Wer sind wir? ¿Quiénes somos?
¿Cuál es nuestra identidad?
¿Quiénes somos y cómo podremos mantener lo que
somos?
Esa cuestión está
manteniendo en alarma a los nacionalistas franceses actualmente; y la misma
cuestión provoca una masiva afluencia de adeptos a la causa del fundamentalismo
islámico.
“Nacimos en medio de dos
culturas”, eso afirma un joven djihadista francés al referirse a su
experiencia: “ En Francia nos llaman hijos de inmigrantes; en Marruecos somos
hijos de extranjeros. Somos una generación sin raíces, sin punto firme de
referencia. En el principio hemos tratado de integrarnos. Personalmente he tenido todo el apoyo que un inmigrante
joven puede desear. Sin embargo hay esa frontera insuperable: Soy árabe y vivo
en un suburbio, en el “banlieu”.
Si esa barrera no existiera
podríamos habernos convertido en infieles. Si hubiéramos podido fundirnos en
este medio, igual que los franceses, probablemente no habríamos intentado ir
más allá. Por eso, nuestra identidad es el Islam que no conoce fronteras. El
Islam nos ha devuelto nuestra dignidad, nuestro orgullo, porque Francia nos ha
despreciado.”
“Los americanos que vivían en el
Irán mostraban una superioridad y autocomplacencia chocantes exigiendo respeto y sumisión de todo iraní, y
eso desde el simple limpiabotas hasta el Shah. El modo de vivir de los americanos
era considerado el ideal y la meta principal. La cultura popular americana
invadió nuestro país como una avalancha. Esa agresión cultural tuvo que
provocar nuestra respuesta porque hirió nuestro honor e identidad. Nos
preguntábamos, dónde estaría un lugar para la cultura nuestra.” ( Massoumeh
Ebtekar, dirigente estudiantil y posteriormente mujer vicepresidente en el
Irán)
--- Citas cogidas y traducidas del libro recién publicado por
la WBG alemana: Kerstin Knipp, Nervöser Orient ---
Un fantasma recorre toda
Europa, el Oriente Medio, tal vez el mundo entero.
Las citas arriba
expuestas dan testimonio a esa profunda inquietud, inesperada por cierto. Todos
que lográbamos sobrevivir las catástrofes del Siglo Veinte, frutos de
ideologías nacionalista y racista, pensábamos que eso estaría acabado para
siempre.
¿Qué importaba una
cuestión marginal como la identidad cultural? ¿No habíamos logrado dominar los
fantasmas del ayer? ¿No fueron descartados los fanatismos de todo color y para
siempre?
¡Por fin, la paz; por fin
se acabaron las ideologías sangrantes!
Dos fechas memorables pondrían final a ese derroche de proyectos
políticos consumiendo carnes humanas: los años 1945 y 1989. Ambas fechas viendo Alemania en el
centro de las operaciones: La derrota del nazismo, la caída del muro de Berlín.
¡Por fin, comenzaría una
nueva era, de un mundo renovado por los derechos humanos y por un progreso
pragmático! Eso pensábamos.
Nos equivocamos. No ha
sido así.
Renacieron los viejos
fantasmas, los de siempre, el bienestar no se generalizó, millones de individuos
quedaron descontentos y resentidos. Y la llamada a la revancha nuevamente tiene
seguidores.
Al contrario de muchos
comentaristas no creo que esto sea debido principalmente a conflictos entre
religiones y culturas. No es el Islam que radicalizó estos recién conversos o
creyentes. Es al revés, su fe se refiere a la suma de actividades recomendadas
en esa sagrada escritura del Corán. Ignoran que cada palabra tiene amplios
márgenes de interpretación. Su fe es la aplicación directa y violenta de una voluntad
que llaman divina, sin admitir interpretaciones, es pura ideología. Estudiosos
del Islam afirman que el Islam practicado en el siglo XIV, por ejemplo en
Andalucía – España, ha sido más “moderno” que el que manifiestan los seguidores
actualmente. El conflicto principal es la insatisfacción de los individuos y grupos con su estado social. No se trata de
luchas de clases sociales. Es la globalización y la crecida demanda a la
perfección y a la conformación que provocan esa recaída. Es el ambiente idóneo
para toda especie de sádicos y enfermos mentales que surgieron de la
frustración y del resentimiento colectivo.
¿Hasta dónde llegará eso?
Es difícil de prever: Quedarán
muchos años llenos de atentados y con toda clase de violencia bárbara porque adversarios
se alimentan mutuamente de argumentos para provocar explosiones de odio.
¿Remedios? No están a la vista.
friedrichmanfredpeter julio 2017
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