“Porque somos troncos de arboles en la nieve, pareciera que pudiéramos encontrarnos de repente a lo largo tendidos, y que fácilmente podríamos ser deslizados. No, eso no es posible, porque estamos firmemente anclados en el suelo. Para que vea, y eso sólo es una apariencia.”
Esa parábola creada por Franz Kafka para ilustrar quién es él y quienes somos nosotros nos presenta una imagen de invierno. La nieve rodea unos troncos que parecen ser movibles porque la nieve tiene un efecto deslizador. Fácilmente nos cambiarían de un sitio para otro, eso parece. Lo que no vemos es que debajo de la nieve nos encontramos fuertemente enraizados en el subsuelo. Tal vez, esa observación solo sea otra apariencia más. En pocas palabras Kafka diseña lo que piensa sobre la condición humana de vida.
Nada nunca está seguro. Todo es transitorio y expuesto a interpretaciónes. La Verdad de nuestra existencia se encuentra cubierta de nieve. Revelarla sería fácil si no fuera por la fuerte adhesión que nos une al subsuelo y este subsuelo es arcaico, heredado, creado por fuerzas anónimas poderosas. Eso lo sospechamos, porque no conocemos el origen de esa predisposición que nos domina y de la que nunca nos liberaremos.
El lugar donde Kafka nació y donde fue enterrado está plagado de mitos. Para checos, alemanes y judíos ha quedado claro donde debe cada cual enraizarse y como ahí ha de permanecer.
Anclados están en sus mitos de origen y no pueden hacer otra cosa que aceptar como uun destino lo que les pasa. El presente no es más que la continuación de un largo pasado donde se encuentran prescritos las reglas a vivir de cada individuo. Apartarse de eso es simplemente imposible.
Una visita al cementerio judío de Praga nos abriría los ojos ante esa realidad. Y si no hemos aceptado ‘el Golem’ de pronto nos será plausible después. La magia de ese lugar es palpable. Me tocó. ¿Una aparición, una creencia, un mito?
Yo recuerdo un paseo por el puente sobre el río Moldau y recuerdo los versos de Brecht:
(Allí en ese lugar declamé en voz alta las inefables palabras y las ‘Piedras’ escucharon.)
Im Grunde der Moldau wandern die Steine
Es liegen drei Kaiser begraben in Prag.
Das Große bleibt groß nicht
Und klein nicht das Kleine.
Die Nacht hat zwölf Stunden
Dann kommt schon der Tag.
(En el fondo del río Moldau están rodando las piedras / Hay tres emperadores enterrados en Praga / Lo que es grande así no se queda / Y lo que es pequeño crecerá / La noche tiene doce horas / Entonces el día ya vendrá.)
Una preciosa metáfora que actualiza la mirada de Kafka. “Dann kommt schon der Tag.”dice el poema de Brecht.
Este nuevo día, Kafka no pudo entrever ni anticipar. El río de Moldau contradice el pesimismo de Kafka. El río mueve las piedras, las hace migrar; lo que parece de constitución ‘eterna’ es transitorio.
Vivimos dice Brecht;
vivimos muriendo dice Kafka.
Dos ‘verdades’ que se abrazan mutuamente.
f…julio 2020
ed. anavictoria
No hay comentarios:
Publicar un comentario