jueves, 20 de julio de 2017

Wer sind wir? ¿Quiénes somos?

Wer sind wir?  ¿Quiénes somos?
      ¿Cuál es nuestra identidad?

¿Quiénes somos y cómo podremos mantener lo que somos?
Esa cuestión está manteniendo en alarma a los nacionalistas franceses actualmente; y la misma cuestión provoca una masiva afluencia de adeptos a la causa del fundamentalismo islámico.
“Nacimos en medio de dos culturas”, eso afirma un joven djihadista francés al referirse a su experiencia: “ En Francia nos llaman hijos de inmigrantes; en Marruecos somos hijos de extranjeros. Somos una generación sin raíces, sin punto firme de referencia. En el principio hemos tratado de integrarnos. Personalmente  he tenido todo el apoyo que un inmigrante joven puede desear. Sin embargo hay esa frontera insuperable: Soy árabe y vivo en un suburbio, en el “banlieu”.

Si esa barrera no existiera podríamos habernos convertido en infieles. Si hubiéramos podido fundirnos en este medio, igual que los franceses, probablemente no habríamos intentado ir más allá. Por eso, nuestra identidad es el Islam que no conoce fronteras. El Islam nos ha devuelto nuestra dignidad, nuestro orgullo, porque Francia nos ha despreciado.”




“Los americanos que vivían en el Irán mostraban una superioridad y autocomplacencia chocantes  exigiendo respeto y sumisión de todo iraní, y eso desde el simple limpiabotas hasta el Shah. El modo de vivir de los americanos era considerado el ideal y la meta principal. La cultura popular americana invadió nuestro país como una avalancha. Esa agresión cultural tuvo que provocar nuestra respuesta porque hirió nuestro honor e identidad. Nos preguntábamos, dónde estaría un lugar para la cultura nuestra.” ( Massoumeh Ebtekar, dirigente estudiantil y posteriormente mujer vicepresidente en el Irán)
  --- Citas cogidas  y traducidas del libro recién publicado por la WBG alemana: Kerstin Knipp, Nervöser Orient ---

Un fantasma recorre toda Europa, el Oriente Medio, tal vez el mundo entero.
Las citas arriba expuestas dan testimonio a esa profunda inquietud, inesperada por cierto. Todos que lográbamos sobrevivir las catástrofes del Siglo Veinte, frutos de ideologías nacionalista y racista, pensábamos que eso estaría acabado para siempre.
¿Qué importaba una cuestión marginal como la identidad cultural? ¿No habíamos logrado dominar los fantasmas del ayer? ¿No fueron descartados los fanatismos de todo color y para siempre?
¡Por fin, la paz; por fin se acabaron las ideologías sangrantes!  Dos fechas memorables pondrían final a ese derroche de proyectos políticos consumiendo carnes humanas: los años 1945  y 1989. Ambas fechas viendo Alemania en el centro de las operaciones: La derrota del nazismo, la caída del muro de Berlín.
¡Por fin, comenzaría una nueva era, de un mundo renovado por los derechos humanos y por un progreso pragmático! Eso pensábamos.
Nos equivocamos. No ha sido así.
Renacieron los viejos fantasmas, los de siempre, el bienestar no se generalizó, millones de individuos quedaron descontentos y resentidos. Y la llamada a la revancha nuevamente tiene seguidores.
Al contrario de muchos comentaristas no creo que esto sea debido principalmente a conflictos entre religiones y culturas. No es el Islam que radicalizó estos recién conversos o creyentes. Es al revés, su fe se refiere a la suma de actividades recomendadas en esa sagrada escritura del Corán. Ignoran que cada palabra tiene amplios márgenes de interpretación. Su fe es la aplicación directa y violenta de una voluntad que llaman divina, sin admitir interpretaciones, es pura ideología. Estudiosos del Islam afirman que el Islam practicado en el siglo XIV, por ejemplo en Andalucía – España, ha sido más “moderno” que el que manifiestan los seguidores actualmente. El conflicto principal es la insatisfacción de los individuos  y grupos con su estado social. No se trata de luchas de clases sociales. Es la globalización y la crecida demanda a la perfección y a la conformación que provocan esa recaída. Es el ambiente idóneo para toda especie de sádicos y enfermos mentales que surgieron de la frustración y del resentimiento colectivo.
¿Hasta dónde llegará eso?
Es difícil de prever: Quedarán muchos años llenos de atentados y con toda clase de violencia bárbara porque adversarios se alimentan mutuamente de argumentos para provocar explosiones de odio.
¿Remedios?  No están a la vista.

friedrichmanfredpeter   julio 2017

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