia a ninguno de ellos. Pero debería denunciar la injusticia que hay en eso de darme a mi tanta preferencia.
Sin embargo, ahora mismo al entrar en mi habitación me pongo un poco ‘pensativo’ aunque no haya encontrado nada para dedicar un reflexión especial. He subido sin alteración por la escalera y ahora voy a abrir la ventana del todo para escuchar algo de música que suena desde un jardín.”



Otro texto de estos que aparentan decir nada y que tantas cosas dicen entre líneas. Kafka confiesa ser responsable de lo que sucede en su calle. Naturalmente no lo es. Es imposible que lo sea. Sin embargo, ¿Por qué acepta una responsabilidad que no pueda tener? La única explicación es la ‘Ironía’. En cualquier caso, serían “los otro” los que al sentirse molestos atribuyan a este vecino paseante que es Franz Kafka toda la responsabilidad por sus males. Es él quien tiene la culpa y Kafka eso ‘lo admite’.
A través de estas observaciones de Kafka se oye un grito:“Si no fuera por este tipo que se ha mudado aquí todo sería diferente. Esa gente lo pervierte todo, son unos ‘sinvergüenzas”, que se vayan.”Escucho una risa burlona, la de Franz Kafka.
Si Kafka olvida alguna vez su estado de judío, su calle se lo estará recordando. Pero él con ironía responde: “Aquí me tienen, estoy de acuerdo.” Contra la fuerza excesiva de un odio colectivo nadie puede enfrentarse. 
Kafka cita el aire limpio después de una tormenta. La sociedad o las sociedades mecánicamente reproducen sus prejuicios obligando al conformismo. Una leve música desde un jardín cercano, eso es lo único consolador. ¿O es falso también? El orgullo del autor es teatral, naturalmente. La ventana abierta no es medio de comunicación sino de aislamiento. Su casa, en el fondo no es suya; su calle, su barrio no son suyos. Los amantes escondidos e invisibles están poblando la fantasía morbosa de un público cursi y dispuesto a juzgar moralmente.
Y él ya no es él. Ante la mirada de su vecindad tiene que hacer como si fuera otro.
Esa mudanza de imagen, esa ‘Verwandlung’–alias “Metamorfosis”-, eso es él.

--- julio  2020
        ed. anavictoria

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