martes, 26 de julio de 2016

Sucesos raros - 2 -

                      ( bajo el Sol Caribe)
***Sucedió que le hicieron esa oferta: Oficio de Pastor de la comunidad evangélica alemana en la ciudad de Bogotá. Y nuestro Pastor recién ordenado se encontraba en Alemania; tiene un nombre, pero lo he olvidado. Sin embargo nunca olvidaré lo que pasó después y fui testigo de la última fase de un episodio memorable.

P. aceptó y con eso comenzó su aventura. ¿Cómo llegar al lugar que le tenía preparado su destino? Imagínense  las condiciones de transporte "normales" en los años setenta del siglo pasado: Impagables para un pastor recien ordenado. ¿Qué decidió hacer? Pues, montarse en la pequeña lancha que había heredado de su padre y que había sobrevivido a una u otra actividad militar en la Segunda Guerra mundial.




¿Resistirá? se preguntó él, ¿resistiré yo? pensó después. En la ciudad española de Cádiz se montó en el bote, poco más de cuatro metros de largo y menos de un metro de ancho. Hasta Cádiz le había llevado el tren e iba cargado de provisiones y de todo lo imprescindible que había considerado el mínimo necesario para viajar haciendo uso de la brisa que solía soplar durante los meses que fueron proyectados para viajar y para llegar a Barranquilla, puerto del mar Caribe.
Su embarcación era un Faltboot, un bote desarmable que se movía a remo o con ayuda de un pedazo de vela montable. Todo eso lo ensambló minuciosamente bajo la mirada atónita de espectadores en una playa de Cádiz.
--¿No sintió usted miedo? le pregunté.
¡Claro! me contestó.
--Pero usted tenía la fe, dije.
Eso no estaba tan claro, me contestó.
--¿Por qué no? es usted un profesional del tema ¿ o no?
 --Estudié teología, es cierto, pero me faltó la seguridad.
--¿Qué seguridad?
--¡Toda, quería saber si Dios realmente existe y se preocupa de mi!
--¡Vaya un reto, difícil de superar! Se podría interpretar como acto blasfémico. Dios puede estar ocupado con problemas más importantes; recuerdo haberle dicho
--Pero Él fue el único problema para mi.
¿Y eso después de cinco años de estudios de teología?
--Precisamente por eso.
¿Pero qué opinaba su familia, qué dijo la novia?
--No supieron nada, no se enteraron.
--Pero tenía usted que tener una referencia, algo que motivó esa valentía.
--Sí, claro, Cristobal Colón también ha logrado cruzar el  mar y llegó.
Seguramente le han dicho que usted estaba loco.
--Yo a mi mismo me lo dije.
Y llegó usted, acabo de verlo de recibirlo, de felicitarlo, tuvo usted más suerte que uno puede imaginarse, como cuando toca el gordo de la Lotería.
-- No -- fue Dios quien lo hizo.
Ya veo que son ustedes unos privilegiados, los teólogos.
---- Risas.

Y así pasó; no habló de los peligros, de la escasez de agua y de provisiones, del descanso preliminar en islas del Caribe. La fuerte brisa le llevó seguro y directo hacia donde había querido llegar. De Barranquilla, donde le encontré, se fue a Bogotá. No supe más de él ni sé qué hizo con el bote, este transporte precario que le había traido… aunque él lo negara, porque siendo buen cristiano y sucesor de apostol estaba convencido que lo había traido Dios o uno de sus ángeles de rango mayor. Los alemanes tienen una relación especial con el Arcángel Miguel. No me cabe duda que algun servicio especial ha sido ejecutado en este caso.
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***Sucedió que otro alemán se había montado sobre una pequeña embarcación, un pequeño velero en la ciudad de Cádiz. Sucedió eso apenas terminada la Segunda Guerra Mundial y cuando toda emigración estuvo vedada para alemanes de todo color político, género o edad. Alemania estaba dividida en sectores y ocupada por las potencias vencedoras sobre la Alemania Nazi. Sin embargo,  Herr Ernesto B. piloto capitán de avión logró pasar de Alemania a Francia y de Francia a España. Su verdadera intención era volver a Colombia donde había vivido antes piloteando aviones de la compañía Scadta que debido a varias vueltas hoy se llama Avianca. Años antes, B. había regresado a Alemania para alistarse como voluntario a la "Luftwaffe", la Fuerza Aérea del Tercer Reich. Siendo piloto, su primer empleo fue llevar una JU 52 - avión de transporte militar de Alemania a España durante la Guerra Civil Española, acción esa dedicada a la Legión Condor, cuerpo de expedición alemana al lado de las tropas de Francisco Franco. B. conocía España, hablaba español y se movió en este país con familiaridad. Nunca tomó parte en ninguna actividad bélica, transportaba materiales.


Siempre destacaba este hecho en nuestras  largas conversaciones:

¿No tuvo usted nada que ver con la guerra alemana contra Inglaterra?
-le pregunté - nosotros siendo niños en el colegio cantábamos: "Und wir fahren, und wir fahren, und wir fahren gegen Engelland!" (Realmente en la fantasía fuimos submarinistas, los torpedos nos fascinaban y todos soñábamos ser capitanes bajo el agua y torpedear a  la armada  británica[1].)
---No llegué hasta Inglaterra-- me contestó -- mi avión fue abatido por un avión caza inglés. Caímos al mar, yo sobreviví, fui rescatado por un guardacosta británico y pasé el resto de la guerra en un campo de prisioneros para alemanes.
¿Y lo de Colombia.. por qué volver?
---Era mi vida, ¿qué podía hacer en una Alemania sin aviones?
¿No fue difícil llegar a España en estas circunstancias?
---Claro, tuve que buscar un contrato de trabajo en una mina de carbón francesa para poder cruzar aquel país.
¿Entonces, un minero?
---Por una temporada, sí.
¿Y navegar de Cádiz a Barranjquilla en un velero de apenas diez o quince metros de largo, no fue complicado?
---Yo no iba solo a bordo; además yo entiendo de navegación.
¿Pensó usted en Cristobal Colón?
---No, en ningun momento, él seguramente estaría muy asustado porque no sabía a dónde viajaba.
Risas.

Ernesto B. llegó a Barranquilla y se quedó en esta ciudad. Yo llegué mucho más tarde, también montado sobre un barco, pero sobre un barco de verdad cargado de máquinas y de cementos, con unos pocos pasajeros a bordo. Mi viaje fue pasivo: me transportaron otros, máquinas y hombres. ¿Será por eso que todavía no he llegado del todo?

friedrichmanfredpeter  julio 2016



[1] Ningún niño es pacifista - me avergüenza admitirlo.

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