<<Por todas sus venas está sangrando la montaña, la cubren coágulos, pero las lágrimas brillantes encima de rocas son puro mercurio; pequeños arroyos forman lagunas plateadas, un ‘Mar de Lágrimas’ de los cuentos de hadas. --- ‘Almadén’, más importante que todas las minas de oro de Iberia, esa era la mina de mercurio, proveedora para el mundo entero.
Las damas elegantes romanas necesitaban bermellón para maquillaje. Abdurrahman III – califa de Córdoba - mandó a construir una fuente de luz de luna que era puro mercurio. ----
Todo salió de esa mina ibérica (al-maden- árabe – la mina). Almadén, la mina de mercurio sin otra igual, la más rica del mundo.>>
(Egon Erwin Kisch,[i]Menschen im Quecksilber, Quecksilber im Menschen -Hombres en el mercurio, mercurio en los Hombres)
Existe una historia, hasta hoy no escrita, para ser relatada en color bermellón, color del cinabrio -compuesto del mercurio-.
Sin fulminato de mercurio no hay municiones; el fulminato parió las guerras modernas. Disponer de mercurio durante siglos significaba tener poder, competencia política, dominio, expansión y lograr conquistas. Carlos V tenía que comprar el mercurio a los banqueros Fugger, alemanes; Carlos había hipotecado Almadén con estos banqueros de Augsburgo para cubrir deudas. Las deudas eran por los pagos de soborno a los príncipes electores alemanes para ser elegido como Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano. Y en el siglo XIX era la casa inglesa ‘Rothschild’ la que disponía de esa riqueza singular.
Todo eso y más resume Kisch en su reportaje sobre Almaden esa mina espectacular, reportaje que realizó en el año 1925. La mina de mercurio es altamente contaminante; en la profundidad de la montaña el mercurio similar a un ogro de cuentos se defiende contra intrusos, los envenena y los mata; los mineros no tienen larga vida. Este destino triste lo revela una estadística discretamente escondida.
Fueron los esclavos, los siervos, condenados por herejía quienes ahí dejaron sus vidas.
Y ahora, Kisch observa como sobre la superficie de la mina caminan ‘ancianos’ apenas de edad adulta, enfermos, los que habían bajado jóvenes y fuertes a las entrañas de la montaña para sacar el tesoro guardado.
¿Quién podría creer – dice el reportero – que hubiese hombres libremente dispuestos a entrar al infierno y a dejar ahí salud y vidas? Es la economía. Son los contratos de trabajo naturalmente, la era capitalista ya no necesita cadenas para esclavizar a las víctimas que ‘voluntariamente’ se entregan a la tortura y a su propio suplicio. El tiempo moderno revela la ambigüedad del llamado progreso tecnológico: multiplica la producción multiplicando las muertes.
Para el reportero Kisch, la mina de Almadén es una parábola de la vida moderna de su tiempo. Todo evento indicaba que de esa contradicción fundamental habrían de nacer las graves crisis sociales del siglo XX. Kisch era militante socialista/comunista, volvió a Epaña nuevamente durante la Guerra Civil, acompañaba las Brigadas Internacionales, siempre con el lápiz en la mano: ‘Escríbelo todo’ era la consigna del ‘Reportero Veloz’.
No conozco la mina de Almadén, tampoco sé cómo funciona en la actualidad. La mirada del reportero a través de una larga historia de progreso y sufrimiento es imborrable.
friedrichmanfred y anavictoria mayo 2019
[i]Egon Erwin Kisch (Praga, 29 de abril de 1885 - Ibíd., 31 de marzo de 1948) fue un periodista y reportero de la ciudad de Praga, que escribía en alemán. Participó en la Guerra Civil Española, asistiendo en actividades de las Brigadas Internacionales.
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