(la foto evita mostrar caras para destacar “moda”
impersonal)
¿Por qué el cambio de estilo, de atuendo en las
juventudes de derecha “alternativas” alemanas?
¡Las ideas son las mismas: autoritarias! Las
emociones, bordeando el resentimiento.
¿Se trata caso de una actualización de los viejos
demonios?
Según el historiador Rolf Peter Sieferle[i]
, Adolfo Hitler – --- “definiría para siempre la posición complementaria para alemanes y para
judíos en el mundo como relación específica: son pueblos seleccionados y
elegidos por él para un idéntico trauma histórico, de dos caras:
1.
Positivo:
el pueblo judío
2.
Negativo:
el pueblo alemán.
De acuerdo esa definición los crímenes cometidos por el nazismo
alemán a través del personaje Adolf Hitler han concebido para siempre las
imágenes de dos pueblos: el judío y el alemán. El primero víctima, el segundo
victimario. Todas las acciones que nazcan en estas dos variantes compensatorias serán
buenas por un lado y malas o por lo menos sospechosas por el otro.
Observando el panorama político del día es innegable que el Holocausto
ha dejado una sombra que perdurará. Alemanes
y judíos no podemos liberarnos de ello. Nunca más serán “normales” estas
relaciones y parecería increíble, equívoca
que en el año1932 el profesor
Neumann de la Universidad de Frankfurt hubiera declarado: “Los alemanes entre todos los pueblos del
mundo son los menos antisemitas.”
El profesor Neumann era judío y logró escapar con suerte de la
persecución nazi. Había vivido confiado en que los “alemanes” no podrían
cometer actos bárbaros ningunos.
No es de extrañar que a partir de la recuperación de su
soberanía después de la segunda guerra, en Alemania se moviesen todos los gobiernos tras el objetivo
de escapar de esta sombra oscura.
Así, por ejemplo, en Alemania negar el asesinato de millones de
judíos europeos durante la era nazi constituye delito.
Con el estado de Israel,
Alemania mantiene una relación de apoyo político y económico desde la fundación.
Todos los gobiernos alemán ha
manifestado solidaridad incondicional con Israel. Sin tal apoyo, opinan muchos,
Israel no hubiera podido sobrellevar su precaria existencia rodeado de enemigos árabes.
Sin embargo, diversidad de grupos sociales -organizadas o
espontáneas- en Alemania han mostrado una franca oposición a tales políticas,
poniendo en duda que esa sea una responsabilidad histórica del país. Durante
muchos años las oposiciones fueron marginales y principalmente callejeras
ruidosas, vistas por la mayoría como fanáticas, con escasa o nula
representación política en los parlamentos regionales; al Bundestag, en el parlamento central, nunca entraron.
Exhibiendo símbolos nazis se acercaron al Nazismo
constituyéndose poco a poco en sus herederos: Neonazis.
La situación cambió cuando Alemania recobró la soberanía
completa en 1989 con la reunificación de la nación y sobre todo durante la fase
de inmigración masificada de refugiados de las guerras del Oriente Medio. Estos
inmigrantes presentan un cuadro cultural distinto a las costumbres europeas. La
inicial y maravillosa solidaridad de gran parte de la población alemana con la gente
perseguida pronto cambió en sospecha y aversión.
“Son diferentes, genio y modales por parte de la cultura
musulmana, impedirán su integración”, se decía. Sobre la punta de este “Iceberg
social” y capitalizando los temores de sectores de la población se colocó un
nuevo partido político, como surgido de la nada (AFD). Esa autodenominada
“Alternativa para Alemania” pronto consiguió un amplio apoyo social y con
seguridad pronto entrará en el parlamento central con más de 10 % de votos. Esa
nueva “extrema derecha” está cambiando el discurso político en el país porque
logra votos de descontentos de todos los sectores sociales. En tal sentido no
se trata de la clásica decimónica “Derecha” histórica.
No paran de declararse contrarios y distintos a los neonazis ideologizados
y vulgares, escorias del pasado. Su atuendo corporal presume de actualidad,
modernidad ; representación de un “movimiento” popular, dispone de verdaderas
respuestas a las inquietudes del pueblo alemán al que conciben como sagrada
etnia sublime. Sacudirse las sombras del pasado reciente es su meta y acerca del nazismo, negando verdades
incómodas de la historia, poniendo en duda lo que no les convenga.
Una poderosa fuente de “reclutas” se encuentra en las zonas
menos prósperas del este, en las regiones de la desaparecida RDA comunista.
Medio siglo de doctrinas, primero nazi, luego comunista, absorbidas desde la
infancia hasta la edad mayor, ha dejado un
residuo de inesperada inmadurez. Al aplaudir la reunificación del país,
no asimilaban el aumento de la responsabilidad individual que eso incluía.
Mentes colectivizadas huyen
del precio de la libertad aunque la hayan solicitado a
gritos. Perder la habitual “protección” oficial de cuerpo y
mente significaba un esfuerzo inesperado. Muchas personas comenzaron a vivir
esa libertad no como chance, oportunidad, sino como “perdida”. La experiencia
con regímenes totalitarios no les pareció tan mala, poco a poco se esfumaron
los recuerdos malos para ser
reemplazadas por suaves y dulces recuerdos de una infancia protegida y guiada.
¿Para qué tanta libertad? pensaron. Y es cierto, muchos ¿para
qué la querían?
No es de extrañar de entre esa masa humana se encuentra fácil
eco el clamor contra extranjeros, exponentes de otras culturas, en fin todo ser
extraño les es sospechoso. Dictaduras ideológicas no se borran fácilmente.
Sobre todo porque en el caso de Alemania oriental faltaba el contrapeso que es el
enraizamiento en
una vida cristiana contrario a la vecina Polonia. Por eso , la
AFD lo tiene fácil encontrar adeptos en esta región donde ya no es raro
encontrar lideres entre profesionales de la educación. Un cuadro muy peligroso
se presenta: nacionalista, localista, xenófobo y antieuropeo.
Además, su perspectiva es tanto nacional como internacional; se
acercan explícitamente a personajes de la política europea como Marine Le Pen o
Geert Wilders. Su ejemplo admirado es
Donald Trump, descendiente de inmigrantes alemanes en EEUU.
El programa político novedoso se reduce, hasta donde he podido
investigar, al tema de impedir que continúe la inmigración a Alemania porque
Alemania junto con EEUU son las naciones del mundo que reciben el más alto número
de inmigrantes. Lo que muchos defienden como necesario para una nación de
industria moderna y creativa, ellos la llaman un peligro que hay que combatir.
Los políticos en el Este de la Comunidad Europea con sus
políticas de aislamiento antieuropeo son indirectamente sus aliados.
Así las cosas para encontrar apoyo social para su programa
xenófoba están cambiando de imagen y comienzan a “vestirse de seda” como
demuestra la foto al inicio de este texto.
Relativizar los crímenes nazis es un baluarte de su
autodefinición. No son ya sobrevivientes de la Segunda Guerra: sus edades
oscilan entre los 20 y 40 años. Sus años
vitales fueron marcados por la prosperidad del país, no sufrieron daños ni
persecución, son hijos del bienestar social que formulan su protesta en el
nombre de un ficticio patriotismo. Simplemente no quieren compartir la buena
vida con otros.
Es un vulgar egoísmo y una creencia de superioridad que los
eleva por encima de los demás mortales. Su generosidad es tan grande como el
agujero en la cajita de las limosnas, así los describiría Heinrich Heine, si
los pudiera ver.
Me avergüenzan tales representantes que son la mascarada
completa de una sociedad opulenta, pero provinciana y restringida. “Somos el
pueblo” suelen gritar sus seguidores. Conocemos la connotación negativa y
peligrosa del término “VOLK” en alemán.
Yo, antes de ser “pueblo” soy persona, ellos no al parecer.
fmp junio de 2017
[i] Finis Germania von Rof
Peter Sieferle ist von einem fast zwanghaften Determinismus beseelt: Hitler sei
es "für alle Zeiten" gelungen,
"den Deutschen und den Juden eine komplementäre Sonderrolle" in der
Welt zuzuweisen. Es gebe ein "positiv auserwähltes Volk", nämlich die
Juden, und ein "negativ auserwähltes Volk", die Deutschen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario