sábado, 22 de julio de 2017

OH Freunde! ¡ OH Amigos!



OH  FREUNDE ¡   ¡ OH  AMIGOS ¡
 a  quién  interese



O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,
und freudenvollere.
Freude! Freude!
¡Oh amigos, no en esos tonos!
entonemos otros más agradables
y llenos de alegría
¡Alegría! Alegría!
Freude, schöner Götterfunken
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.
Alegría, bella chispa divina,
Hija del Elíseo,
penetramos ardientes de embriaguez,
¡Oh celeste! en tu santuario
Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
Y todos los hombres serán hermanos,
bajo tus alas bienhechoras.

¡Beethoven recuérdanos: somos seres humanos
libres e ilustrados!

Somos los herederos de las ideas que se manifiestan en el fragmento citado y traducido arriba.

Friedrich Schiller, el poeta clásico alemán en el año 1786 anticipó el cante de la Marsellesa: escribió alegría y pensaba también en libertad porque la libertad fue la chispa divina que iluminó primero Europa y después la humanidad. La prudencia obligó al poeta a cambiar libertad por alegría: Freiheit  y Freude en alemán son gemelos (libertad y alegría).
Fue Beethoven quien crearía una introducción para el poema de Schiller, forma parte de su Novena Sinfonía que es un cante a la libertad. Beethoven recomienda lo que tenemos que guardar en mente: “¡NO EN ESOS TONOS amigos!”.  (Traducción no literal: “ ¡No nos enfrentemos de ese modo amigos! ”)
No en esos tonos debemos solucionar los problemas que nos acosan; no con esos gestos debemos  enfrentarnos; no debemos volver atrás; atrás del año 1786 cuando el continente paralítico e inmóvil soportaba el peso del autoritarismo de los tronos y los altares. Amigos, vibremos por encima de esos recursos caducos tradicionales.
Todos los hombres serán hermanos, nos dice Friedrich Schiller, lo dice el idealista exaltado. No contemplaba a los hombres como realmente son. ¡Cierto! Reclamaba a ti y a mí, amigo lector, cómo debemos ser y  qué debemos hacer, porque las ideas se cumplen dándoles realidad.
Freiheit y Freude tienen un precio, y este precio es el que debemos asumir y pagar:
O todos, o nadie… esa es la cuestión. No seremos libres si nuestros vecinos se ven privados de libertad por los monstruos históricos que en 1786 comenzaban a ceder y que habían sometido con el látigo de la miseria material, social e ideológica.
Cuánta vigencia adquiere esto de cara a tantos temas actuales de la política internacional!  Por eso amigos, no en esos tonos. No en tonos nacionalistas y proteccionistas que  castigan a unos para privilegiar a otros, (es decir a nosotros los que somos de la nación que castiga). El himno de Beethoven que es el de la UE, es más que protocolo, es un deber a cumplir. Nadie ha dicho que los deberes tienen que gustar. Pero, Freude, alegría ganará quien ponga el pie en el futuro y perderá quien pisa sólo el pasado por creerlo más seguro.
Seremos hermanos solamente si así lo deseamos con toda nuestra fuerza racional y con nuestra fantasía y con nuestras artes.
¿Así ha de ser?

friedrichmanfredpeter  julio  2017
edición   anavictoria

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