<<En una de las cavernas descubiertas en la región de Lascaux se han encontrado tres esqueletos, uno de los cuales tenía el cráneo roto. Incluso en las épocas en las que los hombres eran poco numerosos, seguramente los conflictos y las pasiones apenas si eran menos exasperados que hoy. La historia de Caín y Abel prefigura – en síntesis definitiva – toda la historia humana.—
-- No obstante, persisto en creer que el hombre era entonces más ‘feliz’ que ahora. Estoy incluso seguro de ello.>> (E.M.Cioran, CUADERNOS 1957-1972, Barcelona 2000, p. 66)
-- No obstante, persisto en creer que el hombre era entonces más ‘feliz’ que ahora. Estoy incluso seguro de ello.>> (E.M.Cioran, CUADERNOS 1957-1972, Barcelona 2000, p. 66)
El piadoso Abel asesinado por el envidioso Caín, el ‘primer’ acto asesino de la estirpe de Adán que la Biblia relata; a ese ‘crimen’ inicial seguirán otros... muchos más. Los hombres no pararán de matarse entre ellos; la historia revela esa secuencia sin fin.
Hay gente sabia que nos dicen que es herencia de los avatares de una larga evolución, todo parecía variable en esas mentes lúcidas, menos ese elemento constante durante los milenios: eliminar al enemigo, triturar sus sesos, que se lo coman las hienas. La historia es historia de la violencia que produce triunfo, satisfacción, incluso felicidad. Nuestros ‘primos’ los chimpancés machos la practican habitualmente para lograr sexo. ¿Por qué extrañarnos entonces de los hábitos machos de congéneres que tardaron un poco para ser humanos?